Análisis del 3er BOP del CEO y del Barómetro del ICPS. La evidencia de algunas alertas

Esta semana hemos tenido dos encuestas interesantes: hoy el barómetro del Centro de Estudios de Opinión y previamente el barómetro 2.016 del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la UAB.

Como siempre digo y como siempre intento poner en práctica en mis análisis, lo más interesante y aprovechable de una encuesta son las tendencias que nos marcan. De modo que esto es a lo que quiero dar un vistazo.

Ligado a esto, lo que menos sentido tiene ahora mismo, en un escenario tan volátil -incluso inflamable- como el que estamos, es analizar las proyecciones electorales concretas. Ningún sentido.

Independencia Sí/No

Lo primero que llama la atención al consultar los resultados de las dos encuestas es que proyectan un resultado con diferencias significativas en relación a la cuestión de «independencia Sí/No».

El CEO pregunta: «¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente?»

– 44,9% Sí

– 45,1% No

– 7% No sabe

– 2,9% No contesta

 

El ICPS pregunta: «Si mañana se hiciera un referéndum para decidir la independencia de Cataluña, ¿usted qué haría?»

– 46,6% Votaría a favor (Sí)

– 33,8% Votaría en contra (No)

– 14,4 Votaría en blanco o nulo

– 0,6 + 4,7 No sabe/No contesta

Efectivamente, como ya se ha visto -por eso he puesto el literal- las preguntas no son las mismas. El CEO plantea al encuestado si quiere o no quiere que Cataluña sea independiente (apela a la esfera volitiva del encuestado). Pero el ICPS le plantea cuál sería su voto en caso de un referéndum (apela directamente a un escenario de voto decidido).

Este diferente planteamiento puede explicar diferentes comportamientos en los encuestados, por eso no se puede hacer una comparativa directa ni decir si una es más precisa que la otra, porque no expresan exactamente lo mismo en todas sus dimensiones. Dicho esto, hay dos cosas que tiene mucho sentido que miremos:

– ¿Qué pueden indicar estos resultados diferentes en relación a las dos preguntas diferentes que se plantean sobre el tema de la independencia?

– ¿Cuál es la evolución en cada encuesta, y si esta evolución nos visualiza alguna tendencia?

Sobre la primera cuestión. Fijémonos que el Sí es prácticamente idéntico en ambas encuestas: 44,9 y 46,6, sólo 1,7 puntos de diferencia, irrelevante demoscópicamente. Por lo tanto podríamos concluir que ambas encuestas identifican el Sí con mucha precisión, alrededor de este 45%. Las diferencias más significativas las encontramos en el NO. A la pregunta del CEO un 45,1 dicen que no quieren la independencia, y en la del ICPS sólo un 33,8% dicen que votarían en contra de la independencia. Entre ambas hay 12 puntos de diferencia, que es mucho.

Esto me lleva a pensar que los que queremos la independencia todos tenemos claro que votaríamos Sí, pero entre los que no la quieren, parece hay una parte que puede que no iría a votar en contra, llegado el momento. Estos 12 puntos de diferencia en el No serían la distancia que hay entre querer o no querer algo (CEO) y votar a favor o en contra de algo (ICPS). Sería una explicación favorable para nosotros. Pero es sólo una explicación de este diferencial. Quizás hay otras.

En relación a la segunda cuestión, la evolución del posicionamiento de los encuestados en cada encuesta, las noticias no son tan buenas. En mi opinión ambas coinciden en reflejar una tendencia a la baja del Sí y al alza del No. Muy pequeña, dentro de los márgenes de error, pero coincidente en ambas, lo que hace no podamos menospreciar el dato.

Fijémonos en ello con más detalle:

El 46,6% de Sí del ICPS es el porcentaje más bajo desde el 2012, cuando se situaba en el 49,2. en 2014 alcanzó un 49,9% de intención de voto. Y ahora estamos en este 46,6. Es decir, que poco, pero una perceptible pérdida de 3 puntos en este periodo. En cambio, este 33,8% del No es su máximo histórico en todos los años que nos facilitan los datos los del ICPS.

Del 2014 al 2016, según el ICPS, el diferencial entre el Sí y el No habría pasado de 21 puntos a los actuales 13, consecuencia de esta simultánea pérdida de porcentaje del Sí e incremento de porcentaje del No, que aunque pequeñas como valor cada una de ellas, provocan este acortamiento más que significativo. Que el Sí sigue 13 puntos por encima, cierto. Pero no podemos menospreciar este dato y tendencia que se pone de manifiesto, tan claramente, en la encuesta del ICPS.

Si miramos el CEO el contraste no es tan acusado. Pero también refleja una tendencia similar. El Sí ha pasado del 47,7 en el anterior barómetro al 44,9 en el mismo. Sólo son 3 puntos, prácticamente dentro del margen de error de la encuesta. Pero son perceptibles. Simultáneamente, el No pasa del 42,4 al 45,1, un incremento de 2,7 puntos. También dentro del margen de error, pero ahí está. De modo que si en junio el Sí estaba 5,3 puntos por encima del No, ahora el Sí está 0,2 puntos por debajo del No. Es decir, que de junio a ahora nos hemos comido 5,5 puntos.

No hay que sacar las cosas de quicio, porque sólo son dos encuestas, pero sí haríamos bien en prestar atención a la tendencia que ambas ponen de manifiesto. Ignorar que algo está pasando, que eso sí creo que las dos encuestas lo ponen de manifiesto, podría ser un grave error por parte del independentismo.

De hecho, en los análisis que vengo haciendo últimamente ya alertaba de lo que a criterio mío era un error: que habíamos dejado de hacer independentismo, y que estábamos atrapados por la letal influencia de la CUP y dinámicas internas de posicionamiento dentro de JxSí, en una espiral de postureo de radicalidad ideológica que puede hacer alejar a los sectores más moderados y a las clases medias del proyecto independentista. Hemos dejado de hacer independentismo para hacer ideología: que si República Catalana, que si desobediencia, que si luchas compartidas, que si incrementar impuestos, etc. etc. etc.

En condiciones normales diría que hay que estar alerta a la evolución de estos indicadores. Pero no estamos en condiciones normales. Estamos en una carrera contra-reloj hacia la independencia, por lo que nos tenemos que espabilar e intentar agudizar sentidos y neuronas para analizar estos indicadores y ver qué puede haber detrás y reaccionar.

En el resto de valores de la encuesta del CEO las cosas siguen más o menos como en anteriores.

Brevemente, sobre el proceso y la independencia: decir que están caracterizados por la ausencia de elementos identitarios en su formulación. Que su fundamento sólido es la percepción socialmente abrumadora que Cataluña tiene un nivel insuficiente de autogobierno, etc.

A nivel político, todo sigue más o menos igual también.

Juntos por el Sí es la gran apuesta política -y acierto- que ha hecho este país, y la única que nos puede permitir alcanzar la independencia. Todo lo que se sitúe al margen de Juntos por el Sí es un terreno lleno de incertidumbres que nos aleja de ella.

Entiendo que Juntos por el Sí proyecta un resultado electoral mejor de lo que le atribuye el CEO. Ya sé que está dentro de los márgenes de error, pero fijémonos que por ejemplo JxSí tiene ahora mismo una intención de voto DIRECTO superior al porcentaje de voto que logró (sobre censo) el 27S: 30,3 vs 29,55.

Tiene, además, una extraordinaria fidelidad de voto (del 86,7) y no tiene pérdidas significativas en ninguna dirección (sólo, también dentro margen de error encuesta, un insignificante 1,6 hacia CSQEP), nada más, ningún otro valor que llegue al 1. En cambio, Juntos por el Sí arrastra porcentajes de voto muy significativos de otras formaciones: un 21,3% de la CUP, un 6,4% de CSQEP y un 3,3 de PSC.

La CUP en cambio es la formación política con una más baja fidelidad de voto, tan sólo del 57,3%, con pérdidas declaradas de voto hacia otras formación significativas, como el 21,3% que ya hemos visto hacia JxSí o un 7,9% hacia CSQEP. En mi opinión la proyección que hace el CEO de los resultados de la CUP es muy generosa, y ahora mismo sus resultados estarían bastante por debajo de los que le atribuye.

CSQEP sí parece en cambio tener una cierta fortaleza electoral. Fidelidad de voto muy alta (80,7) y sólo fugas significativas hacia JxSí (6,4), mientras araña voto de casi todos.

Otro foco de interés en algunas de las lecturas que he leído es como está la cosa en este elemento incomprensiblemente central de la estrategia de ERC (digo incomprensiblemente porque como vimos ayer en ‘Polonia’ canta tanto, es tan evidente que incluso ya es motivo de gags humorísticos) para hacerse con la hegemonía del voto independentista que hasta ahora ha tenido el mundo convergente.

Pues parece que la persistencia de ERC apunta algún éxito en este sentido. Sin duda su posición actual es de fuerza y de una visualización creciente de expectativas electorales. Sin embargo aquí sí que quiero recordar lo que decía al principio: el escenario político es de una volatilidad extraordinaria, y la encuesta recoge lo que quizás es uno de los momentos más bajos, en cuanto a visualización, del mundo convergente, en una desorientación que empieza por el nombre y la marca. Pero la gente del PDECAT o como se llame tienen mucho trabajo por delante, y no les iría nada mal una reflexión serena y sincera sobre cómo han gestionado todo este proceso de refundación y cómo se están posicionando en relación a la sociedad y las ideas que tradicionalmente habían representado.

A esto hay que añadir otro factor, en relación a la configuración de la muestra, y es que -esto es inevitable pueda pasar- entre el votante de Juntos por el Sí hay una sobrerrepresentación evidente del «votante» filo-ERC, en detrimento del votante filo-convergente. Esto se puede ver muy claramente en la tabla de recuerdo de voto en el congreso de diputados, donde concurrieron por separado. ERC tiene una sobrerrepresentación de 6 puntos y el voto convergente una infrarrepresentación de 3 puntos. Casi un diferencial de 10 puntos de desequilibrio que es lo que explica también en parte, a criterio mío, el diferencial de intención de voto, porque estos 10 puntos implican un impacto más que significativo en los porcentajes de intención de voto que recoge y proyecta la encuesta.

Pero vaya, si el mundo de ERC quiere saber si su estrategia está funcionando, decir que sí, que hay indicadores que ahora mismo proyectan una cierta ventaja sobre el mundo convergente a los efectos de esta obsesión que tienen por la pugna por la hegemonía interna dentro del voto indy.

Enhorabuena, pues.

De todo ello lo que a mí me preocupa y me ocupa no es eso, aunque respeto a quien le preocupa y ocupa. Lo que me inquieta son los datos comparados y evolutivas de las dos encuestas en relación al posicionamiento ante la independencia. Me inquieta que esta percepción que tengo desde hace meses de que estábamos dejando de hacer independentismo ahora pueda tener un cierto reflejo en las encuestas. Sí las encuestas para lo que más nos sirven es para valorar las tendencias que pueden reflejar, estas tendencias no son buenas.

Ojalá quienes pueden hacer algo lo vean, dejamos de hacer ideolgia absurda y volvamos a hacer independentismo. Lo tenemos a mano. No desfallezcamos, no lo desperdiciemos, hagámoslo bien, hagámoslo mejor como cuando dimos el salto que ahora mismo todavía nos permite ser mayoría social, el más compartido proyecto político para nuestro país de todos los posibles. Dejémonos de gilipolleces y hagamos lo que hay que hacer. Dejémonos de repúblicas y volvamos a la independencia. Dejémonos de sueños y volvamos a los argumentos de la independencia. Dejémonos de postureos varios y ofrezcamos una imagen sólida y fiable de lo que estamos haciendo y de cómo lo haremos. Y no convirtamos las legítimas diferencias políticas e ideológicas en una pantalla que refleje nuestras miserias e incremente las dudas y las incertidumbres sobre todo del grueso de la sociedad, de la gente a la que nos dirigimos, de los que ya están con nosotros y de los que queremos que lleguen.

RACÓ CATALÀ