Inmersión lingüística y fascismo

Hoy he leído un titular que venía a decir que la inmersión lingüística era fascismo. Me sorprendió que la persona que manifestara una opinión con la que estaba de acuerdo perteneciera al grupo Intereconomía, pero pensé que no soy nadie para cerrar el paso a quien finalmente ve la luz.

 

Ciertamente, recuerdo cuando de niño iba a la escuela en el pueblo, una aldea gallega en la que sólo hablábamos en gallego, y se nos imponían clases en español sin darse cuenta del pequeño detalle que, para muchos de los que estábamos allí, este idioma poco nos haría falta en nuestra vida cotidiana. Por otra parte, a nadie se le pasaba por la cabeza preguntar a los padres cuál debía ser la lengua de estudio, como tampoco en aquella época había unos parlamentos que pudieran discrepar de los criterios educativos del Gobierno.

 

Realmente esa inmersión en una lengua distinta de la propia, impuesta por un régimen sin más legitimidad que la brutalidad y el terror, era una forma más del fascismo que empapaba nuestra sociedad, nuestro mundo en blanco y negro. Además de un idioma recibíamos unas consignas y una historia que difícilmente podíamos considerar propia. Era la historia del vencedor, del poseedor de la verdad esencial, aquella que no se discute bajo pena de prisión o exilio, tanto es interior como exterior. Un régimen que estigmatizaba al que había sido opositor, que negaba a menudo su propia existencia y que hacía, o intentaba, que los hijos llegaran a odiar a los padres si éstos habían pensado, actuado, escrito o vivido de manera heterodoxa según los limitados criterios de aquella gente.

 

Efectivamente fue aquella una época en el que las escuelas promovían el odio, atizaban fantasmas que el mismo régimen había creado y menospreciaban quien fuera diferente, tanto estuviera vivo como muerto.

 

Yo pensaba, en mi inocencia, que la afirmación de este tal Julio Ariza iba por ahí. Pero no. Leyendo sus declaraciones parece que la cosa tenía como referencia al modelo educativo catalán. ¡Lástima! Por una vez que me parecía que podía coincidir con éstos, ¡y la fastidian al desarrollar el titular! Parece que para este señor tienen menos valor los parlamentos democráticos actuales que un sistema autocrático.

 

 

 

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