Cataluña según un ‘señorito’

«La epilepsia catalana es de la especie «epilepsia sin tratamiento»”. El nacionalismo no tiene cura definitiva. […] Ahora únicamente cabe hacer lo que hizo Mao Zedong en 1937, ante la invasión japonesa de China: impulsó el Frente Único Antijaponés, aliándose con Chiang Kai-shek, y dejó para más adelante su guerra civil contra el Kuomintang. Primero el atacante de la Nación, y luego el adversario de clase. Pues eso: ahora, en España, un frente unido constitucional, sin matices ni ocurrencias”. Estas frases corresponden al final de un artículo que el diario El País publicó el jueves de la semana pasada. El firmaba José María Rodríguez de la Borbolla y Camoyán, destacado miembro del PSOE de Andalucía, expresidente de la Junta entre 1984 y 1990 y bisnieto de Pedro Rodríguez de la Borbolla y Amozcótegui de Saavedra, ministro de Alfonso XIII. Gente sencilla, ya ven. Tanto los Rodríguez de la Borbolla como los Camoyan -sobre todo estos últimos- hace siglos que mangonean en Andalucía, ininterrumpidamente. Después hablaremos de este detallito, justamente porque el autor del artículo hace referencia a los «adversarios de clase».

Lo primero que llama la atención de esta historia es que un diario que se autocalifica de «constitucionalista» publique un artículo en el que aparece una comparación de este tipo, tan explícitamente violenta, que deja claro quién es el enemigo («el atacante», no el adversario político) y qué hay que hacer para neutralizarlo. A estas alturas de la película, sin embargo, ya no llama la atención que alguien apele al artículo 510 del Código Penal, en el que, incluso en una lectura muy magnánima, las palabras de Rodríguez de la Borbolla encajan como un guante. Están demasiado ocupados en sus cosas. No me quiero imaginar qué habría pasado si las mismas palabras las hubiera pronunciado un ‘atacante’ catalán: ahora ya estaría crucificado mediáticamente, y algún fiscal rasgándose la toga del disgusto. Aunque sea provisionalmente, nos tenemos que ir acostumbrando a una indefensión jurídica que no ha hecho más que empezar.

En cualquier caso, lo más bonito de dicho papel es, como les decía antes, el tema de los «adversarios de clase». En el documentadísimo libro ‘La Tela de Araña andaluza: Hilos de un régimen’ , escrito por Pedro de Tena y Antonio Barreda, la cuestión de quién son los verdaderos «adversarios de clase» en Andalucía te deja helado. Hacia finales de la década de 1970, durante la Transición, la vieja estructura clientelar de los ‘señoritos’ lavó su imagen en el seno de la nueva estructura orgánica del PSOE, sobre todo a nivel local. Ciertamente, estas dinastías que no han bajado del púlpito desde el siglo XIX están muy bien repartidas; recordemos los Fabra en Castellón, por ejemplo. En el caso de Andalucía o de Extremadura, sin embargo, se puede hablar de un régimen clientelar específico. Sólo resulta viable con el mantenimiento de desigualdades extremas que hacen necesaria la dádiva pública, sea a través del famoso Plan de Empleo Rural (PER) o con otros similares. Y aquí es donde se hace comprensible por completo un artículo como el que acabamos de citar: el régimen clientelar articulado a través del PSOE no es factible sin generar al mismo tiempo un déficit estructural en otras zonas de España, especialmente en Cataluña. La más que tibia posición del lehendakari Urkullu en relación a la cuestión catalana, dicho sea de paso, tiene relación con este hecho: si Cataluña se va, ellos serían los nuevos encargados de aflojar la mosca. el cupo vasco es incompatible con una Cataluña independiente; los números no cuadran. He aquí la prosaica explicación sobre la actitud actual del PNV.

Termino con otro hecho que, aún hoy, resulta enigmático para determinados analistas políticos españoles: ¿cómo puede ser que a los catalanes de origen andaluz o extremeño -con rabia racista, les llaman «charnegos agradecidos» – no hagan el papel de la historieta que a ellos les gustaría? ¿Cuál es el extraño misterio que hace que cuelguen una bandera en el balcón en vez de plegarla dócilmente ante el bisnieto de Don Pedro Rodríguez de la Borbolla y Amozcótegui de Saavedra? ¿Por qué no construyen este Frente Único Antijaponés, en este caso anticatalan, contra «el atacante«? La respuesta es tan obvia que no vale la pena ni desglosarla: el fracaso de España como nación se basa en esta fascinación malsana por la ‘hidalguía’. La radialidad, de hecho, no es más que una forma extrema de ‘hidalguía’ vial: todo debe comenzar y terminar donde están los que mandan, los dueños de los apellidos largos. Que esto resulte irracional, improductivo, soso, caro y discriminatorio es igual. ¡’Vivan las caenas’ y la catenaria del AVE!

EL MÓN