Esperando a Godot

Siempre nos han salvado. Cuando estamos cerca del estallido de cualquier crisis establecida en el Parlament, desde el gobierno central hacen algo que supera la crisis interna. Así ha pasado ahora mismo. Las relaciones de JxSí con la CUP se encontraban en uno de los momentos más difícil de sus tiras y aflojas, cuando el TC, es decir, el gobierno de España, se asoma por la ventana y habla. Y las buenas relaciones vuelven.

Esta vez la crisis interna ha sido fuerte. Nadie se pierde que nuestro gobierno se encontraba en peligro de máxima intensidad: los socios de los que dependen los presupuestos y, por consiguiente, la posibilidad de llevar adelante el referéndum o lo que sea posible para la desconexión con España, piden el cese de un consejero. No ha sido un episodio nada apacible. Sobre todo, cuando han aparecido los papeles que testimonian que fueron los Mossos quienes firmaron la denuncia de los hechos de la quema de las fotos del rey el 11 de septiembre, mientras los participantes de las manifestaciones se iban a dormir con el convencimiento de haber hecho, como siempre, el trabajo sin levantar polvareda.

Se nos dice que la actuación de los Mossos consistente en poner en conocimiento de la fiscalía el delito era una obligación del cuerpo. Nos preguntamos qué habría pasado si los Mossos no hubieran hecho la denuncia. Seguramente nada de nada. Quemar la foto de los reyes, primero la de Juan Carlos y la de Felipe VI, es un clásico de las manifestaciones, menos en las de las sonrisas. En la mayoría de ocasiones, la anécdota no había ido más allá. Por tanto, convenimos en que, como mínimo, hace muy mal efecto que sea nuestra policía quien actúe enviando una descripción inmediata de los hechos. La secuencia de «la puesta en conocimiento de la fiscalía» realizada por los Mossos aparece en los impresos de copia que ha pasado la CUP. Por de pronto, las denuncias están firmadas por los Mossos, lisa y llanamente. Es en el tercer documento donde aparece con la cabecera del Departamento de la Generalitat de Cataluña. La firma también es de los Mossos. Feo. Y sospechoso. No tanto de la actuación del consejero Jané, cuyo protagonismo desconocemos, sino fuera por el desarrollo del proceso. Mala pieza en el telar. La CUP alborotadas al máximo, detenida, etc. JxSí apoyando al consejero.

Y es aquí donde entra en escena el TC. Y declara que el alto tribunal suspende el plan del Parlamento para el referéndum, y avisa de que actuará penalmente en caso de desobediencia. Y responsabilizará de los hechos a la presidenta del Parlamento, al presidente de la Generalitat y a quien sea. Cataluña en conjunto, la independentista y la unionista, toda junta, menos los que no saben ni contestan, responde con reacciones inmediatas a la nunca vista aún actuación provocada por el gobierno del ‘diálogo’.

Al despertarnos de la «revolución de las sonrisas», nos damos cuenta de que o nos rendimos a los pies del amo o ahora sí que iniciamos la revolución. Sin sonrisa alguna.

EL PUNT-AVUI