Navarra, política o simonía

Porque si la voluntad del pueblo es sagrada, la venta de esta voluntad por los mercenarios de la política bien podría considerarse una especie de simonía. Y todo ello, en días en que nuestra susceptibilidad hacia los partidos es total. Y en un momento en que sus aparatos, pura dictadura, se han fagocitado cualquier elemento democrático, la responsabilidad, la autonomía ética y la libre decisión de sus afiliados.

José Ramón Martinez, edil de Sartaguda, es un soplo de oxígeno, pura honestidad, que nos hace soñar en que en nuestra sociedad todavía hay revulsivos para la regeneración social. Es la valentía moral que precisa un político para entregarse a quien le ha votado. No a las instancias que pretenden imponer el interés del partido a las exigencias de los ciudadanos.

Ya lo hemos dicho, hoy día los partidos políticos ya no son instrumento de progreso. Son máquinas viejas, improductivas, mantenidas con enormes costos sociales. Puras empresas, donde se acomodan vividores, progres de corbata, ganapanes… Gentes aburguesadas que son una rémora para romper la dinámica del neoliberalismo y de la globalización. Los partidos ¿cumplieron su misión? Requiescant in pace.

No es preciso hablar del PP y sobretodo de sus monaguillos de UPN; son bien conocidos y, la verdad, es bien de agradecer. Siempre han tenido las cosas que les cohesionan bien claras, como las tuvo el franquismo. Poder económico, jueces y cobertura legal para sus pelotazos económicos, sumisión y a cambio fuertes asideros en la corte, enorme cobertura mediática… Y por supuesto ese hipócrita discurso de salvaguarda de una moralidad rancia y tramposa. Con éstos sabemos a qué atenernos los navarros que aspiramos a la soberanía. Los navarros «que serán lo que ellos quieran ser» dentro del marco de los derechos humanos. En definitiva ahí está, «al pir-pir», el pulso entre los nacionalistas españoles y los soberanistas nabarros.

El busilis está en poner de una vez por todas al PSN (eso de «PSN» sí que resulta fantasmada), en su sitio. Sólo han servido, en Navarra, para despistar al personal. ¿Izquierdas…? ¿De qué? Han robado, han apoyado a una de las derechas más recalcitrantes, han vendido nuestra identidad siempre que les ha convenido, han despreciado -por lo menos sus dirigentes- nuestra cultura baska siempre que les ha apetecido… ¿Alguien puede decirme si recuerda alguna ocasión en que el PSOE navarro haya puesto el puño sobre la mesa para rescatar alguna de nuestras competencias perdidas? Pusilánimes, sumisos y siempre con el teléfono mirando a Ferraz. Son tan nacionalistas españoles y tan olvidados de nuestra Nabarra como UPN.

El trapicheo del ayuntamiento de Iruña, a muchísimos nabarros nos ha resultado más que infumable, vomitivo. No se trata únicamente de que «los apestados de ANV» sean tan legales como los propios ediles del PSOE. Ellos mismos los pasaron por su infame tamiz. Aquí no se entiende que den carta de honradez personajillos de un partido que con la mayor naturalidad se amanceba con criminales. Me explico. Criminales son los del Gal, el franquismo y toda su descendencia, los impulsores de la hecatombe de Irak, etc., etc.

Pues eso, que nunca hemos visto hacer ascos a muchos de estos ínclitos socialistas a la hora de pactar, conchabarse o cenar juntos, con la derechona (caso de que no sean los mismos con distintos collares) «¡Que no se llevan el canto un euro!», me decía un buen amigo…

Hoy, a la hora de hacer un pacto con visos de moralidad, si hemos de hacerlo con el PSN o lo que sea, pongamos la cartera a buen recaudo…

Y la verdad, visto lo visto, en semejante coyuntura, ¿ya interesa a Nafarroa Bai entrar tan cautiva al gobierno? Yo no entraría con semejantes compañeros de viaje. En el zoko más impensado te venden. Es lo único que han sabido hacer, vender, comprar o comerciar con nuestro pueblo. Eso lo tenemos comprobadísimo quienes desde la instauración de la seudo democracia y seudo estado de derecho hemos seguido sus pasos.

Si en aras de la dignidad los abertzales hemos de mantenernos en la oposición, aurrera. Esperemos que el pueblo nabarro espabile alguna vez y ponga en su sitio a esta desalmada «progresía».