El verano kurdo

Los kurdos en Siria han logrado crear una zona autónoma tras la retirada de Damasco. En el norte (Turquía) las conversaciones pueden dar una salida al conflicto. En el sur (Irak), los kurdos tienen su estado «de facto». Y los kurdos del este (Irán) esperan aprovechar la coyuntura. Pese a las esperanzas de algunos, el pueblo kurdo volvió a ser el gran ignorado de la «Primavera Árabe». Pero una serie de acontecimientos recientes pueden abrir las puertas a la esperanza de esta nación sin estado que ya a principios del pasado siglo fue traicionada por las potencias coloniales.

 

En Kurdistán occidental (Rojava), los dirigentes del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD) han propuesto un plan de autonomía para gobernar las áreas kurdas que hoy en día se encuentran dentro de las fronteras de Siria. El plan incluiría un referéndum y elecciones en los próximos tres meses. Desde el verano pasado la salida de las fuerzas gubernamentales de la región ha posibilitado a las fuerzas kurdas hacerse con el control y durante las últimas semanas han mantenido duros enfrentamientos con grupos islamistas y jihadistas transnacionales que combaten al gobierno sirio.

 

Durante años los kurdos han sufrido la represión, con prohibiciones sobre el uso de su lengua; la negativa a inscribir a los niños con nombres kurdos; sustitución de topónimos con nuevos nombres en árabe; la prohibición de crear empresas a aquellos que no tienen el nombre en árabe; no se permitían escuelas privadas kurdas, y la prohibiciónde libros y otros materiales escritos en su propia lengua.

 

En el norte de Kurdistán (Bakurê) el proceso de paz entre el gobierno turco y el PKK sigue su camino a pesar de los obstáculos que asoman cada día. A comienzos de este mes y desde la prisión el líder kurdo Oçalan ha criticado la falta de progresos por parte de Ankara. Posteriormente la Unión de Comunidades Kurdas (KCK) ha denunciado el impasse del gobierno turco, pidiéndole a que mueva ficha.

 

En paralelo se han registrado cambios en la dirección del KCK y HPG (Fuerzas de Defensa del Pueblo), brazo armado del primero. Estos nombramientos han traído consigo lecturas interesadas y distorsionadas, intentando presentarlos en clave de lucha interna dentro del PKK entra palomas y halcones.

 

La realidad es otra. Estos cambios han sido diseñados por Oçalan (tras intercambiar opiniones y escritos con la rama femenina del movimiento, la rama europea y los líderes de la KCK), quien sigue siendo el referente principal del movimiento a pesar de su encarcelamiento. El nombramiento de Cemil Bayik (fundador del PKK) y Bese Hozat (una alauíta, lo que da un impulso más democrático a la organización, asegurando la equidad de género y tendiendo la mano a la minoría alauíta), como copresidentes, junto a los seis nuevos dirigentes del Consejo de Dirección (importantes miembros del PKK y mujeres) y el nombramiento del hasta ahora líder de la KCK, Murat Karayilan, como responsable de las HPG, han dado una nueva imagen a la dirección del movimiento kurdo.

 

Estos cambios buscan acelerar el proceso de paz, dotando de una mayor peso político a la dinámica kurda, así como un control de los acontecimientos en otras zonas kurdas (como en Rojava). Además, se ha aprobado una estrategia en la que se sigue apostando por el proceso de paz (a pesar de los obstáculos y sabotajes), se pretende poner en marcha una institucionalización progresiva a nivel local, para ir preparando un futuro escenario autónomo, y sobre todo se incide en la necesidad de movilizar a la población civil (durante estas semanas más de 150.000 personas han participado en diferentes manifestaciones, festivales y mítines).

 

Las próximas semanas pueden ser interesantes, ya que el balón está en el tejado del gobierno turco, que debe comenzar a dar pasos de cara a la segunda fase del proceso. Se debe ir cumpliendo la hoja de ruta, con la liberación de prisioneros políticos kurdos, así como reformas legales que den respuesta a las demandas sociales, políticas, culturales y económicas del pueblo kurdo.

 

En Kurdistán del sur (Basur) la coyuntura política sigue marcada por el dominio de los dos principales partidos, el PDK liderado por Masud Barzani y la UPK de Jalal Talabani. Estos dirigentes y sus organizaciones llevan décadas repartiéndose el poder y su actual alianza (superando los enfrentamientos del pasado) les permite seguir controlando y manejando a su antojo la industria, las milicias y las inversiones en la región.

 

Los intentos por parte de la oposición de organizarse y obtener buenos resultados electorales no han dado sus frutos a día de hoy, a pesar que en la última cita electoral, el Movimiento del Cambio logró una veintena de diputados en la asamblea regional. El control del petróleo, las relaciones con Irak, el poder y los ingresos aduaneros siguen marcando la agenda. Una realidad que no da signos de cambio.

 

El sur de Kurdistán mientras tanto, y a pesar de lo señalado anteriormente, sigue gozando de una situación de independencia de facto, aunque sus dirigentes siguen gobernándolo como si se tratara más de una tribu (la suya) que de una nación.

 

Finalmente, los kurdos del este (Rojhilat, bajo ocupación iraní), asisten esperanzados a los cambios y movimientos que se están produciendo. Cualquier debilidad del régimen teocrático de Teherán puede abrir las puertas a un nuevo impulso en las demandas kurdas.

 

Dirigentes del Partido de la Vida Libre del Kurdistán (PJAK) han destacado que los acontecimientos en otras zonas de Kurdistán suponen una coyuntura favorable a su lucha. Tras años de enfrentamientos armados, en estos momentos, y sin descartar el uso de la lucha armada, los dirigentes del PJAK apuestan por una solución pacífica, priorizando la agitación política, y la alianza con otras fuerzas kurdas que en el pasado mantuvieron enfrentamientos entre sí y que debilitaron ostensiblemente la capacidad del movimiento en su conjunto. Es la hora de un Irán democrático y un Kurdistán confederal.

 

Desde el PJAK se señala que en ocasiones los cambios se precipitan y, de no estar preparados, pueden perder la oportunidad y su momento.

 

El futuro de Kurdistán sigue sin aclararse. Las presiones e intereses de los países de la zona (Irak, Irán, Siria y Turquía), las alianzas de éstos con algunos grupos kurdos (divide y vencerás), la presencia de potencias extranjeras y el control de dos grandes recursos (agua y petróleo) condicionan sobremanera el escenario venidero.

 

No obstante el pueblo kurdo puede superar esos obstáculos, al tiempo que evita caer en los errores del pasado (rivalidades políticas, diferencias sociales y culturales, luchas por el poder) y aprovecharse de la nueva coyuntura que se está creando en la región. No obstante harían bien si no olvidan su historia, marcada por traiciones de Occidente y de los estados de la región. Aunque como bien dice un proverbio kurdo «no creas ni en la risa del opresor ni en el agrado del invierno».

 

http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130812/417537/es/El-verano-kurdo