Las cosas por su nombre

El viernes unos Mossos «detuvieron» a la alcaldesa de Berga en cumplimiento de una orden judicial para llevarla a declarar ante el juzgado, después de cuatro citas previas y de que la alcaldesa no se presentara. La citación para tomar declaración a la alcaldesa estaba en el procedimiento judicial abierto tras la denuncia de Sociedad Civil Catalana porque el consistorio de Berga tenía colgada la estelada en el balcón del Ayuntamiento.

Las cosas por su nombre 1:

Una legislación y un sistema judicial en el que prospera una demanda ante un hecho como el de tener colgada una bandera en el balcón municipal es un marco jurídico liberticida, que violenta los derechos políticos de los representantes municipales y que permite ejercer una coerción injusta y antidemocrática sobre los electos municipales, que se suma a la judicialización de todos los actos políticos y los quita así su naturaleza democrática.

La alcaldesa y el consistorio de Berga tienen TODO mi apoyo ante lo que es un procedimiento que puede ser legal, pero es claramente injusto, antidemocrático y que vulnera derechos básicos como la libertad de expresión y de opinión política.

Las cosas por su nombre 2:

Ezequiel «Pulp Fiction» 25:17:

«El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por la injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombre malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad saque a los débiles del Valle de la Oscuridad, porque es el auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos.

Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos, y tu sabrás que mi nombre es Yahvé cuando caiga mi venganza sobre ti».

Sí, la ley y el sistema que permite encausar a la alcaldesa de Berga por tener una bandera colgada en el balcón son injustos. Pero lo cierto es que estamos rodeados por todas partes de injusticias y por la tiranía de los «hombres malos», llamémosle Estado español.

Por eso somos independentistas. Porque queremos acabar con esta tiranía y con estas injusticias que nos rodean. La injusticia que permite encausar a la alcaldesa por una estelada en el balcón. La injusticia que permite encausar al presidente Mas, a Quico Homs, a Joana Ortega y a Irene Rigau por poner las urnas el 9N. La injusticia que permite un expolio fiscal de 16 mil millones de euros anuales. La injusticia que encausa a los concejales de Badalona por abrir las puertas del Ayuntamiento el 12-O. La injusticia que encausa a la Presidenta del Parlament Carme Forcadell por permitir un debate político sin límites entre los diputados, representantes de la voluntad del pueblo de Cataluña. La injusticia que nos imputa por silbar un himno o exhibir esteladas en un campo de fútbol. La injusticia que no nos permite aplicar leyes contra la pobreza energética.

Etcétera, etcétera, etcétera.

El proyecto independentista quiere acabar con todas estas injusticias. Estamos totalmente convencidos de que sólo podremos acabar con estas injusticias y la tiranía con la independencia, haciendo realidad un Estado propio, el Estado Catalán.

Las cosas por su nombre 3:

La independencia requerirá de un acto de soberanía explícito, que implicará la desconexión del ordenamiento jurídico español para pasar a estar sometidos a un nuevo marco jurídico, el propio, que ordenará toda nuestra sociedad.

Y este será el acto de desobediencia institucional clave, no las desobediencias personales: los segundos que van de desconectarnos del ordenamiento jurídico y marco político-institucional español para conectarnos al nuevo mar político-institucional catalán y al nuevo ordenamiento jurídico que sustituirá al anterior, el español. Esta desobediencia institucional únicamente está en manos del Parlamento y del Gobierno de Cataluña (como, eventualmente, otras decisiones que impliquen colisión de soberanías, como por ejemplo en el ámbito tributario).

Transcurrida esa mínima fracción de tiempo de desconexión de un ordenamiento y una vez conectados al nuevo ordenamiento, el país estará regido por una nueva ley y un nuevo orden que sustituirán al anterior. Unas leyes de obligado cumplimiento (nos gusten o no, pero que ya podremos cambiar nosotros). Una policía que velará por garantizar nuestros derechos y nuestras libertades, vía la aplicación de las leyes. Y un sistema judicial que resolverá aquellos casos de incumplimiento de la ley o de violación del orden del nuevo Estado catalán.

Sin decisión del Gobierno o el Parlamento, nadie está al margen del actual marco jurídico. Aspiramos a cambiarlo, de arriba abajo incluso. Pero no pensamos hacerlo convirtiendo a nuestro país en una selva, en una anarquía donde el cumplimiento de la ley quede a criterio de cada uno. No, esto no sucederá. Porque si pasa es el fin de todo.

Las cosas por su nombre 4:

Hoy no han «detenido» a la alcaldesa de Berga por tener una bandera colgada en el balcón. Esto no es cierto. La han detenido porque, en una decisión personal, había decidido que ella no reconocía el sistema judicial ni el ordenamiento jurídico, y no ha atendido a ninguna de las citaciones para comparecer para trasladar al juez su visión ante la denuncia interpuesta por SCC.

La han detenido porque, como en cualquier procedimiento judicial, cuando se cita a alguien se le advierte de que si no se presenta se le irá a buscar para hacerlo comparecer. Esto ocurre si eres la alcaldesa de Berga, si eres un conductor que has tenido un encontronazo con el coche, si eres un vecino al que ha denunciado otro vecino porque haces demasiado ruido, si haces un «sinpa» y te pillan, etc etc etc. Pasa siempre y es un procedimiento absolutamente ordinario en el proceso judicial.

La detención de hoy de la alcaldesa de Berga en términos de procedimiento judicial no tiene nada de excepcional, ni político, es de lo más ordinario.

¿Se considera mejor la alcaldesa de Berga que el Presidente Mas, que la Presidenta del Parlamento Carme Forcadell o que el concejal de Badalona sr. Téllez (de la misma CUP)?

Porque todos ellos han dado la cara. Han respondido, como era su derecho y su obligación, a la citación, y han defendido su actuación. Han hecho lo que tocaba, cuando lo que tocaba era decir que el 9N era un procedimiento democrático, cuando lo que tocaba era decir que el Parlamento puede hablar de lo que sea y cuando lo que tocaba era decir que un consistorio puede decidir abrir las puertas para atender a los ciudadanos si así lo decide.

Y al fin y al cabo todo ha sido simple gesticulación, pero ha acabado declarando ante el juez. Y todo el mundo sabía que esto iría así.

Las cosas por su nombre 5:

No es admisible una «desobediencia a la carta». Puede no parecer justo tener que dar explicaciones por poner una bandera en el balcón, pero tampoco es justo el sistema tributario español, que recauda todos nuestros impuestos, nos expolia y nos devuelve lo que quiere, y la alcaldesa, por más injusto que sea, no ha dejado de practicar las retenciones de IRPF de todos los trabajadores municipales, ni ha dejado de declarar el IVA, ni pagar los créditos a los bancos, etc etc etc.

Las decisiones de desobediencia y desconexión competen exclusivamente al Parlamento y al Gobierno de Cataluña.

La alcaldesa de Berga tiene todo mi apoyo, pleno, porque está encausada por un hecho estrictamente político, de libertad de expresión y de decisión.

Pero no lo tiene cuando exige a la Policía de Cataluña que porque ella lo dice, desconecten.

Las cosas por su nombre 6:

Un país sin ley y orden es la anarquía. Y la anarquía es el enemigo número 1 para alcanzar la independencia. Nuestra policía, los Mossos, son la garantía de poder hacer realidad la independencia, porque son la garantía de la ley y el orden en nuestro país.

Las cosas por su nombre 7:

Superar las injusticias y la tiranía que nos rodea sólo tiene un nombre: independencia. Todo lo que introduzca elementos de fractura de la mayoría democrática por la independencia y por hacerla posible, nos aleja de la independencia. Todo lo que no sea actuar unitariamente, también.

Es responsabilidad de todos, con nuestros actos, no situarnos al margen de la estrategia del proceso, para no provocar situaciones que puedan derivar en fracturas internas o hacerlo descarrilar. Nos tenemos que situar en el «frame» de leales militantes de una causa compartida, de una estrategia que sólo si todos estamos en ella y hacemos lo que tenemos que hacer, podrá triunfar.

EL MÓN