La mejor respuesta: una «moción unitaria de soberanía»

Los medios de comunicación del régimen constitucional centran la agenda periodística de Cataluña en los dossiers de espionaje político. La policía hace un enorme despliegue con agentes tapados con pasamontañas en la comarca de la Selva. Se comprueba que en nuestra casa está la corrupción típica de los partidos constitucionalistas. Pero se constata también que es «caza menor», a nivel de nuestras menores competencias.

 

Una caza menor que debemos erradicar para convertirnos en un país como los pequeños países europeos. Una caza menor que no afecta a la columna vertebral de la sociedad catalana, que vive al margen de un Estado que no es el nuestro. La «caza mayor», la auténtica «escopeta nacional», está en las tripas del Estado: en la Casa Real, en los miembros del Gobierno de España, en los grandes partidos constitucionalistas, en las grandes empresas españolas.

 

Que se ponga el foco de la atención mediática en la «caza menor» catalana no debe empantanar el proceso soberanista. Éste, como una bicicleta, necesita pedalear continuamente si no quiere caer. La Brunete mediática hizo grandes aspavientos con el retroceso en número de diputados de CiU en las elecciones de noviembre y daba por muerta la transición nacional. Ignoró la mayoría soberanista del Parlamento y la Declaración de Soberanía puso de manifiesto el arraigo del derecho a decidir.

 

La mejor respuesta al enfangamiento de la política catalana que proyectan los medios de comunicación constitucionalistas es una nueva pedalada soberanista al «debate del Estado de la Nación». Una moción unitaria defendiendo el derecho a decidir de los partidos soberanistas catalanes demostraría la firmeza de las exigencias catalanas y que la limpieza de la «caza menor» no nos distrae de nuestro objetivo colectivo. Una moción unitaria reclamando la soberanía reafirmaría ante el Presidente del Gobierno español que la mayoría de catalanes no queremos seguir con el estado actual de cosas, tal como él afirma.

 

Impediría que los medios de comunicación español, que tienen una gran audiencia en nuestro país, ignoraran la trascendencia de un hecho histórico de este último año, como fue la manifestación del Once de Septiembre. Con una moción unitaria de soberanía nos reafirmaríamos en el carácter de sujeto histórico y político del pueblo catalán ante la comunidad internacional, que tiene en Madrid embajadas y corresponsales.

 

Debemos mostrar que compartimos los mismos problemas, la crisis económica y la corrupción, con el resto de súbditos del Reino de España. Pero no compartimos las mismas soluciones. Porque tenemos una historia, una identidad y una estructura social diferente que nos da el derecho a decidir nuestro propio futuro.

 

Porque tenemos una población concienciada que ha movilizado a millones de personas que ha cambiado el panorama político del país, aunque queden reminiscencias de la corrupción constitucionalista. Porque tenemos una tradición empresarial que nos permite exportar y construir un nuevo modelo económico alejado del ladrillo. Tenemos los mismos problemas, pero tenemos un futuro diferente, porque no estamos condenados a soportar la baja calidad institucional de la oligarquía que ha regido el Reino de España desde su creación. 

 

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