Una cuadrilla de aficionados

Los próximos días oiremos todo tipo de disparates contra la CUP, disparates políticos y ataques personales que a mí me molestan mucho, me molestan tanto como la incapacidad política de las mismas CUP.

Como criterio general no tengo una gran estima por los profesionales de la política, me refiero a los que no tienen más oficio y beneficio que la militancia política, pienso que para servir a la comunidad es necesaria una formación profesional en algunos campos específicos, para luego ofrecer un servicio a la comunidad, sabiendo que pasados unos años tendrás que volver a tus obligaciones previas.

El otro extremo es negar que la política sea un trabajo complejo, que merece y necesita mucha profesionalidad y de buenos profesionales. Escuchando al diputado de la CUP Joan Garriga diciendo que el no al presupuesto de la Generalitat había «cogido mayor relevancia» que la que se pensaban, tengo que reconocer que he caído en la tentación de decirle en voz alta que era corto de entendederas, pero es injusto e incorrecto, es simplemente un amateur de la política puesto a dirigir los destinos de la colectividad.

Si en una formación política, sus dirigentes son incapaces de valorar la importancia de un debate presupuestario, deberían dedicarse a otras cosas, a la cría de los pajaritos o los hámsters, pero no ciertamente a hacer política. Un independentista, sólo con las sonrisas de los PPSOE/Ciudadanos/Podemitas debería tener una indicación clara de qué hacer.

El Presidente Puigdemont ha anunciado que pondrá a votación una moción de confianza, esto quiere decir con programa incorporado, algunos cuperos ya se ha apresurado a decir que Puigdemont tiene su confianza, ahora sólo falta que alguien lea algún libro de democracia parlamentaria, y descubran que la acción de gobierno necesita un presupuesto, y si das la confianza a un Presidente la lógica mundial, de Washington a Moscú es votar los presupuestos del Presidente, negociando todo lo que sea necesario, duramente, como debe ser entre fuerzas políticas de tendencias diferentes, pero unos presupuestos deberán aprobarse, aunque sólo fuera para helar la sonrisa del imperialismo español.

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