Cohortes de las tribus vascas en el Imperio Romano

En pasados siglos se creía erróneamente que la supervivencia de la lengua y del pueblo vasco se debió a un aislamiento de los vascos, a una carencia de romanización de las tierras vascas. El estudio de la documentación histórica y de los hallazgos arqueológicos de la época romana en tierras vascas ha desmentido continuamente estas creencias erróneas, mostrándonos a los vascos como gentes romanizadas y plenamente integradas en el Imperio Romano. Al igual que los albaneses y los griegos formaron parte del Imperio Romano y conservaron su idioma, lo mismo ocurrió con los vascos. El estudio de esta época nos habla también de una colaboración y buen entendimiento entre las tribus vascas y los romanos, un pueblo romano que supo respetar e integrar dentro de sí a pueblos de muy diferente origen, lo que permitió que el Imperio Romano se prolongara durante tantos siglos a ambos lados del mar mediterráneo.

Tácito, senador, cónsul, gobernador e historiador del Imperio Romano, nos indica que Galba, que fue emperador de Roma, en su levantamiento contra Nerón reclutó cohortes (unidad militar romana) integradas por vascones y que estas intervinieron sofocando la rebelión bátava y germana liderada por Civilis en el 69 d.C.
Los bátavos (de la actual Holanda) y germanos rebeldes atacaron el campamento de legionarios romanos de Asciburgium (actual Asberg, cerca de Düsseldorf [Alemania]) degollando a sus legionarios, siendo enviadas cohortes vasconas en auxilio de estos legionarios masacrados. Estas cohortes vasconas, de reciente creación y, por tanto, poca preparación, y muy inferiores en número a los sublevados bátavos y germanos, crearon gran espanto en los sublevados. La mejor infantería bátava y todo el contingente germano fue roto y degollado por los vascones. Tácito no indica el número de cohortes vasconas pero utiliza el plural, por lo que podrían ser dos o más cohortes vasconas las que participaron, sólo se percibe por la crónica que eran muy inferiores en número a los bátavos y germanos sublevados, y que su fiereza en el combate permitió su victoria. Esta fiereza y destructividad de los vascones en el combate será una constante en las crónicas históricas, no sólo de la época romana, sino también de la posterior época franco-visigótica, cuando los vascones se enfrentarán durante tres siglos de guerras continuas al norte contra los francos y al sur contra los visigodos. A partir de esta época a todos los vascos se les conocerá en las crónicas con el nombre de vascones (en la anterior época romana sólo hacía referencia a los de Navarra, La Rioja y el noroeste de Aragón), desapareciendo las tribus vascas anteriores, y visualizándose a los vascos como un único pueblo extendido al norte hasta casi Burdeos, al oeste hasta Cantabria y al este, por los Pirineos, hasta el noroeste de Cataluña.

Después de pacificada Batavia (Holanda) y la Germania es muy posible que estas cohortes vasconas fueran enviadas poco después a la conquista romana de Britania (isla de Gran Bretaña) ya que en un documento romano datado en el año 105, descubierto en Sydenham (Inglaterra) y conservado en el Museo Británico, aparece una segunda (II) cohorte vascona en Britania con el nombre de “Cohors II Vasconum equitata civium Romanorum” integrada posiblemente por 500 soldados y que poseía a su vez una unidad auxiliar a caballo (equitata). Por el nombre de la cohorte sabemos que los vascones que la integraban poseían la ciudadanía romana, honor que les fue otorgado quizá por su hazaña en la Germania Inferior.
En dos documentos encontrados en la antigua colonia romana de Valentia Banasa (en el norte de Marruecos) y conservados en el Museo de Rabat datados el primero en el año 109 y el segundo entre los años 114 al 117 se nos indica que esta cohorte ya no se encontraba en Britania sino en la Mauritania Tingitana. Posteriormente vuelve otra vez a Britania (año 122) acompañada en su estancia en la isla, entre otras cohortes de diferente origen, por una de la tribu vasca de los várdulos (abarcaban gran parte de la actual Guipúzcoa y Álava), su nombre era la “Cohors I Fida Vardullorum milliaria”.
Otros documentos siguientes nos indican que a partir del 157 y hasta el 160 la cohorte vascona vuelve a la Mauritania Tingitana, no disponiéndose de más documentos sobre esta cohorte.
Sobre los soldados vascones sabemos que el emperador Julio César tuvo durante mucho tiempo una guardia personal integrada por soldados de la ciudad vascona de Calagurris (Calahorra, La Rioja), ciudad que vio nacer al eminente retórico vasco-romano Quintiliano, el mejor profesor de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates, e instructor de hijos de emperadores romanos.
La primera referencia a gentes de la tribu vasca de los várdulos es del año 114 a.C., por Plutarco, indicando que várdulos forman la guardia personal del político y general romano Cayo Mario.
Várdulos integraron la cohorte “Cohors I Fida Vardullorum milliaria” antes citada, que poseían ya la ciudadanía romana y estuvo presente en Britania entre el 98 y 145 d.C. y puede prologarse su estancia allí hasta mediados del siglo III d.C., siendo Britania su principal ubicación. Estuvo destacada en la frontera misma del Imperio Romano, en Escocia, durante más de dos siglos y medio, siendo su labor principal la de fuerza de choque frente a los ataques fronterizos desde el norte. La cohorte várdula estaba integrada aproximadamente por 240 jinetes más 760 infantes. Existieron varias cohortes várdulas debido al número uno indicado en su nombre (I), pero solamente se conserva documentación sobre la primera. El hecho de que llevara como componente de su nombre “Fida” se debe a que los miembros de la cohorte prestaron en algún momento fidelidad a algún emperador en momentos difíciles de intento de derrocamiento o de alzamiento al poder, y por su lealtad le fue concedido el honor de llevar en su nombre el componente “Fida”.
Entre otras cohortes integradas por vascos estuvo también la cohorte formada por miembros de la tribu de los caristios (extendidos por gran parte de Vizcaya y parte de Álava), la “Cohors Carietum et Veniaesum”. Los Veniaesum se encontraban al sur de Caristia, su principal ciudad fue llamada por los romanos con el nombre de Veleia, y que los vascos pudieron denominar antes de la llegada de los romanos como *Ili («ciudad»), que por influencia del latín vulgar pasaría a llamarse *Ilone, evolucionando posteriormente a *Ilune y, en otros topónimos, a la forma contraída *Ilun. Existe constancia, por ejemplo, de que la localidad navarra de Lumbier se llamó en época romana Ilumberri [ «ciudad nueva» ], la actual forma castellana, Lumbier, deriva de la forma vasca de la época romana. La capital de los vascones, Pamplona (en vasco Iruñea o Iruña, capital de Navarra), así como Irún (en Guipúzcoa, la antigua ciudad romana de Oiasso) también se debieron llamar con esta forma vasco-latina de *Ilune o *Ilun, por lo que en euskera de la época romana las tres ciudades, posiblemente, debieron de acompañar su nombre por algún rasgo geográfico o tribal que las diferenciara, y del que no ha quedado constancia escrita.

*Ili («ciudad» en protovasco) > influencia del latín vulgar en el euskara arcaico > *Ilone > *Ilune

Iruñea = *Ilune > se añade el artículo vasco > *Ilune + a > *Ilunia > *Iluñia > *Iluñea > Iruñea

Iruña = *Ilune > se añade el artículo vasco > *Ilune + a > *Ilunia > *Iluñia > *Iluña > Iruña

Irun = *Ilune > *Ilun > no se le añade el artículo vasco > *Ilun > Irun

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