Cornelius Castoriadis, la imaginación radical

EL próximo diciembre se cumplen diez años de la desaparición de este “genio del saber” que dijese Pierre Vidal-Naquet.

«¿Cuánta verdad puede soportar un hombre -se preguntaba Nietzsche en su Ecce homo– a cuánta verdad puede atreverse? Ésta se ha convertido para mí en la auténtica unidad de medida, cada vez más…Cualquier resultado, cualquier paso hacia adelante en el conocimiento es una consecuencia del valor, de la dureza con uno mismo, de la exigencia con uno mismo…?», si se aplicase esta medida a Cornelius Castoriadis el resultado provocaría impresión: desde su militancia política temprana en su país natal, su huida Francia, la puesta en pie junto a Claude Lefort del célebre grupo Socialisme ou Barbarie, su desprendimiento del marxismo, su dedicación profesional al psicoanálisis , su empleo como economista en la OCDE, sus clases y seminarios en la EHESS y su infatigable, e innovadora , labor teórica sobre la autonomía y sobre la constitución imaginaria de la sociedad, son algunos de sus actividades a poner en su extenso haber. .

Decía Pierre Vidal-Naquet, en el momento del entierro de Castoriadis en 1997:«sus amigos dudaban, cuando querían definirle, entre los grandes señores del Renacimiento, como Pico de la Mirandola, los enciclopedistas como Diderot, o los autores de síntesis del siglo XIX, como Hegel o Marx », e indudablemente en el pensador griego, devenido francés allá a finales de los setenta, confluían en un in crescendo imparable las distintas fuentes que podrían dar cuenta cabal de la complejidad constante, y siempre en aumento, de la realidad humana en tensión con las concepciones heredadas que él las consideraba a la altura del mismísimo barro. Así, su megalómana tarea iba a consistir en tratar de pensar todo lo pensable en el campo de la experiencia; en especial, su abarcante mirada se centraba en cuatro dominios: el universo lógico-matemático, el mundo físico, la vida y el dominio humano, psíquico y social-histórico, constituido por la emergencia del imaginario social y de la imaginación psíquica. Ante el abismado caos, surgen explicaciones (las más de las veces pura ideología justificadora) que tratan de tapar este vacío o huidas ante la amplitud de la desorientación, o ante la magnitud de la empresa, Castoriadis no se achantaba, impermeable a cualquier tipo de desaliento, y se sumergía en el intento de comprender la multiplicidad de los niveles del ser, nutriéndose para ello de los más punteros saberes contemporáneos .No es difícil pues encontrarle debatiendo sobre teoría de conjuntos ( basándose en Cantor, Dedekin o Bourbaki), utilizando conceptos que se emparentan con las teorías explicativas más avanzadas de lo viviente (Maturana, Atlan…), o manteniendo un cerrado tête à tête con algún antropólogo simbólico-religioso (Girard) o, encore, recurriendo a conceptos filosóficos (desde Grecia -en hábil pugna con Platón- hasta hoy, pasando por Hegel, etc.), como lo hiciese en el Centro cultural internacional de Cerisy-la-Salle allá por 1981, codeándose con lo más granado de los estudiosos de la galaxia auto; o como también se puede ver en sus mismas obras, o hasta en su propia y plural existencia: de militante ,de economista (de 1948 hasta 1970 en la OCDE, trabajo compaginado con su militancia clandestina), sociólogo, historiador, profesor universitario (director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales) o psicoanalista. Castoriadis era como un aglutinador de distintos saberes que él encajaba y convertía en complementarios en su infatigable búsqueda de nuevas significaciones interpretativas.

Corneille -para sus más cercanos amigos- fue un combatiente precoz contra toda forma de heteronomía y un incombustible impulsor de las formas autónomas de organización, como criterio verificador de lo revolucionario o no de un movimiento y/o de una sociedad (si no se veía la presencia o el protagonismo de tal tipo de organizaciones, o si su peso se había difuminado…¡malo!). Desde los primeros pasos, la humanidad en su proceso de auto-institución se ha chocado con ciertas formas de usurpación ajenas a la megainmanencia (religión, Razón. Historia, Economía…añádanse cuántas mayúsculas protagonistas de una causalidad directriz se encuentren), más acá en el que nos hallamos ubicados los humanos (conscientes de nuestra «mortalidad y de que nada hay más allá»). Dos momentos esenciales en su recorrido intelectual : la Grecia clásica (en donde nace la democracia y la filosofía, unidos al concepto de isonomía) y los movimientos revolucionarios del pasado siglo, como momentos estelares en el quehacer transformador de los humanos. Toda una vida entregada a pensar el proyecto de transformación radical de la sociedad en dirección a la autonomía, y repensar la historia, la sociedad y la « creación humana » (la historia como continua poiésis y su quehacer siguiendo la misma onda, como un incesante work in progress) en un marco filosófico nuevo., que va a ir elaborando centrándose para ello en diferentes dominios del hombre, único ser en el que se ha dado la emergencia de alguna cosa diferente con respecto a los otros animales, la « imaginación radical, es decir, la locura radical…que viene a significar que la especie humana es radicalmente inapta para vivir, y que habría desaparecido si no hubiera creado esa otra cosa que es la institución de la sociedad », y con tal premisa va a rastrear incesantemente por los distintos dominios: Psyché (lo psíquico), Koinôuia (la comunidad humana), el Logos ( la filosofía, las ciencias…) y la Polis (la política y sus formas organizativas). Sumergiéndose en el abismo absoluto del pensar ya que « en filosofía no aceptamos ninguna injerencia exterior que nos diga: ¡detenéos! Y esto porque no hay ni revelación, ni funcionarios de la revelación, ninguna “autoridad” pues. Es en esto en lo que filosofía y democracia resultan ser dos ramas de un mismo árbol y se implican mutuamente».

 

‘Socialisme ou Barbarie’

Imposible hablar de Cornelius Castoriadis sin referirse a su intensa actividad militante y al grupo -y su consiguiente revista- emblemático que encabeza este párrafo. El pensador había nacido en 1922 en Constantinopla, y desplazada su familia a Atenas, allá cursó sus estudios de derecho, economía y filosofía. Su compromiso político sería temprano ya que a los quince años militaba ya en las juventudes comunistas -bajo la dictadura de Metaxas- y participaba activamente en la resistencia. Forma parte de la oposición de izquierda dentro del Partido Comunista griego para pasarse posteriormente al trotskismo. En 1945, se dirige a Francia en el ilustre barco Mataroa, en compañía de otros intelectuales griegos (entre ellos el también filósofo Kostas Axelos), y allá un año después de su llegada conoce a Claude Lefort y con él forma una fracción dentro del PC Internationaliste ( partido trotskista francés) que al cabo de dos años, en 1948, se convertirá en Socialisme ou Barbarie, que tanta influencia teórica tendría en el pensamiento revolucionario de los años calientes del Hexágono, por sus análisis antiburocráticos y anticapitalistas, propugnando un cierto consejismo…No ha de aplicarse lo anterior al número de militantes ya que como apuntaba el propio Castoriadis con sorna « si hubiésemos sido tantos como los que dicen haber pertenecido a tal grupo, habríamos tomado el poder». En esa nave de locos -como la calificase uno de los embarcados, Jean-François Lyotard-, cuya deriva duró hasta 1966-1967- militó (con distinto nombres de guerra: Paul Cardan, Pierre Chaulieu, o Jean-Marc Coudray), junto a los Lefort ( alias Montal), Lyotard (François Laborde), Souyri( Pierre Brune), o…Daniel Blanchard (P. Canjuers).

Un pensamiento intempestivo que fue de los primeros en analizar la deriva burocrática de la URSS, debida a un hombre curtido en mil peleas y autor de un pensamiento creador y poliédrico que hacía bueno aquellos que el mismo Castoriadis afirmase con respecto a Hannah Arendt: <<no se hace honor a un pensador elogiando o incluso interpretando su trabajo, sino discutiéndolo, manteniéndolo así vivo y demostrando en los hechos que desafía el tiempo y conserva su pertinencia>>.

 

Cornelius Castoriadis, un ‘titán del pensamiento’ como lo catalogase Edgar Morin.

KAOSENLARED

Cornelius Castoriadis, la imaginación radical