Elias Salaverria, un vasco con el país a cuestas

Ospetsua eta XX. mendean errekonozitua izandako margolaria dugu Elías Salaverría. Agian gaur egun bere izenak ez du beharko lukeen tokia betetzen, baina bere lan handiak gure artean bizirik dirau, eta bere arimak Gure Artean hartu du babes, heriotzatik ihes.

Gaur, 2008-04-16a , bere jaiotzaren 125. urteurrena da, eta horregatik, bere oroimenean, lerro batzuk idazten ditut.

Bere jaiotzatik Donostiako gotzaindegia Histori agiritegiko 425. microfilmean, 32. orrialdean, 19 zenbakiarekin agertzen zaigu:

«Aniceto Elias de Salaverria é Inchaurrandieta. Legítimo.

En la Universidad de Lezo, Provincia de Guipuzcoa, Obispado de Vitoria, yo Don Rafael Maria de Zabaleta, Presbitero Vicario interino de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista bautizó con mi licencia causa infirmitati el Presbitero Coadjutor D. Eusebio de Pildain con toda solemnidad a un niño que nació ayer a las once de la noche, hijo legitimo de Don Juan José de Salaverria de oficio carpintero y de Doña Josefa de Inchaurrandieta naturales de Lezo, siendo sus abuelos paternos Don José Gerónimo de Salaverria y Doña María Joaquina Clara de Aguirre, maternos Don Ignacio de Inchaurrandieta y Doña Maria Ascensión de Isasa naturales los cuatro de Lezo. Se le puso por nombre Aniceto Elias. Fueron sus padrinos Don Valentin de Maragarti jornalero y Doña Cristina de Garmendia su esposa, naturales y residentes en esta a quienes advirtió la cognación espiritual que contrajeron y demás obligaciones siendo testigos Don José Agustin de Isasa organista y Don Martin José de Lizarazu Sacristan, naturales de Lezo y para que conste extendí y abriré dicha partida en el libro de bautizados de dicha Parroquia de Lezo a diez y siete de Abril de mil ochocientos ocheinta y tres.»

Eta orain, agian bere bizitzaren laburpen «laureatua» egiteko aukera izango nuke; baina ez dut beharrezkoa ikusten. Bizi garen momentuak bizita, aproposagoa iruditzen zait, nere aitona zenak eta orain nere aitak, (Elias Salaverriaren semea eta biloba bakarra), maitasun handiz gordetzen duten Gregorio Marañonek idatzitako artikulu batetik zati batzuk berreskuratzea:

Elías Salaverria: «Un vasco con el país a cuestas»

I

Nada nos hace vivir eso que es más que la patria, y mucho más que la nación, el país, como la pintura. (…) En el país, nuestra conciencia descansa con la inefable ternura con la que la cabeza del niño se reclina en el seno de la madre.

Todo territorio geográfico es parte de una patria, de una nación. No todos tienen el privilegio de ser un país. No define el diccionario lo que el país es en realidad: «Región, reino, provincia o territorio» le llama con atolondrada vaguedad, que puede ser todo eso, pero es siempre algo más, (…). Lo que caracteriza el país es la unidad estricta de lo que vive en él, es decir, algo que está por encima de lo puramente geográfico o de los artificios humanos que hacen o deshacen las provincias y los reinos. En el país hay una unidad milenaria en el hombre que lo habita, una historia que se puede sumar a otras historias o desgajarse de ellas, pero nunca confundirse con las demás; una cultura que puede no ser de calidad excelsa, pero si de intransferible personalidad; un mundo tradicional y, a veces, una lengua o dialecto.

La patria y la nación exigen para conocerlas y definirlas la historia, que es crónica y apología. La expresión de lo que es el país, nos la da, ante todo, la historia natural, que describe lo que ve. (…) Por eso, el gran eco de la pintura está en lo familiar- la familia es el alma del país- y en todo lo de genuino tiene el país.

II

Estas reflexiones las suscita la contemplación de la pintura vasca de Elías Salaverria. El País Vasco es protipo de todo lo que es un país y, por ello, casi todo lo que es, hasta lo que se escapa del discurso y la pluma, desde luego lo más representativo puede consignarse con un pincel sobre el lienzo. (…) Sea lo que quiera, en la pintura de este vasco está la quintaesencia del alma del complejo y extraordinario país que separa y une a España y a la demás Europa. Y si esta impresión de esquema reconcentrado de lo que es vasco nos hacen los lienzos de Salaverria en el centro de su ambiente (en su estudio de Lezo), ¿qué no será cuando estos lienzos vayan a otras tierras? ¿Qué no será, sobre todo, cuando se abran ante los ojos del vasco que vive lejos, en otro continente, a donde fue impulsado por su ímpetu expansivo o arrastrado por el vendaval de las humanas pasiones? Yo lo imagino, porque he convivido con vascos y sé la patética intensidad que en ellos tiene la nostalgia. La fortaleza del vasco, cuando está expatriado, voluntariamente o no, depende de que su país esté con él, con integridad que rara vez alcanza a los demás peninsulares. Lo esencial del vascongadismo lo lleva a cuestas el vasco, esté donde esté, como un hatillo ligero, donde no falta nada. La nostalgia del vasco no es pues, una nostalgia de recuerdo, sino la que crea una realidad del país, que está como desgajada y quisiera volver a incorporarse a la tierra natal.

(…)

IV

Con los cuadros ha ido a América el autor. El autor que siempre es tan importante junto a su obra aquí es esencial. Le estoy viendo bajar del avión y emprender su marcha reposada, tan vasca, por las Avenidas de Buenos Aires, con esa seguridad que los de su tierra tienen para pisar las tierras remotas, no como si fueran suyas, sino como si ellos fueran de la tierra nueva. (…)

Ese gesto contenido y lo que el gesto encierra, es no sólo el secreto de sus cuadros victoriosos, sino el de la profunda simpatía humana de este vasco de Lezo, que recorre el mundo con su país a cuestas.

* Gregorio MARAÑÓN, 1948, de «La Nación» de Buenos Aires