Agramonteses y beamonteses…

Oñacinos contra gamboinos, isabelinos o cristinos contra carlistas, carlistas contra nacionalistas y republicanos. Franquistas contra nacionalistas, constitucionalistas de salón contra soberanistas… «Divide et vinces». Madrid cocina su viejo caldo con los vascos bien enfrentados. Los jelkides contra batasuna, ésta contra los demás y ETA desquiciándonos a todos y suministrando generosas bazas a la monarquía. Desesperante encrucijada para los patriotas vascos que, hartos de partidismos, siguen aspirando al estado vasco.

Nuestras ancestrales rivalidades nos perdieron. Momento en que aparecieron los Torquemadas, las servidumbres vergonzosas, Marotos traficantes de nuestra soberanía. Y nos impusieron jueces extranjeros para ilegalizar todas la insurgencia patria y tricornios para envilecer y torturar nuestros cuerpos y almas. Ningún problema para que el Espartero de turno nos despoje de nuestras leyes y se cisque en nuestros apellidos. Nosotros seguiremos empecinados en nuestras reyertas familiares, cuando no sonriendo al invasor.

Entraron como bestias a la casa del padre. Quemaron todas las memorias y arrojaron el patrimonio a los muladares. Malos son los vecinos con los que ha topado nuestro pueblo. ¡Que personaje tan poco sospechosos de filovasquismo como el tal Pérez Reverte haya de flagelarse ante la triste figura de su España: «España figura por derecho entre los países mas incultos de Europa» (sic)! La «puta madre patria» la llaman muchos mexicanos y otros sudamericanos.

Carlos Tena la desnuda: «Patria de intrigantes criminales como los que en su día apoyaron el frustrado golpe contra Chávez (…) Manipuladores que trabajan en Miami para derribar a Castro (…) Psicópatas agazapados en esa extrema derecha en constante apología del terrorismo franquista (…) La del sempiterno retraso en todos los avances políticos (…) La que nunca llega a comprender y aceptar que es la libertad».

Andan a la caza de un himno nacional. Difícil tarea si no versifican vaguedades y estupideces, con mucha sangre y grana, sobre la España, «la que no hay más que una». Pero, claro, ¿Qué efemérides iban a cantar ante el mundo mundial? Las de un soldado de fortuna con visos delictivos como el Cid escachamoros? ¿Las del falsario Fernando el católico, invasor de Navarra, jefe del saco de Roma y primer responsable del genocidio colonizador? ¿La inquisitorial en cuyas sacristías se gestó y se gestan tantos crímenes, tanta involución?

¡A ver dónde van a vender sus duques de Alba, sus estrafalarios monarcas, a Franco! (¡El si tenía su himno!). Difícil país donde lo grotesco (personajes tipo Ansar) se confabuló con lo trágico, lo cutre, el alma bandolera, la violencia invasora. Difícil himno para un mundo tan estrambótico. No van a tener más remedio que seguir musicando «la-la-las».

Es así que esta España, un imperio expulsado y despreciado por todos los países que colonizó, hoy por hoy tiene en sus manos los destinos del pueblo vasco.

Basconia, si un día quiere recuperar el estado navarro, necesita menos apostólicos, menos Muñagorris, menos liberales fueristas: PNV, EA, Aralar, ANV, EHAK… Nora zoazte? Demasiados caminos cuando este pueblo necesita urgentemente una sola y potente voz soberanista.

¿Que los dirigentes del PNV, están muy cómodos cautivando a los dirigentes de la corte y que su soberanismo queda en entredicho? ¿Que ETA y su entorno se aferran a su furor apostólico? ¿Que los demás desvariamos? Pues en el interín, dispongámonos a soportar «in aeternun» las arrogantes soflamas de los arlequines del estado de derecho y de los fanáticos franquistas.

Muchos nacionalistas tiempo ha «nos piramos» de la dictadura (cuando no del mejunje y el cohecho) del aparato de los partidos. Este hecho no significa que hayamos renunciado ni a las ideas, ni a la lucha. Este alejamiento de los tejemanejes partidarios nos sitúa como en un otero. Perfecta atalaya para observar con especial nitidez los codazos, inoperancias y trapacerías de los políticos.

Nos dirán que nuestra actitud está ayuna de compromisos. Falso. Pregunten a la gente: ¡a ver cuántos piensan que es el afán de servir el que mueve a la mayoría de nuestros políticos, u otros intereses no tan filantrópicos!

Porque ésta es la cuestión, y aterricemos de una vez. ¿A quien y para qué votar? Llevamos más de treinta años con las mismas propuestas, los mismos gobiernos, los mismos programas. Ni socialmente esto se ha movido un ápice, si acaso hacia atrás, hacia políticas más involutivas, mas conservadoras y menos sociales y sobretodo menos soberanistas. Hoy, en toda Basconia la política es una ciénaga cuyo hedor comienza a ser insoportable. La razón es evidente. La falta de un compromiso unitario en los nacionalistas nos conduce a una política de partidos, nunca de estado.

Así, el estado navarro, grande y viejo ideal de muchos baskos, seguirá siendo tan sólo, para regocijo del nacionalismo imperial, un escenario donde capuletos y montescos se enzarzan, se escupen, y en ocasiones se matan.

Por el contrario, el nacionalismos español lo tiene más claro, derechas, ultraderechas, sociatas, hacen política de estado. Los conceptos de izquierda o derecha se los pasan por el Waterló ese… La cohesión de los partidos españoles es pétrea a la hora de encarar los conflictos soberanistas del estado.

Y nosotros aquí, ante un estado en que partidos, jueces, policías, ¿intelectuales?, el contubernio de una iglesia tenebrosa y toda la enorme parafernalia mediática se concitan como una piña, insultándonos y desquiciándonos.

Pues, eso, que no nos dejan alternativa, o aquí nace una transformación radical de nuestros «usos y costumbres» o tendremos que seguir asistiendo a las inacabables correrías de oñacinos, gamboínos, agramonteses, beamonteses y los cien mil hijos de San Luis. ¿Ya?