Tres modelos de Estado para la Catalunya del futuro

El Partido Popular Demócrata, el referente en Puerto Rico del partido de Barack Obama, defiende el mantenimiento del estatus de libre asociación «soberana» con EEUU.

 

 

Una vez el ejercicio del derecho a la autodeterminación ha entrado en la agenda política del país, entra en debate qué modelo de país debe ser la Cataluña del futuro. ¿Una Cataluña Estado es sinónimo de plena independencia política? ¿El país, por tanto, se encamina al aislamiento, como advierten los contrarios al proceso de emancipación? Una aproximación a algunos de los modelos de estado que han entrado en la escena en el debate que se ha precipitado permite afirmar que en un contexto globalizado el país se encamina hacia un estatus de interdependencia -más que de independencia- en cualquier caso: ya sea por la vía de un estado libre asociado, como Puerto Rico, un Estado federado, como Baviera, o un Estado soberano integrado en la UE, como Eslovenia.

 

Lo cierto, sin embargo, es que los modelos de estos países no son importables de manera mimética en Cataluña, por las particularidades sociales, culturales y económicas del país y del momento. Así, mientras los partidos que defienden la vía federal ponen de ejemplo el modelo bávaro, expertos como el profesor de la UPF Klaus Jürgen Nagel alertan que no es un sistema ideado para resolver la «cuestión nacional» de raíz más identitaria.

 

Lo mismo ocurre con la fórmula de Puerto Rico, Estado libre asociado a los Estados Unidos, que prácticamente sólo tiene soberanía fiscal. Si bien éste es un modelo teóricamente más válido para dar respuesta a la cuestión nacional, no deja de ser un estatus «temporal», como explica en el ARA Bruno Ferrer, profesor de historia de la Universidad de Puerto Rico. EEUU no le reconocen formalmente ninguna soberanía, pero tampoco ejerce ninguna injerencia. En el caso de Eslovenia, es un Estado independiente desde 1991 -integrado en la UE en 2004- pero cada vez más dependiente por la crisis. A menudo ha sido puesto como referente el caso catalán, más fruto de la «mitología» que de otra cosa, según el experto en los Balcanes y profesor de historia contemporánea de la UAB Francisco Veiga.

 

 

‘Building a new state’

 

Sea como sea, en un proceso incierto como el actual, hay que prestar atención a las experiencias de otros países. Esto es lo que hizo Soberanía y Justicia el viernes en Barcelona durante la jornada ‘Building a new state’, centrada en la vía del referéndum en las democracias liberales. Participaron personalidades como el exlehendakari Juan José Ibarretxe; el exvicepresidente económico del primer gobierno democrático de Eslovenia, Joze Mencinger, el catedrático de derecho constitucional de Edimburgo Stephen Tierney y el catedrático de derecho internacional de Montreal Daniel Turp, entre otros.

 

 

PUERTO RICO

 

La necesaria lealtad de los EEUU para la viabilidad del estado libre asociado

 

 

Puerto Rico es un Estado libre asociado a los Estados Unidos. Tiene Constitución propia, instituciones propias y soberanía fiscal. Ahora bien, la seguridad, la defensa, las fronteras, la política de inmigración y las relaciones internacionales son cosa de los Estados Unidos. Ha sido un modelo que de manera recurrente ha aparecido como posible fórmula para resolver el endémico contencioso territorial del Estado español. Pero no es oro todo lo que reluce: «Puerto Rico no es un estado soberano. Los puertorriqueños eligen a sus gobernantes y pueden decidir muchas cosas. Pero la última palabra la tiene el Congreso de Estados Unidos», explica al ARA el profesor de historia de la Universidad de Puerto Rico Bruno Ferrer.

 

¿Sería un buen sistema para resolver el contencioso de Cataluña con España? «Algo parecido al Estado libre asociado podría ser mejor económica y fiscalmente para Cataluña, pero sin una base firme y constitucional sería permanentemente negociable y reversible, con menos garantías teóricas que la autonomía». Por tanto, en un contexto de conflictividad competencial constante entre Cataluña y el Estado, el contencioso no sólo no quedaría resuelto, sino que podría agravarse, siempre que no tuviera un blindaje constitucional explícito y concreto.

 

La clave del éxito es, como explica al ARA Àlex Terés -consultor político, ahora asesor de campaña de los demócratas puertorriqueños de cara al nuevo plebiscito sobre el estatus político del 6 de noviembre-, el win-win [todos ganan]. Los Estados Unidos respetan de forma «tácita» la soberanía de Puerto Rico y ganan un territorio estratégico con una industria que les es atractiva. Y Puerto Rico gana un mercado inmenso. Es un modelo «temporal», según Ferrer, que ha hecho que el eje nacional acapare a menudo y de forma endémica el debate político.

 

 

BAVIERA

 

El federalismo perfecto no resuelve la cuestión nacional

 

¿Se imaginan que Barcelona celebrara el día nacional de España recibiendo al presidente del Parlamento español, el presidente y ministros del gobierno central, al rey, al presidente del Tribunal Constitucional y una decena de representantes de cada una de las autonomías? Pues eso es lo que hizo Múnich, con la élite política germana, el 3 de octubre, Día de la Unidad de Alemania.

 

Si bien a menudo se trazan paralelismos entre Baviera y Cataluña por cómo se sienten de expoliados fiscalmente, «la identidad bávara no se basa -como la catalana- en el hecho nacional, sino en el hecho estatal dentro de una federación estados como es Alemania», remarca al ARA el profesor agregado del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Klaus-Jürgen Nagel.

 

Baviera es un Freistaat, literalmente un Estado libre, pero la denominación se asocia más bien al ‘concepto república’. En un land donde el partido mayoritario, la CSU, es aliado federal de la CDU de la canciller Angela Merkel, el debate político no queda nada condicionado por el eje nacional. Sólo un partido extraparlamentario, el Bayernpartei, exige una «nación Bávara» independiente. «No tiene sentido preguntar sobre la identidad nacional en Baviera. Ser bávaro se ve como una forma particular de ser alemán», razona Nagel, que precisa que el rasgo diferencial se ha mantenido más en Baviera que en otros lands por cuestiones de dialecto, religión e historia.

 

Baviera no pide el derecho de secesión. Nagel duda que sirva de modelo para Cataluña: «Si se quiere una federación simétrica y cooperativa, adelante. Pero no es un sistema hecho para resolver cuestiones nacionales». Como los otros lands, tiene competencias en lo que no controla el gobierno central: «Todo lo que a través de la Constitución federal no se da a la federación, queda en manos de los lands». En el ámbito legislativo, la autonomía se reduce a educación, organización interna, cultura, medios y, en buena parte, la policía, en el ámbito ejecutivo adoptan la mayoría de materias imaginables, y en el jurídico, los tribunales, menos la última instancia, son los länder.

 

Eso sí, Baviera tiene Hacienda y medios audiovisuales propios. La idea de federarse, resume Nagel, es unirse para ser más fuerte en ámbitos en los que eres demasiado débil: «Los bávaros creen ventajoso ser de la federación alemana por ejemplo en representación exterior o en el aspecto militar», apunta el docente. En materia de relaciones internacionales y representación diplomática, Baviera tiene las mismas competencias que todos los demás Länder, pero las puede encaminar de manera diferente para defender, en estados y regiones vecinos, sus intereses políticos, económicos y culturales.

 

 

ESLOVENIA

 

El paradigma del estado soberano de la UE que cada vez es menos independiente

 

 

En el debate sobre la autodeterminación de Cataluña, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha defendido a menudo que a estas alturas no tiene mucho sentido hablar de independencia, porque, en un contexto como el europeo, todos los estados, con mayor o menor medida, son interdependientes. Y añade que, en todo caso, Cataluña debe poder aspirar a la misma soberanía que tienen países como, por ejemplo, la misma Eslovenia. República soberana y democrática, independizada de la antigua Yugoslavia -de donde era el territorio más dinámico económicamente-, integrada en la UE y en la zona euro. Pero paradigma, también, de las interdependencias que llevan a ceder la soberanía.

 

Después de 21 años de proclamarse estado independiente -integrado en la UE en 2004, a pesar de las amenazas de intervención militar y aislamiento que le pesaban encima-, «la sensación que hay ahora es de menos independencia», según explica a el ARA Joze Mencinger, vicepresidente del primer gobierno democrático de Eslovenia y rector de la Universidad de Ljubljana. La crisis golpea con fuerza también a este estado, que ya figura en la lista de países europeos que se dirigen inevitablemente a un rescate de las finanzas públicas tras el estallido de la crisis de la deuda. Y ya se sabe que, en una situación así, las cesiones de soberanía son obligadas.

 

A pesar de los paralelismos entre los casos esloveno y catalán, para el profesor de historia contemporánea de la UAB y experto en los Balcanes Francisco Veiga, todo ello forma parte de la «mitología». «El modelo esloveno tiene poco que ver con lo que está sucediendo en Cataluña», asegura Veiga. Entre las diferencias evidentes figura la agresividad militar de Serbia, que precipitó un reconocimiento de Estados Unidos y de Alemania (primero se negaban) que facilitó un proceso inevitable hacia una independencia que el país hacía tiempo que organizaba.

 

 

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