Milan Kučan: ‘Los catalanes debe explicar por qué la independencia debe ser ahora’

VilaWeb entrevista el presidente que proclamó la independencia de Eslovenia

No te encuentras cada día con una persona que pueda decir que hizo independiente a su país.

Milan Kučan es uno de los pocos políticos vivos que puede exhibir en el currículo haber proclamado la independencia de su nación, Eslovenia. Él ha pasado por donde Cataluña quiere pasar ahora y, por tanto, tiene una visión que para nosotros es provilegiada.

Liubliana ha cambiado mucho en todos estos años. Los puentes cortados con barricadas de los días de la independencia han dejado paso a terrazas elegantes donde la gente trata de aprovechar el sol escaso de la primavera alpina. Pero no todo es diferente. El parlamento, donde Kučan tuvo que librar las batallas más duras, se mantiene intacto, con esa puerta tan extraña como imponente y llena de significado. Cuando saludamos al presidente le enseñamos la acreditación de periodista que entregaba el gobierno esloveno de la época. El viejo político la mira con curiosidad y comenta con su asistente que era del ministerio ‘de antes de la independencia’, como quien habla de un siglo remoto. ‘Todos éramos muy jóvenes entonces’, aclara Kučan, un hombre que hoy tiene setenta y seis años y que cuando proclamó la república independiente de Eslovenia tenía cincuenta justos, cuatro menos de los que tiene ahora el presidente Puigdemont.

– Si pudiera dar tres consejos al presidente Puigdemont, ¿cuáles serían?
– Basándome en nuestra experiencia, lo más importante ahora es saber si Madrid está dispuesto a establecer un diálogo con Barcelona sobre la posición de Cataluña en España. Esto es importante. Y ver si hay una voluntad de impulsar procesos democráticos o no. Aclarar esto podría precipitar otras decisiones.

– Todo hace pensar que Madrid no quiere establecer ningún diálogo…
– A mí me resulta muy difícil tomar posición, porque es un asunto interno del Estado español, una cuestión entre Madrid y Barcelona. Pero sé que lo importante es que los políticos asuman responsabilidades por sus acciones, sean cuales sean. Hay que saber si España tiene alguna propuesta y Cataluña, en cualquier caso, debería ser muy clara respondiendo a la pregunta clave: ¿por qué ahora? ¿Qué gana Cataluña? ¿Qué podría perder España con una decisión como ésta?

– ¿En qué momento un asunto interno deja de ser un asunto interno?
– [Se ríe.] Esto es y no es, al mismo tiempo, una cuestión de política internacional. Pero creo que una vez se toma la decisión de hacer un referéndum de independencia, la situación se convierte en un asunto de la comunidad internacional.

– Dice que lo más importante es que Cataluña explique muy bien por qué ahora es el momento de hacer la independencia. ¿Qué cree que buscará, el mundo, en la respuesta?
– Deben explicar antes que nada la posición económica y social en que se encuentran. En segundo lugar, el nivel de democracia en que, en cuanto la búsqueda de los intereses de Cataluña, se encuentran dentro de España. Y en tercer lugar, cuál es el desarrollo de la identidad catalana en el sistema constitucional español. Intenten explicarlo en términos sencillos, aunque es un asunto muy complejo: la pregunta es cómo se podría inculcar en la mayoría de los españoles un sentimiento de responsabilidad con respecto a la igualdad de Cataluña y de los catalanes en el Estado español. Y, por otra parte, también deberían aclarar cómo la nueva mayoría catalana trataría a los españoles que pasarían a ser una minoría en Cataluña en un Estado independiente.

– ¿Qué impresión tiene sobre esto que pasa en nuestro país?
– Es difícil de juzgar desde fuera. Pero sí creo que es muy importante saber cómo se defiende un potencial referéndum de autodeterminación e independencia. ¿Con qué argumentos se podría convencer al gobierno central de Madrid, a los catalanes, y a la comunidad internacional de que es necesario? Visto el actual nivel de incertidumbre en la Unión Europea, diría que la situación ahora no está tan a favor de los cambios como lo estaba en nuestra época. Pero repito: el argumento clave es que sepa responder a la pregunta de ¿por qué ahora? ¿Por qué un referéndum de autodeterminación en Cataluña justamente ahora? Dejanme añadir también que, en comparación con nuestra situación, España es percibido como un país democrático, con un sistema parlamentario que no está en crisis. España está en el corazón de la UE y en este sentido no les será fácil.

– ¿Se imagina, pues, que Cataluña proclame la independencia y no la reconozca nadie?
– Eso dependerá mucho de qué argumentos presente Cataluña en la UE y en el resto de la comunidad internacional para convencerles de que la decisión es inevitable.

– En este caso Eslovenia se encontrará en la posición de Alemania, o Francia, cuando los eslovenos se declararon independientes. En algún momento Eslovenia deberá decidir si reconocer, o no, una Cataluña independiente…
– En principio, no hay ninguna razón para que Eslovenia se oponga al derecho de autodeterminación de nadie. Pero junto a ello están las circunstancias históricas y políticas. Moralmente hablando, en principio, no veo ningún problema. En el ámbito formal e institucional, potencialmente sí veo grandes problemas. Antes que nada, porque tenemos la UE, y Eslovenia deberá actuar en concordancia con la UE y las decisiones tomadas en Bruselas. Tenemos la experiencia del reconocimiento de Palestina. Es cierto que unos pocos países europeos sí han reconocido el estado palestino, pero Eslovenia se mantiene en la posición común de la UE, que se utiliza como una especie de excusa para no reconocerlo.

– También se encontraron en un momento como este. James Baker, entonces secretario de estado norteamericano, y la Comunidad Europea afirmaron que la independencia unilateral de Eslovenia no sería reconocida. Y esto no impidió que continuasen adelante.
– Recuerdo aquellas palabras de Baker. Y no fueron las únicas amenazas que tuvimos. Pero nuestras decisiones ya habían ido demasiado lejos para que nosotros cambiáramos de opinión sólo porque nos dijeran que no nos reconocerían. Aunque alguien quisiera detener el proceso de independencia para nosotros ya era demasiado tarde. Está claro que había un riesgo, y que no sabíamos cómo reaccionaría la comunidad internacional. Pero nosotros estábamos convencidos de que teníamos la legitimidad y la legalidad.

– ¿No pensaron nunca ‘y si no nos reconoce nadie…’?
-Cuando el ejército yugoslavo agredió a Eslovenia al día siguiente de la proclamación de la independencia el mundo vio claro que Yugoslavia ya no era viable. Cambió todo.

– ¿Hasta qué punto usted y su equipo tuvieron dudas o sufrieron por si nadie les reconocía?
– Una vez tomas una decisión, sobre todo una decisión como la de proclamar la independencia, no hay marcha atrás. Tienes que movilizar toda tu capacidad intelectual para aplicar la decisión, no sólo decirla. Si me pregunta por mi responsabilidad personal, diré que la sentí. ¡Por supuesto! Pero eso al final depende del carácter de cada uno y yo me consideraba capaz de aplicar la voluntad de la gente.

– ¿Está de acuerdo en que la política internacional es muy cínica? Quieren mantener el ‘status quo’, pero cuando pasa algo nuevo, se acomodan rápido. Por ejemplo, en Cataluña, nos dicen que no tenemos el derecho a ser independientes, que estaremos fuera de la UE. Pero si nos declaramos independientes es muy probable que busquen una solución rápida.

– Tiene razón. La gran política global es siempre cínica. Y la política internacional no quiere cambios. Pero también es importante recordar los principios sobre los que se basa la política internacional. Si eres capaz de insertar tu decisión en este contexto y hacer uso de estos principios, entonces tienes más posibilidades que te acepten la decisión y ganar. Por ejemplo, el derecho de autodeterminación. Si tú eres capaz de demostrar la legalidad y la legitimidad de tu decisión y dejar claro que no se hace a costa de nadie, entonces es posible ganar apoyo de la comunidad internacional.

– ¿En qué punto vieron que ganaban? ¿Cómo se nota que has ganado?
– En cuanto a la legitimidad de invocar el derecho de autodeterminación, es muy importante, en primer lugar, que tengas una mayoría convincente a favor tuyo. En segundo lugar, las bases legales del paso que quieres hacer deben ser muy claras, tanto las constitucionales como las de ley internacional. En tercer lugar, tienes que dejar muy claro que no vulneras derechos de otras naciones, o de tus vecinos inmediatos, o de las naciones que vivían en el mismo Estado que tú. Y en cuarto lugar necesitas un análisis profundo y una previsión de las posibilidades de reconocimiento internacional. En el referéndum que convocamos, todos los ciudadanos residentes en Eslovenia -no solamente los étnicos eslovenos- tuvieron el derecho a votar. Y votaron el 93%, con un 85% a favor. Era muy claro.

– A pesar de ello, las autoridades yugoslavas no reconocieron el referéndum y negaron su validez…
-Las autoridades federales propusieron dos alternativas al referéndum de independencia. Una fue un referéndum para todo Yugoslavia, preguntando si los eslovenos tenían el derecho de autodeterminarse. Obviamente, nosotros nos opusimos, porque aquí hablábamos de nuestro derecho de autodeterminación. La segunda opción era que la Asamblea Nacional adoptara una ley de secesión por mayoría. Y obviamente esta mayoría la tenían los serbios, nosotros éramos una minoría en el Estado. Fuimos en contra, porque nuestra posición es que Yugoslavia era un Estado común, que nos pertenecía a todos, del que decidimos voluntariamente formar parte un día, y que voluntariamente podíamos dejar. Y en el momento que lo abandonáramos, Yugoslavia dejaba de existir. Y que todas las repúblicas, una vez Yugoslavia dejaba de existir, serían sus herederas en pie de igualdad. No podíamos aceptar esto que nos proponían.

– En Cataluña a menudo nos preguntamos si son más importantes los errores de España que los aciertos de Cataluña. ¿Qué influencia tuvieron los errores de Yugoslavia en la independencia de Eslovenia?
-Nosotros sabíamos que en caso de agresión por el ejército yugoslavo, la responsabilidad de la comunidad internacional hacia Eslovenia se dispararía. Y, de hecho, pasó esto.

– ¿Podemos decir que la independencia fue una combinación de la legitimidad del referéndum y de la intransigencia de las autoridades serbias, que hicieron imposible ninguna alternativa?
– No en la fase final. Pero esta oposición de las autoridades serbias fue muy importante en la preparación del referéndum. Ahora, hay que saber que nosotros no intentamos en ningún momento forzar a ninguna otra república a invocar el derecho de autodeterminación. Lo único que queríamos era que se nos reconociera el derecho de autodeterminación. Y que el proceso se condujera por vías pacíficas.

– Internamente, tampoco fue sencillo. La batalla partidista era importante. Un político, ¿cómo puede gestionar decisiones tan importantes mientras se hace la política del día a día?
-Tienes que buscar el denominador común. Porque una vez se ha tomado la decisión de hacer la independencia ya no hay tanto terreno en común y los intereses individuales se diversifican. Tienes que tener mucha energía y paciencia y estar seguro de que tienes los argumentos adecuados.

– Alguno de sus compañeros de ese momento dijeron que era mejor echarse atrás. ¿La unidad del movimiento independentista era sólida, o había gente con dudas?
– Deben tener en cuenta que en ese momento no sólo queríamos hacer la independencia, sino un cambio absoluto del sistema socio-económico y político. Pasamos de un sistema de partido único a un sistema multipartito, pasamos de un sistema socialista a uno capitalista. Y por eso aún hoy hay gente que hace diferencias artificiales entre las auténticas fuerzas democráticas que emergieron de las primeras elecciones democráticas y las fuerzas que emanan de la anterior Eslovenia socialista. Es una diferencia artificial que siempre aparece cuando los otros argumentos fallan.

– ¿No se cansar nunca de este tipo de discusiones partidistas? Para un líder, ¿qué importancia tiene la paciencia?
– Realmente eran discusiones muy desagradables, porque no se basaban en argumentos sólidos, sino en acusaciones personales. Y esto acaba yendo a parar siempre a la pregunta sobre quién es el auténtico héroe de la independencia. Lo es el país, la gente que votó, ¿quiénes aguantaron la agresión, quienes cargaron el peso de la transición política, económica, y social? ¿O es una persona, o un grupo de personas? Este es un debate que aparece una y otra vez aquí en Eslovenia.

– ¿Y cuál es su respuesta?
– ¡Yo no tengo respuesta para de eso! Hoy, en esta Europa, y en este mundo, creo que este debate no es útil, porque no hace bien al papel positivo que Eslovenia debe jugar en el mundo. Creo que la situación de Eslovenia hoy es preocupante. Yo ya no participo, pero no quiere decir que no me importe la dirección que tome Eslovenia. Y creo que tenemos que ver en que creíamos cuando conseguimos la independencia y en que nos hemos convertido. Es una cuestión importante que llevo en el corazón.

– ¿Está decepcionado?
– No puedo decir que sea feliz. Sí que soy feliz, pero, de ver que los jóvenes quieren tomar responsabilidades por este país y por lo que le pasa. Al fin y al, cabo ellos vivirán mucho más tiempo que nosotros, los actores que lo hicimos nacer.

– Una curiosidad final. Estuvo en Barcelona con el presidente Pujol en aquellos momentos tan complicados. ¿Qué recuerdo tiene?
– Sí. Visitamos Barcelona específicamente para visitar a Pujol. Nos habíamos visto por primera vez anteriormente, cuando él había visitado el entonces el gobierno de la república socialista de Eslovenia. Fue muy importante la experiencia personal que Pujol nos explicó de la España de después del franquismo, y de cómo Cataluña recuperó parte de la autonomía que le habían arrebatado cuando Franco llegó al poder. Y recuerdo especialmente que nos dijo que cuando hay un momento histórico para la independencia, se debe utilizar. Porque la ventana de oportunidad no es seguro que se vuelva a abrir. Pero esto es ‘off the record’.

– Pujol ya lo ha explicado. Todo el mundo sabe esto en Cataluña…
– ¡Ah! pues entonces no es necesario que sea ‘off the record! [Se ríe.]

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