¿Qué igualdad, Don Mariano?

En los últimos años, cuando Ud. como presidente se ha visto forzado a opinar sobre el tema catalán, ha optado reiteradamente por un argumento para justificar su no permanente. Nos ha dicho que no va a haber referéndum en Cataluña por no «quebrar la igualdad entre españoles».

Un reciente artículo de Seda Hakobyan y Alexandre Solano en Vilaweb recoge diez casos flagrantes de falta de igualdad para con los ciudadanos de Cataluña que quizás le interese conocer. Abren con casos acaecidos en el campo jurídico como por ejemplo la elección de cuatro magistrados para el TC, con perfiles claramente indicados para tumbar el Procés e imponer un modelo basado en el nacionalismo español, con la exclusión de otras sensibilidades tolerantes con el sentimiento, la voluntad y la tradición catalanas.

Efectivamente, ¿no es en este sentido que cabe calificar la exclusión de la juez Àngels Vivas, por parte del CGPJ, para presidir la Audiencia de Barcelona? Recordemos que ella tenía los máximos méritos profesionales para ocupar la plaza, siendo descartada por razones de discriminación ideológica por haber firmado un inocente manifiesto democrático en pro del derecho a decidir. Recordemos que ella, junto con 32 jueces catalanes más, fue linchada por cierta prensa de Madrid por hacerlo. Otro de los jueces firmantes, Santiago Vidal, incluso fue apartado de los juzgados por haber publicado un documento teórico de carácter privado. ¿De qué «igualdad» podemos estar hablando aquí cuando hay jueces de otras convicciones nacionales que han participado públicamente en política –incluso en su partido– sin recibir sanción alguna?

También en la diplomacia se registra esta manifiesta falta de igualdad. El caso de la suspensión del cónsul honorario de Letonia en Barcelona, el Sr. Xavier Vinyals, resulta llamativo. No había sido suficiente presionar al Gobierno de Letonia para que lo apartase por su ideología catalanista. Tuvieron que ampararse en hechos nunca probados, de índole ideológico, para dejar a Letonia sin el cónsul de su elección. Igualmente abusivos fueron los métodos usados por su ex-ministro de Exteriores para boicotear actos informativos sobre procesos democráticos organizados por catalanes en el mundo. Ustedes llegaron al extremo de intentar boicotear actos literarios (ex. la presentación del libro “Víctus”) o a sobornar con fondos reservados a banqueros de Andorra –incluso amenazándoles– para que incurrieran en irregularidades propias de la guerra sucia. Por no decir nada de la Operación Cataluña y los boicots practicados por sus embajadas contra el voto de los catalanes en el extranjero o la burda manipulación de la traducción de declaraciones de los máximos dirigentes de la UE en beneficio de sus intereses. Incidentes muchos de ellos graves y opuestos radicalmente a cualquier noción de igualdad y a la «legalidad constitucional» a la que tanto apela.

Lo ocurrido en el ámbito de la Fiscalía también muestra una total falta de igualdad. Ya habló su anterior ministro del Interior de lo que podía «afinar» a través de los fiscales. La dirigente de su partido en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho hablaba, igualmente, de fiscales «afines» con los que se podía contar. Poca «igualdad» vemos aquí. Y es que a ustedes, si no les conviene un fiscal o un juez, lo cambian y ya está, como hizo últimamente en Murcia con Bernal o en Barcelona con Martín Rodriguez Sol, quien cometió el pecado de reivindicar el derecho democrático de los catalanes a votar. También las presiones de los suyos tumbaron en su día al fiscal Eduardo Torres-Dulce por mostrarse demasiado indulgente con el presidente Mas. Igualmente reprobable fue la doble vara de medir aplicada al excluir al miembro de la mesa del Parlament, Joan Josep Nuet, de la acusación de favorecer iniciativas en favor del derecho a decidir por la suposición que «no tenia intención de desobedecer». ¿O sea que a los demás miembros si era correcto imputarles por sus «intenciones» ideológicas? ¿Qué clase de «igualdad» es esa?

No acabaríamos nunca de encontrar ejemplos para probar que Ud. y su Gobierno son máximos practicantes de la no-igualdad. Y si no, que se lo pregunten a Clara Ponsatí, a quien ustedes hicieron expulsar de su cátedra en Georgetown (EEUU) o a Cristina Puig, presentadora de “El debate”, improcedentemente despedida de TVE por querer abrir el programa a otras opiniones. No extraña que 2200 compañeros suyos de TVE hayan denunciado públicamente el descarado uso partidista y desigual que su Gobierno ejerce en el canal. Como el escandaloso tratamiento de la multitudinaria Diada de 2012, relegada al quinto lugar de los informativos «nacionales», o su censura al #fernandezgate, o la escandalosa desigualdad desplegada para «informar» del caso Altsasu.

Cuando venga Ud. a Barcelona, háblenos a los catalanes de lo que quiera. Pero por favor no nos venga diciendo que practica la igualdad. La igualdad hacia Cataluña ha brillado por su total ausencia. Y ya no hablo del brutal expolio fiscal del que somos objeto, ni de las oscuras razones de Estado, ni de su constitución cocinada al gusto del Estado Mayor del antiguo régimen, ni de los privilegios de la Casa Real, ni del monopolio que ejerce su partido (junto con el PSOE) del indulto y el manejo indiviso de los poderes. No. Hablo de su diario trato desigual hacia Cataluña, contra la que permite y anima una visión catalanofóbica indigna del siglo XXI. Hablo de la actuación desigual de su Gobierno que aleja, día a día, la posibilidad de que ni siquiera se pueda hablar ya de España como Estado de Derecho. Lo cual me lleva a acabar preguntándole: cuando habla de igualdad, ¿en realidad no querrá decir rojigualdad?

GARA