Salvador Cardús: «Tenemos un grave problema de confianza en nosotros mismos»

Con la entrevista hoy en el sociólogo Salvador Cardús, este diario inicia una serie de entrevistas a opinadores y colaboradores habituales u ocasionales de este rotativo para que analicen, a lo largo de las próximas semanas, la situación política del país.

 

Una cuestión de confianza inmediata, un gobierno sin presupuestos, una hoja de ruta que todos quieren cambiar… ¿Estamos en un lío?

Es que el camino que debemos seguir para llegar al final de este proceso no es un camino claro, que esté previamente escrito. Y, además, es un camino que no lo estamos haciendo solos. Porque, por muchas cosas que nosotros decidamos aquí, que un día seguramente sí que deberán ser decisiones unilaterales, debemos tener claro que España y el resto del mundo también son factores que debemos tener en cuenta. Hay factores externos que nos obligarán a hacer algunas cosas. Y, desde luego, hay también factores internos que hacen que vivamos momentos de mucha complejidad. No deberíamos hacernos un gran problema de que haya situaciones complejas. Porque estarán hasta el final.

 

¿La imprevisibilidad estará siempre?

Sí. Y me atrevería a decir que es bueno que sea así. Porque, si la hoja de ruta se pudiera escribir, con detalle y hasta el final, esto querría decir que los adversarios tendrían todas las claves para poder boicotearla. Es como un partido de fútbol: nosotros podemos entrenar, tener una estrategia, ver vídeos del adversario, pero finalmente el partido se debe jugar. Y hay de todo: golpes de suerte, disparos afortunados, errores…, pero lo que no haces nunca es explicar la estrategia. Debemos ser fuertes, todos. Y tenemos que hacer un solo partido, y no lo que ocurre ahora, que todo el mundo, y no hablo sólo de los partidos políticos, hace su partidillo particular. Una vez juegas, la imprevisibilidad forma parte del partido.

 

¿El no de la CUP a los presupuestos formaba parte de esta imprevisibilidad? ¿O fue un gol en propia puerta?

En este caso, soy un mal analista. Porque yo ya tenía poca confianza en la fidelidad de la CUP a los pactos firmados. Porque conozco su lógica organizativa, y se adecuaba poco a este tipo de pactos. Y que conste que no lo critico, simplemente intento decir que es así. Si critico algo, en todo caso, es la ingenuidad de los que pensaban que se podían hacer unos pactos con gente que decide las cosas como las decide.

 

Mas, pues, ¿pecó de ingenuidad?

Sí. Pecó de ingenuidad y fue mal aconsejado. Quizá con toda la buena fe de todos, porque nadie sabe cuáles habrían sido las consecuencias de no llegar a un acuerdo, ni qué incertidumbres habrían abierto. ¿Qué hubiera pasado? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es el resultado de un pacto como el que hicieron. Ver a Mas durante meses y meses con el papelito del pacto firmado en el bolsillo y yendo exhibiendolo ya denotaba que seguramente ni él mismo se lo acababa de creer. Dicho lo dicho, quizá tampoco era ingenuo del todo. Pero la imprevisibilidad que antes le decía es también esto.

 

¿Habremos de convivir, pues, con esta imprevisibilidad?

A mí me parece que nunca ningún país habrá llegado tan bien preparado a la independencia. Pero el día que llegue y cómo, esto será una sorpresa para todos. El día antes, nadie había previsto que caería el muro de Berlín. Toda el hundimiento de la Unión Soviética también se precipita en un momento determinado. La política a veces va de esta manera. Y me parece que será nuestro caso.

 

¿Ahora estamos ante una situación similar a la de finales del año pasado, con la cuestión de confianza? Como entonces, el gobierno depende de la CUP…

No me hace sufrir nada esta situación actual. A mí me parece que no hay el mismo nivel de dramatismo. La situación del presidente Puigdemont es mucho más sólida, está mucho menos cuestionado, desde dentro y desde fuera. En el caso de Artur Mas, había una desconfianza grande en Juntos por el Sí. Y los tres meses de negociación fueron muy complicados. Ahora creo que la posición de Carles Puigdemont es muy sólida, muy diferente de las vacilaciones y las dudas del principio de la legislatura, y esto lo demuestra el hecho mismo de que planteara la cuestión de confianza, una jugada hábil. Y se ve en la manera de actuar, cuando dice que hablará con todos, pero que no pactará nada. Hace bien. Y creo que la CUP ya ha visto el lobo y sabe que no puede permitirse hacer caer el gobierno. La CUP está haciendo todo tipo de señales que lo dan a entender. Y, si no hace lo que tiene que hacer, la CUP desaparecerá del mapa. Y desaparecerá por implosión interna.

 

¿Ahora es el momento de rehacer la hoja de ruta e incluir el RUI como propone la ANC?

No me parece razonable discutir ahora esto. No sabemos qué tendrá que pasar, por eso de lo que le decía de la imprevisibilidad.Discutir ahora si un RUI, si una DUI, o lo que sea, me parece una discusión ociosa. Es banal. ¿Quién sabe, qué es mejor? Tanto una ley de transitoriedad como un referéndum, que nadie sabe cuándo ni cómo se quiere hacer, siempre implican una ruptura unilateral con el Estado. No habrá pacto. Y discutir ahora qué haremos primero me parece, insisto, ocioso. Haremos lo que podamos hacer en ese momento. Me parece que la propuesta de la ANC debe interpretarse en clave interna, en clave de necesidad suya de mostrar músculo, más que nada más. Me ha parecido un debate de aquellos del huevo y la gallina.

 

Ahora está de moda decir que los partidarios del proceso están desinflados, que eso no funciona…

No es este el tema. Los partidarios de la independencia lo siguen siendo. El problema, que existe, y que me preocupa desde hace tiempo, es otro: hay un cincuenta por ciento de catalanes que quieren la independencia, y esto es una mayoría clara, porque los demás están divididos, pero entonces, cuando a estos se les pregunta si la conseguiremos, sólo un 17% cree que sí. Tenemos un problema grave de confianza en nosotros mismos. Y, con este problema de confianza, es difícil ir a buscar los votos que nos faltan para que esto sea mucho más sólido. Es como si jugáramos un partido y nos pasáramos todo el rato diciendo «ay, ay, ay, que lo perderemos».Este es el problema clave que tenemos.

 

Quizá es que la ‘operación Cataluña’ ha tenido más éxito de lo que pensamos…

No. Estas operaciones que hace el Estado más bien son un estímulo para todos. Pueden haber influido, seguro, en las campañas electorales de Mas o de Trias, pero no en la confianza de todos en el proceso. No en esta falta de confianza que le decía. Esto es previo. Esta falta de confianza en nosotros mismos forma parte de cómo somos, de esa necesidad que tenemos de lamentarnos y de sacar grandes conclusiones, cuando en otros lugares tienen los mismos argumentos para lamentarse y no lo hacen. O no sacan las mismas conclusiones. Me parece que nos falta un punto de confianza en nosotros mismos. Y me parece que nos viene de antiguo, que no es algo nuevo.

 

La clase política puede que ayude poco.

Sí. Seguro. Y los medios de comunicación, todavia menos. Siempre he dicho que, cuando acabe todo esto, como sociólogo, me gustaría poder dedicarme a estudiarlo. Este proceso lo estamos haciendo con la gran mayoría de los medios de comunicación en contra. Cada día la mayoría de los medios de comunicación, públicos y privados, se dedican a ir en contra. Cuando lo consigamos, tendremos que reconocer que desde este punto de vista habrá sido realmente un milagro.

 

¿Y en dieciocho meses? ¿Hay tiempo?

Y en menos. Porque todos los preparativos ya están hechos, o están a punto de estarlo.

 

¿La próxima Diada debería ser una nueva gran movilización?

Si dependiera de mí, no tentaría la suerte queriendo hacer movilizaciones multitudinarias como las de los últimos años, que han salido bien, pero que a mí me han hecho sufrir hasta la víspera.

 

¿Quiere decir que ahora no es usted quien peca de falta de confianza?

Quizás sí. Porque siempre ha salido bien. Pero yo no tentaría la suerte poniendo la fuerza en el número de gente. Es más importante el relato que hagamos de todo ello y me parece que tienen razón cuando dicen que quieren descentralizar la Diada, porque hasta ahora han hecho venir siempre a todos a Barcelona.

EL PUNT-AVUI