Carles Boix: ‘Los primeros y grandes processistes son Cataluña Sí se Puede’

Anoche la fundación de estudios de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), la Fundación Irla, organizó un debate con Marta Rovira, secretaria general de ERC, y Carles Boix, profesor de Princeton (EEUU) y miembro del Consejo asesor de la Transición Nacional (CATN). En principio, se había de hablar sobre el proceso constituyente, porque la excusa era presentar el último número de la revista ‘Eines’ (‘Herramientas’), que edita la fundación, centrado en el proceso constituyente. Es decir, cómo se hace una constitución, con ejemplos de todo el mundo. Sucede que la actualidad se comió la propuesta de debate, y los ponentes, y buena parte del público, debatieron sobre todo el referéndum unilateral de independencia (RUI). Los pros y los contras.

Fue una oportunidad de oro para ver qué pensaba Carles Boix. Tiene una posición ambivalente, porque ve virtudes, pero también unos límites importantes. Muy importantes. Y si en un principio parecía que el RUI le atraía, al final parecía decantarse por unas elecciones. Como dijo él mismo, aunque le pueden convencer. En el acto de ayer también se pudo escuchar la opinión de Marta Rovira, secretaria general de ERC. Rovira no cerró la puerta al RUI en ningún momento, pero siempre dejando claro que tiene que haber una desconexión previa. Y que la hoja de ruta actual también podría ser válida. Para ella la clave está en la ley de transitoriedad, que haría la función de declaración de independencia. Si después se ratifica en forma de referéndum de autodeterminación o elecciones constituyentes, ya se verá.

Esta es la intervención de Carles Boix sobre el RUI, transcrita y editada:

«El RUI se ha convertido en algo no se si atractivo, pero está  en la cabeza, y en la boca de todos. El RUI, que tiene partidarios muy diversos, tiene cualidades muy grandes. Virtudes muy grandes. Realmente es lo que siempre hemos querido hacer: un referéndum. Un referéndum que es sí o no. Y que va más allá de los políticos y de los intereses de partidos. Intereses que son legítimos, pero que muchas veces no permiten llegar a hacer un referéndum de sí o no. El referéndum tiene otra virtud muy grande, y es que permite romper el ‘procesismo’. El ‘procesismo’ muchas veces se utiliza como una palabra hostil para indicar la desconfianza de los ciudadanos respecto de los políticos que llevan el proceso. Que alargan el proceso. Una desconfianza típica de sociedad anarquista, que no ha tenido nunca Estado, donde el ciudadano desconfía constantemente del político, con razón o sin ella. Pero el ‘procesismo’ también viene de aquellos que, sin gobernar el proceso, son los primeros ‘procesistas’. Hablo de Cataluña Sí se Puede y de Podemos. Estos son los grandes y primeros ‘procesistas’. Ellos se benefician mucho, del proceso. Aprovechan la agitación permanente desde un rincón de la península para tratar de desestructurar el Estado y asaltarlo, digamos. El referéndum es una manera de romper este ‘procesismo’. Tiene la virtud de que tiene que apelar a este sector, un tercio de la población, que en principio no debe votar sí, pero que es favorable al referéndum. Estas son las virtudes. Y me parece que el RUI es algo a considerar. Pero tiene límites, límites importantes.

El primero es que sólo puede prosperar si los ‘procesistas’ de izquierdas, CSQP, etc., se incorporan al mismo. Si públicamente hubiera un parlamento en el que dos tercios dijeran: ‘Hagamos un referéndum.’ Un referéndum de sí o no. No como en Puerto Rico [con más de dos opciones de respuesta]. Debe ser un referéndum de verdad: sí o no. O se añade el mundo de Cataluña Sí Que Se Puede, o nos encontramos con un referéndum donde habría una abstención importante. Y, además, el referéndum nos dicen que es unilateral. Soy escéptico con este referéndum. Nos dicen que es unilateral, pero para hacer eso tienes que tener el control y los mecanismos para convocar a los tuyos, pero también a los demás. Y esto es complicado si antes no tienes una ley de transitoriedad. Una DUI anterior. Cuando tienes la DUI, el referéndum unilateral de independencia se convierte en referéndum de independencia. Hay que debatirlo, efectivamente. Y habría que evitar que el RUI se use de arma arrojadiza para humillar a los adversarios».

Parecía, pues, que Carles Boix podía entender la vía Abad Ninet: hacer un referéndum de independencia, pero habiendo hecho una DUI antes. Si no, no. Luego, en cambio, en el turno de las preguntas, insistió en ello, y aquí parecía optar claramente por seguir la hoja de ruta actual, que establece unas nuevas elecciones:

«Para mí el 50% + 1 es imprescindible. Por eso creo que las elecciones son la posibilidad de llegar al 50% + 1 con todas las estructuras hechas. En este sentido, soy más radical que el señor Joan Tardà: yo no necesito ratificaciones de nada, ni dobles vueltas: hacemos unas elecciones, ganamos la foto y se acabó. Y luego el parlamento decidirá si quiere hacer un referéndum para ratificar la constitución o no».

Recordemos que Joan Tardà explicó desde el atril del congreso español que la hoja de ruta actual requería no sólo votar en unas elecciones, sino también votar el referéndum de la constitución catalana. Y que sólo cuando la constitución fuera aprobada se llegaría a la independencia. Para Carles Boix, bastaría con volver a votar en unas elecciones.

Marta Rovira

En el turno de Marta Rovira, también habló del referéndum unilateral de independencia. Y lo hizo en estos términos:

«¿RUI, elecciones constituyentes, DUI? Está muy bien que esté, el debate sobre cómo legitimar el final de la hoja de ruta. Pero me parece que la hoja de ruta la hemos de aplicar entera. Debe haber una ruptura democrática, con los instrumentos necesarios para hacer después o unas elecciones constituyentes o un referéndum de independencia, porque ya no será unilateral, porque antes con la ley de transitoriedad nos habremos constituido en Estado independiente. Quiero decir que a nosotros nos es indiferente qué instrumento haya en la hoja de ruta. Que esté el que tenga más capacidad, que legitime más la participación, sean unas elecciones constituyentes, sea un referéndum. Por lo tanto, para mí la cuestión es más política. No es tan instrumental. Es importante que, hagamos lo que hagamos, antes haya un punto de ruptura, un punto de constitución de nuevo Estado, ya sea para hacer un referéndum, ya sea para hacer unas elecciones. Dicho esto, podemos abrir todos los debates, si tenemos claro cómo llegamos a hacer un referéndum de independencia.

¿Cómo convocamos un referéndum de independencia, o unas elecciones constituyentes? Habiendo definido el nuevo marco de legalidad. Por lo tanto, estamos abiertos a todo: nosotros somos los del referéndum. El instrumento democrático que debe ir después de la ley de transitoriedad jurídica -que, insisto, nos dota del marco legal- sólo depende de nosotros, y es decisión política».

El acto llenó la sala del bar Original de Barcelona, ​​en pleno centro de la ciudad de Barcelona. Entre el público asistente se pudo ver el diputado de los comunes David Companyon, que en unas declaraciones recientes recogidas en el Mundo se mostraba partidario del referéndum. Y también estaba Joan Manuel Tresserras -que llegó tarde, pero fue a tiempo de poder marchar a cenar con Marta Rovira- y más miembros del partido republicano.

VILAWEB