El nacionalismo español y el referéndum

Saliendo de su encuentro con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, Oriol Junqueras manifestó el otro día que el Gobierno rechaza la celebración del referéndum sobre la independencia de Cataluña «porque no lo quiere perder». Creo que esta percepción, que es compartida por el grueso de los políticos y las bases soberanistas, es totalmente equivocada. Lo creo por dos motivos y lo argumentaré a continuación.

Primero, estoy convencido de que si el Gobierno quisiera permitir un referéndum en Cataluña y tener garantizado ganarlo lo tendría muy fácil. Empecemos por el hecho de que todas las encuestas publicadas últimamente dan lo que se llama un «empate técnico», lo que significa que hay mucha igualdad y tanto podrían ganar los unos como los otros. Y esto ocurre, quiero resaltarlo, ¡con el gobierno de Madrid más antipático para la mayoría de los catalanes de los últimos cuarenta años!

Ahora bien: ¿qué pasaría si el Gobierno dejara de ser el más antipático de los posibles y planteara a Cataluña una oferta seria y bien articulada? ¿Que planteara, por ejemplo, un blindaje de la Generalitat en cuanto a cuestiones de lengua y un sistema transparente para limitar el déficit fiscal al 3-4% del PIB catalán? Con una oferta como esta como zanahoria, el gobierno español ganaría el referéndum con muchísima facilidad y dejaría cerrada la cuestión por lo menos veinte años.

Llego a la segunda cuestión. Si lo tendría tan fácil, ¿por qué no convocan el referéndum? Respuesta: no es porque tengan miedo de perder (como piensa tanta gente), sino por una cuestión de principios ideológicos. Hay que entender y subrayar que la tozudez de Madrid no tiene nada que ver con el pragmatismo, al contrario: con principios nacionalistas. Lo dejó bien claro la vicepresidenta después de su encuentro con Junqueras: «No podemos negociar lo que no podemos disponer. Es una cuestión que decide el conjunto del pueblo español. No tenemos capacidad de decisión».

Más claro, agua. La Nación española (con mayúscula, como aparece en la Constitución) es una e indivisible, y esto es algo tan sagrado como la Biblia y el Corán juntos. Algo totalmente innegociable. La Nación española (dicen) existe hace 3.000 años y ni Rajoy, ni Susana Díaz, ni Albert Rivera son nadie para cuestionarla. Es por eso que la prensa anglosajona mira el conflicto catalán con tanta perplejidad: ellos, que son tan pragmáticos, no entienden que en Madrid ignoren lo que es el pragmatismo.

NACIÓ DIGITAL