¿Tras un órgano común permanente…?

La abolición de la propuesta de «órgano común permanente» con la CAV, fue para los instintos iconoclastas del antibasquismo de D. Miguelico prácticamente una declaración de principios. Estos días, los medios han elucubrado sobre sus compadreos con los presidentes de Aragón y de La Rioja. Aseguran los acólitos del corellano, que eso de un órgano común permanente con tales autonomías no parece estar en la agenda. ¿Pero quién sabe, caso de ser reelegido Miguelico y reconfortado con nuevos ímpetus, hasta donde podría llegar su reto con pose de jota brava? A estas alturas nadie se iba a extrañar de que antes de contaminarse con los bascos, se montara su órgano común hasta con Zimbawe.

Que los gobernantes entablen relaciones con los políticos de distintos países, es elemental, un factor «sine qua non» en cualquier sistema democrático. Nada pues que reprochar a D. Miguel, porque en aras de buscar mejoras para todo el pueblo nabarro

-¿alguien lo duda?-, se confabule y celebre ágapes con sus epígonos y colegas de otros lares.

Y es que hoy hay que moverse. Tenemos al agro nabarro en franca regresión. Productos estrellas como el espárrago, el pimiento, las hortalizas etc, están pasando a mejor vida bien por no encontrar mercados o por una pésima comercialización. Dicen los técnicos, que estos últimos gobiernos han conducido desastrosamente estos temas.

¿Estará el presidente nabarro negociando con riojanos y aragoneses nuevos espacios, nuevos canales de comercialización? Quizás esté tratando de colocarles nuestros excedentes de vino… Ya sabemos que nuestro presidente si se lo propone… Pues no es tenaz ni nada… Es que es evidente… una vez construida la autovía del Camino, nada impide engranar el eje Burgos, Logroño, Pamplona, Dax… y de ahí ya, a la ancha Europa. Máxime cuando lo del tren de alta velocidad es un «embolao» estando de por medio bascos y ecologistas…

Quizás sea un buen momento para, una vez acabado el canal de Navarra, ofrecer a nuestros vecinos toda nuestra capacidad cementera…

Pero sin duda lo más importante podría ser la oferta cultural que pudiera surgir de este «hermanamiento». La que puede presentar Pamplona no es que sea amplia, pero eso sí, ofrece calidad. Ya se sabe el Baluarte, los Sanfermines, los festivales de jota etc (lo de etc no es más que un mal prurito). Lo que puedan ofertar las otras comunidades tampoco creo que sea nada desdeñable…

Sin duda sería imperdonable silenciar a la Universidad de Nabarra. Inútil resultaría no mencionar ese prestigio (y esa orgía de plata y de vellón, para respirar en sus aulas) que la han convertido en un centro de élite. Y en el mismo sentido la clínica universitaria. La nobleza hispana sabe que nada tiene que envidiar a las instituciones clínicas de Houston.

Hombre, la hermandad con La Rioja de todos modos a «un buen navarro» (¿pensará el eminente corellano…?) ha de caerle simpática. No en vano Nájera fue corte y cuna de nuestra monarquía. No en vano fue en Logroño donde las tropas del Duque de Nájera se acantonaron (en el futuro los acantonamientos en esa plaza ya serán habituales) para terminar en Noain con los invasores franceses y los «cuatro abertzales» revoltosos que les acompañaban.

España (para UPN), necesita a una Navarra que cohesione las culturas del entorno del «iberus flumen» a fin de contener la agresividad expansiva basca. Pueblos, por otra parte, con algunos rasgos culturales y etnológicos profundamente identitarios como lo demuestran la pasión por la jota, la costillada o el calderete. Y lo del calderete no es algo baladí, esta costumbre tan enraizada en estas comunidades (al parecer tan imprescindibles para el bueno de Sanz) nos debiera hacer pensar en la existencia de un «homo calderetensis». (Ya me fastidia despertar la liebre… a ver si vamos a estar dando ideas a los antropólogos de EUNSA)

Pero sin duda lo que podría dar entidad a este consorcio político, pudiera ser el carácter «constitucionalista» de sus integrantes. Porque «el ser constitucional» (lo mismo me da que sea la Pepa o la del PP) ahora parece ser el grito de guerra de la derecha.

Y es que nunca acabaremos de asimilar la capacidad mimética de la derecha española. Hace unos pocos lustros se arremolinaban en torno al palio del dictador, ahora son demócratas de toda la vida. Ellos sabrán las constituciones que en tiempos pasados arrojaron a la hoguera. El hecho es, que ahora vociferan cual fieros guardianes de la «sagrada carta magna».

De todos modos, algo de perversión, incultura o ambas, ya tienen. ¡Pretender tildar de anticonstitucionalista al pueblo basco, que tal vez sea el primero en Europa en gozar de una constitución! (Nuestro fuero general se recopiló 5 siglos antes de que se promulgara la Pepa).

En cualquier caso nada que oponer. Si las huestes antibasquistas de UPN, quieren instaurar el «órgano común de nuevo frente», que el Venerable Marqués les bendiga. Eso sí, que no sea a base de «chingar» las arcas del reino, que según las malas lenguas, deben de andar ya bastante escocidas.

Quizás la movida se reduzca a puros escarceos, quizás… Pero como amenazan tantas veces, pues que casi nos gustaría presenciar la faena. Pero me temo que va a ser lo que decía mi aitona, ¡quiá!