El Codex Calistinus y los vascos

Este libro, escrito por el monje de Cluny, Aimeric de Picaud en el siglo XII, es famoso porque recientemente fue sustraído de la Catedral de Compostela y recuperado de nuevo. Pero lo que es desconocido es su contenido y especialmente sus comentarios sobre los vascos. Les dedica una extensa parte a los que parece odiar a muerte, seguramente por “ los crímenes de los malos posaderos a lo largo del camino” aunque debió ser porque no entendía su lengua. Algunas de sus citas serán ilustrativas: “Los vascos, y sobre todo los navarros, eran toscos, hablaban una lengua primitiva y dados a cometer crímenes”. “Son enemigos del pueblo francés”. “Un vasco o un navarro mataría a un francés por una moneda de cobre. Si rehusaban, les quitaban las ropas y podrían llegar a asesinarles”. “Cuando los navarros se excitan el hombre muestra a la mujer y la mujer al hombre lo que deberían tener escondido.. Los navarros fornican desvergonzadamente con animales. He visto un navarro que tiene encadenado a su asno y a su mula para que los demás no los disfruten”. Un experto comentarista afirma: “ningún pueblo ha pagado jamás un precio tan alto por un tratamiento negativo en un libro de viajes” En 1179 la iglesia francesa “… exigió la excomunión de los vascos y navarros que infligen tales crueldades a cristianos y los arrasa como infieles, sin compasión por ancianos, viudas o niños…”. Reitera que “…los vascos han llevado desde entonces el pertinaz sambenito de brutales, hoscos, mercenarios y traidores. Se distinguía entre cristianos y vascos”. A pesar de la poética Chanson de Roland, lo que los franceses no digirieron fue que en el año 778 Carlomagno fue derrotado por los vascos en defensa de Amalur en la Batalla de Roncesvalles, con un ejército cuatro veces inferior en número, con piedras y palos, pero también con adore y trebetasuna. Es una gesta para los patriotas vascos hoy, aunque en esta ocasión la historia la escriben los perdedores. Pero así es la realidad.

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