¡A por ellos!

Está claro que a mucha gente lo que le gusta es la confrontación, la bronca. Tener un rival y machacarlo, si no no se entiende eso de gritarles “a por ellos” a los policías que salen con destino a Cataluña. Unos montajes de banderas, parafernalia y gritos de ánimo como si se fueran a la guerra o a la final de la Champions, que para algunos viene a ser lo mismo. Y luego más gente con más banderas españolas llevando comida y bebida a los buques fondeados en el puerto de Barcelona donde están alojados algunos de los más de diez mil policías nacionales y guardias civiles que ya están por allí. ¿A por ellos? ¿A por quiénes? ¿A por los que pretender expresar su voluntad política por la vía de la desobediencia civil haciendo frente a la Policía con batucadas? Alucinante. Cataluña es más Europa y menos España que nunca.

Pase lo que pase el domingo esta relación de pareja está en franca descomposición. Ya ha entrado en fase terminal. El Estado está actuando como un auténtico maltratador: “Mira lo que me obligas a hacerte, con lo que yo te quiero”; “Ya sabes que te tengo que castigar por tu bien, cariño”; “Estás utilizando a los niños poniéndolos en mi contra”; “Me estás haciendo quedar fatal delante de mis amigos”; “No sabes ni llevar tu casa”; “Te están manipulando y ni te enteras”; “¿No te das cuenta de que no puedes hacer lo que te dé la gana?”; “Sin mí no vas a ir a ninguna parte”; “¡Mira qué pintas llevas, qué flequillo, qué ropa!”; “Sola no vales para nada. Nadie te va a querer”; “No vas a poder ni ir a Eurovisión”… Y todas esas perlas de macho ibérico que a todas nos vienen a la mente. ¡Ánimo, Cataluña!

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