Gabriela Serra: ‘Estas elecciones, las veo como un trance necesario’

Entrevista a la diputada de la CUP, partido que el domingo decidirá si se presenta a las elecciones del 21-D y, en su caso, de qué manera

Los partidos independentistas todavía definen la estrategia para las elecciones del 21-D. PDECat y ERC ya han dicho que se presentarían, pero no si lo irían en una lista única. Mientras tanto, la CUP, con unos procesos internos que siempre requieren más tiempo, no decidirá nada hasta el domingo. Entonces las bases aclararán en una asamblea extraordinaria si concurren a unas elecciones que consideran ilegítimas. Y, en su caso, si van solos o con coalición con más fuerzas independentistas o de izquierda. La diputada Gabriela Serra explica en esta entrevista que es partidaria de presentarse a los comicios y remachar la mayoría independentista para continuar aplicando la república. Hablamos de cómo se hará esto, de qué inconvenientes hubo en la proclamación del día 27 de octubre y cómo lo vivió en primera persona.

-La CUP decidirá la próxima semana si concurre a las elecciones y de qué manera. ¿Qué opción le gusta más?

-Eso es muy complicado porque el corazón, y cuando digo corazón quiero decir los sentimientos y la indignación, me dicen que no se debería concurrir a estas elecciones. Y no se debería ir porque son unas elecciones fruto de un golpe de estado. Son unas elecciones fruto de la aplicación del 155, que no es más que la anulación de todas nuestras instituciones democráticas. Son unas elecciones que pretenden un punto y aparte a todo el proceso que hemos terminado con la instalación y la proclamación de la República y, por tanto, nos quieren volver a poner en una situación que ya hemos superado.

-Y la cabeza, ¿qué le dice?

-Por otra parte, pienso que estamos en un momento que no podemos ceder ni una conquista, ni uno de los espacios, que la izquierda independentista y que el independentismo ha ganado en nuestro país. Y, por tanto, posiblemente, no participar en las elecciones significaría retroceder en muchas de estas reivindicaciones. Y no sólo reivindicaciones desde el punto de vista nacional, republicano e independentista, sino también desde el punto de vista social. Y por lo tanto, me inclino más, a pesar de todo, a pensar que hay que ir a estas elecciones. Pero que quede claro, hasta el domingo no sabremos cómo lo hacemos porque hay algo que sí que hemos acertado: que garantizamos que podemos tomar cualquier decisión. Y así lo tenemos garantizado con los registros que haremos. Todas las posibilidades están sobre la mesa.

-Dice que ve con buenos ojos las elecciones …

-No las veo con buenos ojos, las veo necesarias. Un trance necesario. Con buenos ojos vería unas elecciones constituyentes. Las que teníamos que hacer después de un proceso constituyente de base, participativo, transversal y vinculante.

-Pues en estas elecciones, que ve como un mal necesario, ¿cómo cree que se sentiría más cómoda la CUP? ¿Completamente sola o en una lista unitaria con el independentismo o las fuerzas de izquierda?

-Bueno, este es uno de los debates que tendremos este domingo.

-¿Y Gabriela Sierra de qué es partidaria?

-Gabriel Sierra en este momento no puede tomar posición porque tenemos una fidelidad a lo que pueda salir y no es aconsejable que tome ninguna posición. Pero sí puedo decir que el problema no es con quién vamos a las elecciones, sino por qué vamos. Y en este por qué encontraremos la respuesta con la que hay que hacer esto. Y no únicamente encontraremos la respuesta con la que hay que hacer esto, o con quien se puede llevar adelante esta lucha de resistencia en defensa de la República, que es lo que será esta legislatura en última instancia, sino de cuál es la mejor manera de afrontarlo.

-¿Y con qué objetivo se debería presentar la CUP a estas elecciones?

-Tenemos que defender el desarrollo de la República Catalana, la apertura del proceso constituyente, orientarnos hacia unas elecciones constituyentes, hacer un plan de emergencia que sea capaz de afrontar todas las necesidades imperiosas que tienen los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad, aplicar todas las leyes que el TC nos ha prohibido… Tendremos que hacer una campaña para tener un parlamento, esperamos y deseamos, que se quiera aplicar el resultado del 1-O.

-Este despliegue, ¿se puede hacer con una candidatura conjunta con sectores de Podemos representados por Fachin?

-Sí, claro que existe la posibilidad de montar una candidatura que vaya más allá de la CUP. El problema es si nos pondremos de acuerdo en el porqué. Y aquí es donde debemos poner el énfasis mayor.

-¿Aunque no defiendan la proclamación de la República?

-El compañero Dante, creo que ha ido tomando unas posiciones muy próximas, más allá del soberanismo, y bordeando de una manera muy firme el derecho de autodeterminación. Ha sido muy valiente en las decisiones en el ámbito parlamentario y ha llevado Podemos de una manera muy atrevida. Por eso creo que ha tenido un papel esclarecedor en ‘Catalunya Sí que es Pot en’ (‘Cataluña Sí se Puede’) en las derivas absolutamente constitucionalistas y españolistas del partido.

-Por lo tanto, no lo descarta?

-Hablemos con todo el que quiere hablar con nosotros, pero esta decisión se deberá tomar el próximo domingo.

-Él ya ha dicho que no entrará como cabeza de lista de ningún otro partido. Pero, ¿lo habrían ‘fichado’ para la CUP?

-Si se volviera independentista sí.

-Con los partidos separados, ¿estas elecciones no podrían parecer unas autonómicas más?

-Lo que anima la gente y da proyección y perspectiva son los programas políticos. Cabe decir, porque hemos tenido una demostración fehaciente hace cuatro días, que muchas veces los programas políticos se convierten en una herramienta para ganar votos y no para adquirir compromisos. Lo hemos visto con el exconsejero Vila, que dice que él, voluntaria y conscientemente, no aplicó el programa y la hoja de ruta que tenía su coalición. Es muy fuerte. Por lo tanto, lo que debe animar a la gente, y en eso sí creo que encontraríamos coincidencias programáticas, es el programa con el que tú quieres pedir el compromiso con el pueblo. Y en la CUP hemos demostrado de manera muy clara que somos coherentes con el programa con el que nos presentamos.

-En caso de que el independentismo gane, ¿sería el momento para un gobierno de concentración?

-Se deberá ver. Tenemos que ver el programa de los demás partidos.

-Teniendo en cuenta que ambos llevarán la constitución de la República en el programa.

-Ya ha habido más momentos para gobiernos de concentración. llámenme suspicaz, pero hasta que no veamos los programas electorales puede haber sorpresas. El señor Santi Vila no es el único ‘procesista’ que hay en el PDECat. El señor Santi Vila que no quería llegar a donde hemos llegado. Había más, pero fueron ganados por una mayoría más convencida sobre la independencia. Por lo tanto, tenemos que ver programas para saber los niveles de suma que puede haber. Y también viendo estos programas sabremos si en algún momento podría valer la pena subir todos a un mismo barco para hacerlo llegar a buen puerto.

-¿Intuyo que será una semana de ‘pressing CUP’?

-Posiblemente. Pero no sólo ‘pressing CUP’, también habrá ‘pressing ERC’, ‘pressing PDECat’… Cada uno tendrá su porción. Cabe decir que el escenario que se prevé tras las elecciones es un escenario durísimo. Yo lo veo más duro, según los resultados, que ahora. Hasta ahora la represión ha ido viniendo poco a poco hasta el punto final del 155. El Estado, porque no hay que hablar de gobierno, hará todo lo posible para impedir que la mayoría independentista siga adelante. Por lo tanto, esto nos debe hacer prever que será una situación muy dura. Y que serán situaciones, como siempre hemos dicho en la CUP, que sólo se podrán defender desde la calle. Dejando de lado si vamos en coalición o no, los grupos parlamentarios independentistas tendremos la necesidad de dar pasos juntos una vez instalados en el parlamento.

-De hecho, la CUP siempre había alertado con insistencia que el Estado español no tendría límites.

-Hace falta que todos seamos más transparentes. Nosotros lo hemos sido. Quizás incluso lo podríamos haber sido un poco más. Pero tú no puedes ir a la campaña de un referéndum diciendo que pasaremos de una legalidad a otra, que será la revolución de las sonrisas, que iremos a dormir autonómicos y nos despertaremos republicanos. Ha habido una excesiva dosis de lirio en la mano. Consciente o inconscientemente, no lo sé, pero por eso mucha gente no puede entender la represión que hubo. Gente que se creía que tras la proclamación ya estaría hecho, que las estructuras de Estado estaban preparadas… Pues no. Porque había cosas más o menos preparadas, pero cuando la CUP decía que el proceso de independencia sólo podía ser unilateral y que el Estado no aceptaría ni un proceso negociado ni bilateral, lo decíamos con un anàlisis del monstruo que teníamos delante que es el régimen del 78 consolidado en un Estado.

-¿Tenían constancia que no existían las estructuras de Estado preparadas?

-Había una serie de acciones a realizar inmediatamente después de la proclamación. Había unas medidas, unas leyes, unas normas y unos criterios. Hay una ley de transitoriedad que articula el proceso de una legalidad a otra hasta la elaboración de una constitución. Pero no se previó ni se calibró que esto se haría con una total agresión y represión política, judicial y militar de un Estado. Rajoy utiliza todo el aparato del Estado. Se creía que sería un proceso más dialogado, más negociado y más democrático, y no la versión más conservadora y fascista que tenemos.

-Por eso Puigdemont dijo que se había decidido no aplicar la República porque tenía datos de que el Estado español intensificaría la violencia. ¿Qué se puede hacer después del 21-D si enfrente hay un Estado que puede volver a actuar igual?

-Rajoy ya ha dicho que si gana el independentismo se deberá aplicar un 155 más grande todavía. Ahora, hasta el 21 de diciembre todavía hay muchas cosas que tienen que ver cómo se desarrollan y que nos dirán qué hacer después de las elecciones.

-¿Cuáles?

-Hay que ver qué pasa en Bruselas con la sentencia del juez respecto del presidente de la República Catalana, el señor Carles Puigdemont, y las consejeras. Está por ver si la reacción que finalmente ha comenzado de voces autorizadas de miembros o exmiembros europeos, que se han manifestado sobre la barbaridad antidemocrática de Rajoy, se amplía o se mantiene. O cómo evoluciona el conjunto de la ciudadanía de los pueblos del Estado español. Estos últimos días hemos visto muestras de apoyo y movilizaciones incluso de gente que no es independentista pero que apoya el derecho de autodeterminación. Quiero decir que hay una serie de elementos que nos pueden determinar qué pasará.

-Teniendo en cuenta todos estos elementos, que se deben aclarar, el movimiento de Puigdemont, improvisado o no, de desplazarse a Bruselas, ¿cómo lo valora?

-Yo y la CUP pensamos que ha sido un movimiento muy oportuno. El hecho de tener al presidente de la República y a nuestros consejeros en Bruselas, que es Europa, pienso que ha sido una decisión muy inteligente. Como también pienso que era necesario que algunos consejeros se quedaran aquí para defender nuestro gobierno republicano, aunque luego, desgraciadamente, acabaran en prisión. De lo contrario, el problema catalán, como lo llaman, se habría quedado del Pirineo abajo. Ahora se va extendiendo del Pirineo hacia arriba.

-¿Qué sintió el día se proclamó la República?

-Fue un sentimiento dual. Por un lado, fue emocionante por la declaración en sí misma, el escenario, los alcaldes que nos acompañaban, los diputados y las diputadas. Llegar hasta aquí no ha sido un camino fácil. Pleno piedrecitas y peñascos. Fue un momento en que pudimos decir que habíamos cumplido y que habíamos sido honestos con nuestra gente. Tenía muy presente el homenaje que hacía unos días habíamos hecho al presidente Companys y a los caídos por la República: ‘Visca Catalunya, visca la República. Aquest cop sí, president’ (‘Viva Cataluña, viva la República. Esta vez sí, presidente’), dije en el acto. Tuve en mente a todos los caídos en el pasado, que se lo merecen todo, al igual que aquellos que vendrán. Pero también había un respiro contenido porque sabíamos que ahora empezaba la parte peor.

-¿Lo sabían?

-Todos y todas los que estábamos allí lo sabíamos. Todos sabíamos que hacíamos un acto de autoafirmación, un acto de reconocimiento a nuestra responsabilidad con nuestro pueblo. Pero sabíamos también que comenzaba una fase durísima. La fase durísima ha sido mucho más rápida, mucho más funesta y mucho más antidemocrática de lo que podíamos pensar.

-Y entonces, dos días de silencio. Un silencio que la CUP también asumió y mucha gente se extrañó de que no llamaran a la movilización.

-Es que esperábamos la reacción del Estado. Por otra parte, y yo puedo hablar por la CUP, calentábamos motores, haciendo reuniones de ámbito territorial, con los CDR y socializando y escuchando cómo estaba nuestra gente. Había que tocar todo esto porque en el momento de proclamar la República había que prever si teníamos la gente en sintonía y hasta dónde estaba dispuesta llegar. Y como se ha visto, y se verá, la gente está más que dispuesta. Todo esto hay que articularlo y requiere tiempo.

-Claro, mucha gente creía que estaba todo preparado y que se pasaría a controlar el territorio, las instituciones…

-Hay que contar siempre que tendrás al Estado, que es el poder máximo, poniendo palos en las ruedas. Puedes tener la banca catalana aprobada, la ley de transitoriedad, lo que quieras. Pero después tú necesitas que esa gente ponga el dinero en ese banco, que la gente haga la declaración donde la debe hacer… Teníamos que aplicar todo esto y desplegar la ley de transitoriedad, acercarla a la gente y a las instituciones, y empezar un proceso constituyente que diera seguridad y perspectiva y proyección urgente. Pero nos cortaron de raíz todo lo que en aquel momento había que empezar a hacer.

-¿Cree que el gobierno tenía que haber dado algún paso más en la implantación de la república?

-Yo creo que ahora no son momentos de reproches. Indiscutiblemente, se habría podido hacer mejor. Unos más, unos menos. Posiblemente, todos lo podíamos haber hecho un poco mejor. Ahora el problema es saber cómo asumir y cómo damos los pasos necesarios para el desarrollo de la República; cómo hacemos la movilización necesaria para la liberación de nuestros presos y presas; y cómo damos los pasos necesarios para que todo lo que haga el gobierno y el presidente de la República desde el exilio sea decisivo y sea un apoyo explícito para que las elecciones del 21-D puedan parecerse a unas elecciones democráticas.

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