Mario Zubiaga: ‘Más que unilateralidad hace falta autocentramiento, no esperar nada de ellos’

El profesor de la Universidad del País Vasco Mario Zubiaga es uno de los grandes impulsores, dentro de los ámbitos académicos, del concepto del derecho de decidir. Más allá de su trabajo como investigador, Zubiaga se ha involucrado también en la plataforma Gure esku Dago, habitualmente identificada como el equivalente de la ANC. Él lo matiza diciendo que está a medio camino de la ANC y la PDD, ‘ya que todavía no se manifiesta directamente como independentista’. Hoy está en Barcelona para participar en un acto de la CUP en el barrio de Sant Antoni a las seis de la tarde en el Espacio Calabria 66. Junto con él, hablarán Paulo Vila de Agora Galiza, Rosa Gómez de Comunistas de Castilla y la concejal de la CUP Eulàlia Reguant.

– Le he oído criticar el debate unilateralidad/bilateralidad…
– ¡Es que es una trampa!
– ¿Qué quiere decir?
– La parte que rechaza la bilateralidad es la que ahora va y te condena acusándote, precisamente, de ejercer la unilateralidad. ¿Y cómo podrás ejercer la bilateralidad si ellos lo impiden?
– ¿Es un bucle?
– Lo es, pero también vamos aprendiendo. Por ejemplo, en el País Vasco lo hemos vivido con el proceso de desarme de ETA. Artesanos de la Paz ha hecho una reflexión en clave interna de país y sin interpelar a la otra parte ni esperar que haga nada. Más que unilateralidad hace falta autocentramiento, no esperar nada de ellos. Esto rompe el falso debate sobre la unilateralidad o la bilateralidad.
– Esta idea del autocentramiento podría funcionar para desplegar la República Catalana.
– Evidentemente. Pero esto implica asumir que los pasos deben ser más intensos desde el ámbito social que institucional y que no debemos pretender que cada paso tenga una traducción jurídica y legal.
– ¿Evitar la trampa?
– Salir de la interpelación. No hay que esperar nada del otro ni pedirle nada. Debes hacerlo tú mismo.
– Desde esta perspectiva, ¿cómo vive todo lo que ha pasado desde octubre hasta ahora?
– Hemos compartido los altibajos emocionales como si nos pasara a nosotros mismos. De hecho, sentíamos que vuestra suerte era la nuestra y necesitábamos que lo lograrais, también para salir adelante nosotros en nuestro país.
– Esto lo habéis  expresado con muchos actos solidarios.
–  Sí, los hemos hecho. Tres manifestaciones, concentraciones, esteladas en los balcones de muchas ciudades vascas…
– Esto tenía también una lectura interna.
– Euskal Herria ya ha comenzado a discutir cuál debe ser la vía vasca y qué recorrido tendrá. Nosotros insistimos, sin embargo, en la necesidad de crear una plataforma que agrupe, como mínimo, a Cataluña y Euskal Herria para hacer frente común ante el Estado español. Y quien quiera más, está claro. Pensamos que esto, luchando por el derecho de decidir de las diversas naciones, nos haría fuertes a todos.
– ¿Qué lecciones cree que aportaron el primero de octubre y el referéndum?
– Para nosotros, fue un día que lo vivimos con mucha ilusión y confianza. El despliegue de inteligencia popular y colectiva que se vio fue muy alto.
– La represión, aquel día y después, ha sido un factor muy nuevo en Cataluña, tal vez en su país ya estaban más habituados…
– Hay que evitar quedar atrapado en el marco antirepresivo, en el que el gobierno español se siente muy cómodo. No es bueno que todo gire en torno a la represión, así es imposible normalizar nada…
– ¿Qué hacer, pues?
– La represión difumina la normalidad, busca aislar a los independentistas de la sociedad, precisamente cuando en Cataluña el independentismo ha sabido abrirse de una manera tan magnífica. Quiere levantar una barrera para frenar el proceso político.
– ¿Qué piensa de los que ahora renuncian, ante la justicia, a lo que hicieron?
– La cárcel no es productiva. Es cierto que refuerza la dignidad del movimiento y de quien la padece, pero quiere aislar y crear barreras. Por eso, si alguien no puede resistir más, es bueno y conveniente facilitar que se aparte. Entre otros motivos, porque la gente que tiene abiertos procesos judiciales ya de entrada no es libre de decir y hacer lo que quiere. Apartarse puede ser inteligente.
– ¿Y qué opina de la posición del presidente Puigdemont y los consejeros en el exilio?
– Los países necesitan líderes, y es difícil que no haya una personalización de los liderazgos. Incluso puede ser conveniente. Siempre que haya unidad de las fuerzas independentistas y no sea una estrategia de parte.
– ¿Cuál es el peligro?
– Basta con mirar la prensa española. Hacen lo que pueden para romper el bloque independentista, para enfrentar Juntos por Cataluña y ERC. Y eso es lo que hay que evitar a toda costa.
– ¿Qué pensó cuando supo los resultados electorales?
– ¡Dos millones de personas desafiando al Estado de aquella manera! Fue muy impresionante. De hecho, nosotros sufríamos mucho porque una derrota catalana dejaba nuestra posición en el País Vasco muy tocada. Hace años que decimos que se puede avanzar más de manera pacífica y democrática.
– ¿Y la reacción española?
– Hay un detalle muy interesante: ellos mismos ya no os consideran compatriotas. Mirad todo eso de llevarse las empresas, por ejemplo, hablan incluso como si ya no fuerais compatriotas suyos.
– Que al final tengan a Carles Puigdemont como candidato a la investidura parece que les resulta una perspectiva insoportable.
– Creo que para ellos lo será. La sola presencia de Puigdemont en Bruselas muestra que los catalanes vivís en una situación de excepcionalidad política brutal.

– ¿Qué recomendación les haría a él y al gobierno?

– Ahora hace falta un gobierno soberanista por encima de cualquier otra cosa, que intente resolver el daño que a la Generalitat le han hecho los cuerpos y fuerzas civiles del Estado.

– ¿Y que les pediría, desde el País Vasco?
– Creo que es importante que entendamos todos que la solidaridad no es suficiente y que la única salida es reforzar las conexiones y definir ejes de reivindicación que se puedan compartir.

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