Tal día como hoy, hace 311 años, se iniciaba formalmente la Guerra de Sucesión (1705-1714). El día antes, el pretendiente Carlos de Habsburgo había jurado las constituciones de Catalunya. Un privilegio reservado únicamente a los condes de Barcelona y reyes de Aragón. En aquel acto se le reconocía como futuro rey de las Españas. El propósito era recuperar el modelo político confederal de los Habsburgo amenazado por la llegada al trono de un Borbón –con un polémico testamento– cinco años antes. Los Borbones en los países de la corona catalano-aragonesa encarnaban todos los males. La historia los perseguía.
Con su rastro característico –diabólicamente sanguinario– años antes habían destruido Occitania en la revolución social y nacional de las Jacqueries. Y en Catalunya, durante la revolución de los Segadors y en la negociación del Tratado de los Pirineos, habían mostrado su cara más despóticamente supremacista y más traidoramente repulsiva. Elementos que los elevaban a la categoría totémica de la muerte. Lo que más pesó, sin embargo, en aquel paso decisivo fue la relación subordinada que el Borbón de Madrid mantenía con respecto al de París, que perjudicaba notablemente el crecimiento económico de Catalunya y su proyección: los tradicionales mercados, Inglaterra y Holanda –enfrentados secularmente a Francia y a la España castellana–.
En aquel conflicto los países de las coronas castellano-leonesa y navarra –dominados por las élites latifundistas y colonialistas de clase aristocrática– se alinearon con el Borbón reinante. Con el apoyo militar y económico de Francia. Y los países de la corona catalano-aragonesa –liderados por las élites mercantiles de clase plebeya– lo hicieron con el Habsburgo pretendiente. Con el apoyo, también militar y económico, de Inglaterra, Holanda, Austria y Portugal. Ocho años más tarde, con el conflicto prácticamente concluido a favor del Borbón, lo que había sido un episodio bélico de nivel europeo se convirtió en la segunda guerra independentista de Catalunya (1713-1714).
http://www.elnacional.cat/es/efemerides/guerra-sucesion-catalunya_119397_102.html
. El día antes, el pretendiente Carlos de Habsburgo había jurado las constituciones de Catalunya. Un privilegio reservado únicamente a los condes de Barcelona y reyes de Aragón. En aquel acto se le reconocía como futuro rey de las Españas. El propósito era recuperar el modelo político confederal de los Habsburgo amenazado por la llegada al trono de un Borbón –con un polémico testamento– cinco años antes. Los Borbones en los países de la corona catalano-aragonesa encarnaban todos los males. La historia los perseguía.){kind=link}