We, the people – gu, euskaldunok

July 4, 1776.

Os voy a hablar claro, abertzales. La gran mayoría sois unos temerosos apoltronados en la autocomplacencia, incapaces de levantar la voz fuera de la barra del bar en vuestras sacrosantas discusiones de poteo cuando pretendéis arreglar el mundo. Criticáis dolidos el ascenso a Mandakari de Pacolo y su abyecta entente con los siniestros opusinos nacionalcatólicos; pero, más allá del lamento de perro vascongado apaleado, no hacéis ademán de rebelaros políticamente ante nada. Ni siquiera ante aquellos despreciables demagogos que os traicionan e intentan cautivar a España a cambio de prebendas y favores, mientras agachan serviles la testuz más veces que un japonés con visitas…

Por eso, para esta mi primera soflama, voy a compartir con vosotros una lección de historia, semiótica y sociolingüística. Y espero que después seáis capaces de espabilar y armar vuestras capacidades dialécticas con algo más que los atávicos palos y piedras que blandís ahora. Que no os sirven ni para vencer en un debate filosófico a Belén Esteban.

Debéis saber, abertzales timoratos, que cuando, allá por 1776, una panda de colonos con las ideas claras y unos ideales sobre la condición y dignidad humana sin precedentes para la época, declararon la independencia de los Estados Unidos de América, lo hicieron sin escudarse en ninguna razón histórica, sin esconderse en ninguna perorata sobre diferencias culturales, sin citar venerables lenguas prerrománicas. Sin victimismos. Simplemente denunciaron a la pérfida Albión y a su chocheante rey por lo que eran, una panda de ladrones y corruptos, una entidad a la que no deseaban pertenecer; porque querían tener un gobierno digno y justo. Con dos cojones.

Abertzales, que vivís asustados por el asalto de los herederos ideológicos del enano de voz aflautada, debéis leer con urgencia la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Aprended bien los argumentos para ser libres que dieron aquellos hombres valientes que supieron decir basta y alzarse frente a la tiranía. Y utilizadlos en todos y cada uno de los debates ideológicos que tengáis con el frente españolazo.

Porque sabed que vuestro ideario de lloros y fueros perdidos, de idiomas milenarios, no sirve de nada. El euskera es ridiculizado y denostado como jerga dialectal dia si y dia también por la brunete mediática hispano-fachosa y los derechos históricos del pueblo vasco le importan un pimiento al resto del mundo.

Os han plantado un mandakari inculto y una presidenta del parlamento que se masturba con el cilicio mirando la foto de San Escrivá en la mesilla de noche. Y lo han hecho con trampas, porque sois unos pusilánimes y les habéis dejado hacerlo, y encima no os habéis dado cuenta de como lo han conseguido.

Euskaldunes, ha llegado el momento de que cambiéis el marco de referencia de todo el debate político; porque son los españoles quienes dominan desde hace tiempo ese marco, usando estrategias orwellianas, llamando paz a la guerra, fuerza a la ignorancia y libertad a la esclavitud. Y mientras tanto solo sabéis llorar por los fueros.

Debéis decirlo alto y claro, escribidlo en todos los foros y mandarlo por e-mail a todo el mundo: Queremos ser independientes porque España es una puta mierda de país tercermundista, con un regimen partitocrático heredero del franquismo, donde la democracia no existe, no hay independencia de poderes, no existen las listas abiertas, los políticos están más corruptos que un policía nigeriano y son más incultos que un invitado de Ana Rosa, donde la banca y las grandes empresas financian a fondo perdido a los partidos para que les permitan sodomizar a los ciudadanos en una orgía continua de mileurismo, robo de derechos y humillación laboral. España es un país que solo produce naranjas y ladrillos, que es el hazmerreír económico de Europa, que se va por el retrete de esta crisis y que no va a levantar cabeza en 50 años.

España es el país cuyo periódico más leído es el Marca. España es el país que hipotecó el futuro de sus jóvenes y se gastó el dinero de Europa en ladrillos y Audis, en vez de invertirlo en educación, ciencia, industria e I+D. España es un país con presidentes que no saben un puto idioma, que cuando les entrevistan en la BBC son paradigmas de la estulticia y éxitos instantáneos de youtube. España es un país cuyos ciudadanos permiten que les gobierne una panda de indigentes intelectuales al servicio de otra panda de ladrones, que no son otros que los banqueros y las grandes familias franquistas terratenientes que les quitan el pan de sus hijos.

 

Euskaldunes, aprended bien los dos párrafos con los que termino mi soflama, y usadlos. Y cada vez que un españolazo os diga que «el pueblo vasco» no existe como tal, no intentéis contradecirle, no habléis de fueros ni de lenguas antiguas, calladle la puta boca mencionando las razones por las que no queréis pertenecer a España. Como hicieron los Estadounidenses cuando se les hincharon los cojones:

«Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.

Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial

 

Enlace a la declaración completa en inglés, con la lista de abusos de Inglaterra