España: amistades peligrosas

Estos días el veto del Gobierno contra los Mossos ya ha cogido vuelo internacional. El ridículo es notable y la campaña de desprestigio contra los Mossos que han intentado a la desesperada no ha hecho que aumentarlo. Con todo están pasando otras cosas (muy graves) que no se deberían pasar por alto.

Este mes de agosto la policía española ha detenido a dos periodistas de origen turco-kurdo que estaban en el Estado de vacaciones. ¿El motivo? Son críticos con el régimen autocrático de Erdogan.

Uno de los periodistas, Dogan Akhanli, ha tenido la suerte de tener la nacionalidad alemana, y el gobierno de Merkel (duramente confrontada con Erdogan) ya ha forzado su liberación inmediata. El otro periodista Hamza Yalçin, de nacionalidad sueca, no ha tenido tanta suerte, lleva en la prisión de Can Brians desde el día 3 de Agosto y el miércoles mismo la Audiencia Nacional desestimó su liberación. Hasta llegar a España, ambos periodistas habían viajado por Europa sin ningún problema.

La situación es muy grave, a fin de complacer a un autócrata como Erdogan España está haciendo añicos su propio estado de derecho. Detener a periodistas porque hacen oposición a un «aliado» es menospreciar la propia democracia así como la libertad de expresión.

Este artículo de Yavuz Bayda (periodista turco exiliado en Europa) lo explica de forma demoledora (*). Avisa de que España y Turquía tienen un acuerdo bilateral para intercambiar personas sospechosas de cualquier crimen, y trata a la policía española de ignorante y de tontos útiles de Erdogan. La frase final ya lo dice todo: «los ciudadanos de origen turco y kurdo, opositores a Erdogan, deberían poder viajar a España sin temor a ser tratados injustamente».

La colaboración con Erdogan recuerda la colaboración con Putin. Y es que a pesar de las sanciones de la UE a la Rusia de Putin por sus acciones en Ucrania, el gobierno español permitió hasta el otoño de 2016 que varios barcos de guerra y submarinos rusos pudieran usar Ceuta para repostar yendo hacia Crimea o hacia Siria en pleno bombardeo ruso de Alepo. Aún peor, la empresa que hacía el repostaje era del cuñado del exministro y actualmente comisario europeo Arias-Cañete.

Aún así, no es la primera vez que en la España post-franquista se hace negocio con la guerra de los demás, claro. A raíz de los atentados ha habido polémica sobre los vínculos de la familia real española con Arabia Saudí (uno de los mayores patrocinadores mundiales de las visiones más radicales dentro del islam) y se ha recordado con razón que la astronómica fortuna de los Borbones proviene en buena parte de sus negocios con la familia de los Saud. Explican que desde principios de los años 70, el rey Juan Carlos recibía unos céntimos por cada barril de petróleo que entraba en España vía Arabia Saudí. Supongo que así es fácil reunir más de 1.000m de euros.

Queda claro que los británicos han recibido más críticas por el Brexit que Arabia Saudí por las ejecuciones de opositores. Tampoco se ha hablado mucho de los bombardeos árabes en Yemen, que ya han causado 10.000 muertos civiles en dos años, mientras el rey Felipe VI ayudaba a que España se convirtiera en el tercer mayor exportador de armas a Arabia Saudí.

Volviendo a las detenciones de los periodistas turcos/kurdos, España está superando los límites de lo permisible en democracia en su afán por complacer a Erdogan. La liberación inmediata de Hamza Yalçin no debería ser una opción, sino un imperativo moral para todos los demócratas.

Con todo, aunque lo liberaran por la presión exterior, una pregunta seguirá sin respuesta. ¿A cambio de qué ayuda España a la Turquía de Erdogan o la Rusia de Putin? ¿Están seguros en España los demócratas exiliados y perseguidos por regímenes autoritarios? Cada día que Yalçin sigue encarcelado, España está más lejos de un estado de derecho europeo.

(*) http://www.vocaleurope.eu/spain-stop-arresting-eu-citizens-persecuted-turkey-dissent/

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