Y ahora toca atravesar el Delaware

El día de San Esteban de 1776 la guerra de Independencia de los Estados Unidos vivió una batalla decisiva en Nueva Jersey. El general George Washington y el ejército continental sorprendieron y ahuyentaron a la guarnición de los mercenarios de Hesse (al servicio del ejército colonial británico), después de haber zarpado la noche de Navidad hacia Trenton, habiendo atravesado el río Delaware en unas condiciones meteorológicas complicadísimas. Hubo muy pocas bajas en ambos bandos. Veintitrés tres hessianos y dos liberadores. La batalla no fue decisiva por el volumen. El desenlace no se determinó por una razón numérica.

Las fuerzas comandadas por Washington atacaron con dos columnas, por el norte y el oeste. Una tercera columna que debía entrar por el sur no pudo atravesar el río por las malas condiciones. Como en todas las batallas decisivas, la victoria fue debida a la valentía y al carácter de las tropas independentistas, pero también a la astucia y la inteligencia de los mandos y de un espía en las filas enemigas que despistó a los mercenarios conducidos por el coronel Johann Rall. Washington tuvo el acierto de aprovechar lo que parecía una desventaja (las condiciones atmosféricas desfavorables) y convertirlo en una oportunidad. El factor sorpresa decantó la batalla.

La leyenda dice que antes de que las columnas de los liberadores comenzaran la aventura, Washington escribió en su despacho de campaña el siguiente texto: ‘Victoria o muerte’. La victoria de Trenton dio mucha confianza al ejército continental, que demostraba que podía derrotar a un ejército europeo formado por unos mercenarios (los de Hesse) muy temidos por los jóvenes patriotas que querían ahuyentar el poder británico.

De aquella batalla, quedaron relatos históricos, un monumento aún en pie en Trenton ( Five points ) y un cuadro célebre, obra de Emanuel Leutze, que representa al general Washington y sus hombres de confianza atravesando el río Delaware.

Con el amigo Xavi Miserachs, queremos empezar este año decisivo de 2017 haciendo una referencia directa y clara a esta batalla norteamericana. Los que lo sigan en Twitter (@xmiserachs) ya conoce su habilidad a poner en evidencia nuestra realidad política cotidiana en vez de referencias políticas y culturales históricas. Hoy lo hacemos conjuntamente con los timoneles del independentismo y la batalla de Trenton, como se puede comprobar en la imagen que ilustra el artículo.

Y es que este año el independentismo está a punto de cruzar el Delaware. El mal tiempo lo tenemos asegurado. Nadie pondrá facilidades a la travesía, al contrario. Pero si se consigue llegar a la otra orilla, el factor sorpresa también cogerá el adversario desprevenido y será decisivo. La intervención del amigo Miserachs en la pintura histórica de Leutze (el original tiene seis metros y medio de ancho por tres ochenta de altura) nos presenta el comandante en jefe, Carles Puigdemont, alzado mirando el peligro de cara; su lugarteniente, Oriol Junqueras, que no dejará caer el estandarte; el guía espiritual, Lluís Llach, en la proa; dos que reman con fuerza, Marta Rovira y Jordi Turull; Raül Romeva, cerca del comandante divisando el horizonte; Carme Forcadell protegiendo la gran bandera de los anhelos populares; también rema fuerte Neus Munté, junto a Mireia Boya, Jordi Baiget y Antoni Castellà, preparados para el ataque; y controlando el timón para que la nave no pierda el rumbo, Quim Arrufat.

El cuadro es bastante completo. Claro que podría haber muchas más caras. La gente de Òmnium, la de la ANC y mucha más. Pero, como se puede observar, hay muchas más barcas, todas llenas. Esta es la de los partidos. La que marca el ritmo y la estrategia en este momento. Y es fundamental esta imagen de una sola embarcación. La tentación de decir ‘id pasando, que nosotros ya iremos detrás vuestro’ ya no está. Habrá que ver si Arrufat y compañía consiguen de no desviar el rumbo, ahora que se hablará de un presupuesto imprescindible para llegar a la otra orilla. Es el último bache que habrá que superar antes de entregar la batalla.

Nos esperan nueve meses frenéticos y apasionantes. Exigirán inteligencia y carácter. Cabeza fría y corazón caliente, si nos ponemos poéticos. Pero la imagen de hoy nos sirve sobre todo para recordar que hay dos consignas que no podemos abandonar: todos sobre la misma barca y sin parar de remar nunca.