El recurso al Constitucional como síntoma

Por si el circo del proceso no estviera completo, el Gobierno ha anunciado su apoyo a los miembros de la Mesa del Parlamento que pondrán recurso al Tribunal Constitucional (TC) por su último advertencia. Este tipo de decisiones no hacen sino confirmarme el desconcierto que reina en el PDC y en ERC respecto al punto de bloqueo en que se encuentra el proceso. Cada vez se ve más claro que ni unos ni otros se creen eso de la independencia, y no por motivos tácticos o puntuales, sino por un motivo mucho más profundo: no han desconectado de España.

Presentar un recurso al TC es producto de una mentalidad autonomista, es decir de sumisión absoluta a los poderes de Madrid. Neus Munté alegó, entre otros, dos motivos. Primero, que el TC, a veces, «incluso da la razón a la Generalitat». Es decir, ‘pájaro en mano’ en estado puro. Segundo, que el recurso es formalmente un primer paso para un hipotético recurso a instancias internacionales. Este argumento aún hace reír más que el primero. ¿De verdad la señora Munté quiere internacionalizar el conflicto catalán? Lo tiene muy fácil: que su gobierno convoque un pleno para dentro de quince días con un único punto en el orden del día: votar una DUI. Ya verá qué rápido se internacionaliza la cuestión, y no presentando papeleos ridículos ante el TC.

Es curioso cómo los promotores del proceso se dedican a desprestigiarlo a base de maniobras supuestamente inteligentes. Creo que el electorado independentista medio ya está un poco harto de tanta finta y tanta maniobra, y reclama coherencia. ¿No votó en el Parlamento, hace un año, ante la perplejidad de España entera, que desobedecería al TC cuando le apeteciera? ¿No lo hicieron? Entonces, ¿por qué tanto recurso? El TC es un órgano jurisdiccional arrodillado frente al nacionalismo español del PP y del PSOE. ¿Por qué no dejamos de hacer comedia y lo decimos claramente?

Estas incoherencias de ERC y PDC tienen un par de consecuencias graves. Una, que desalientan a los propios partidarios, como es mi caso. Y dos, que le restan credibilidad ante Madrid y el mundo. Seamos claros: ni PP ni PSOE se toman en serio que Cataluña vaya hacia la independencia, excepto cuando les interesa ganar un puñado de votos. Y, de verdad, no me extraña. Si yo fuera español y observara el errático comportamiento del gobierno Puigdemont, me pensaría que todo es bla-bla-bla sin contenido.

PD: Para adelantarme a algún comentario, lo dejo escrito aquí: me creo mucho menos el independentismo de la CUP.

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