Lecciones de Pierre Vilar

Caramba cuantas cosas, esta semana. Todas apelan a la Historia en esta crisis general política e institucional de consecuencias monstruosas para la inmensa mayoría de la población europea, por no salir del continente. Me viene a la cabeza otra vez de las tantas a lo largo de los años el verso aquel de Allen Ginsberg que dice: «No soy Trotsky, yo», que de joven entendía en el sentido de que uno(a) no tiene a menudo la respuesta a tantas cosas graves que pasan (así ha quedado en el léxico familiar de casa, mi marido lo dice a menudo) y que de mayor antes entiendo que el poeta viene a decir que, la verdad, uno(a) no ha venido al mundo para que, por más razón que tengas, te claven un piolet en la cabeza como hizo en México el compatriota Ramón Mercader con el líder de la revolución mundial. Ni para que te maten de un tiro en una calle de los deprimidos contornos de la región de Leeds mientras haces campaña por el ‘remain’. Qué semanita para la historia-inteligencia y para la historia-saber. Por medio, el gal mediático del clan Rajoy (buena, presidente) y aún nos falta mañana, que por suerte ya es cuestión de horas. Una ha venido al mundo, hablo por mí, sobre todo para tratar de comprender algo y hasta de entenderlo. La tarea es grande.

O sea que me vuelvo hacia Pierre Vilar, el autor de la imprescindible y colosal ‘Cataluña en la España moderna’, publicada hace más de medio siglo, en 1962, así como de las no menos imprescindibles síntesis ‘Historia de España’ y ‘La guerra civil española’. Cuando estudiaba en la Autónoma nuestro profesor de historia Francesc Espinet, de signo Vilar, nos repetía cada día que a nosotros nos tocaría hacer síntesis, síntesis y síntesis. Dos libros sobre el legado del historiador nacido en 1906 en Frontinahn, Languedoc, y muerto a casi cien años, en 2003 en   Donapaleu, la Baja Navarra, me acompañan. No los tengo al lado en virtud exclusiva de su dedicación a la historia peninsular y la catalana de manera específica sino para tratar de comprender en un momento como el actual las interrelaciones de la historia-inteligencia y la historia-saber, los dos grandes legados Vilar que pueden resumir su concepción de la historia total en tanto que historia en construcción.

No les puedo hablar ahora con tanta precisión como quisiera, son libros que no se leen en una semana y nada más, no sólo por extensión y densidad. Hay que pensarlos, metabolizarlos, integrarlos en la mirada y el criterio. Puedo, eso sí, hacer un poco visibles para que los resalten, los compren, los busquen, los lean.

Uno es reciente y del otro, que tiene diez años, no sabía nada de nada hasta que el hurgador de mi hombre lo rescató el otro día en una librería de viejo (los libros tienen la edad de los perros: seis años son para el mundo editorial una barbaridad que desmerece en librerías de nuevo). El reciente es de la historiadora Rosa Congost, admirable discípula del maestro -como lo son todos los del maestro, lo veré en el otro libro-, que nos ofrece ‘Las lecciones de historia. El joven Pierre Vilar’ (1924-1939), cuatrocientas cincuenta páginas largas editadas por El Adelanto que recogen la formación intelectual a partir de escritos de juventud, sobre todo cartas, maravillosas cartas. Ejemplo: en 1928 hace un ‘stage’ de formación como profesor y describe así el ambiente: «Pero el espíritu de secundaria me perturba. Entre estos profesores hay unas relaciones de cortesía, de cumplimientos, de afectación, de frases greco-latinas del siglo XVII exasperantes. No es mejor que el espíritu de primaria». Este espíritu de secundaria y de universidad según cómo Vilar lo romperá como docente (de grado y de postgrado) y en consecuencia también en la investigación histórica y en la forma de escribir la historia. Qué profesor, qué investigador.

Aquel joven venía de la geografía y se iba decantando por la historia y sobre todo por ser un profesor de investigación activa. Será un historiador de primera. Retengo la lección docente porque la reencuentro, radiante y fecunda, en sus discípulos y sabido es que sólo son lecciones aquellas que los alumnos reconocen. Es lo que destaco de manera aguda de Pierre Vilar. Historia total, historia en construcción , un volumen entretenidisimo y de altos vuelos coordinado por la misma Rosa Congost junto con los colegas Aron Cohen y Pablo F. Luna, editado en 2006 por las Publicaciones de la Universidad de Valencia. Es la recopilación de los escritos leídos y debatidos, al cabo de un año de la muerte del maestro,  en Nanterre, en el marco del ‘Atelier Pierre Vilar, por una historia en construcción’, que así se llama el colectivo que los reúne.

Encontraré las horas este verano para adentrarme en ellos y comprender la historia-inteligencia y la historia-saber. Todo hace pensar que son justamente las nociones que más tendremos que manejar y compaginar bien a partir de ahora.

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