Nuestros fueros, entre la apatía y la utopía

No parece que el concepto de fuero sea algo entendido y compartido por toda la ciudadanía navarra. Es más, ha llegado a nuestros días tan tergiversado, tan manipulado, diría más, tan maliciosamente deforme, que nada tiene que ver con algo que constituyó la singularidad del estado navarro.

La ignorancia de lo que significaron los fueros para Navarra y en general para toda Euskalherria, hace que la derecha navarrista pueda gritar con todo desparpajo, eslóganes del calibre de “Navarra foral y española”.

A eso le llaman –vocablo tan pedante como snob- un oxímoron. En paladino, una absoluta contradicción. El fuero fue siempre nuestra constitución, la que España nunca respetó. La que con armas y mentiras prácticamente, nos la dejó en puro esperpento.

Cualquier navarro, medianamente informado debería saber que el concepto de fuero implica soberanía absoluta, sobre nuestros recursos, instituciones jurídicas y políticas, territorio etc…

Ya vemos lo que hoy nos queda a los navarros como resultado de este estado llamado español. Estado, que en la edad contemporánea es el puro resultado de una amalgama de especímenes monárquicos, golpes de estado, dictaduras y accidentalmente circo democrático… Nunca el resultado de una apuesta social seria e incontestable.

Trato de obviar a los numerosos residentes y funcionarios, que hacen gala de su españolidad. Están en su derecho de sentirse todo lo españolísimos que quieran. Están en su derecho, como un servidor en el de sentirse por ej. navarro… Nada de español.

Mayor problema suponen los que por ignorancia o apatía, desconocen nuestras tradiciones, nuestra historia y rezuman autoodio a sus raíces. ¿Será que en tantos años de fachenda, camisas azules y beneméritas, les ha penetrado el síndrome de Estocolmo?

La España contemporánea –la actual- resulta tan democráticamente mediocre, tan jacobina e hipócrita, tan déspota, tan inmadura y ramplona a la hora de tratar a sus pueblos… Muestra un centralismo tan asfixiante…

Lo tuvieron claro los jóvenes que huyeron tras el sainete del pacto de Bergara. Aquellos que perdieron su juventud al grito de patria y fueros. Sabían perfectamente que el fuero era la constitución de la patria vasca…

Lo tenían clarísimo quienes en 1893 esculpieron el: “GU GAURKO EUSKALDUNOK GURE AITASOEN ILLEZKORREN OROIPENEAN, BILDU GARA EMEN GURE LEGEA GORDE NAI DEGULA ERAKUSTEKO”

Lo tenemos muy clarísimo quienes –aunque parezca utopía- vivimos las miserias de un estado como el español, donde el trabajo, la solidaridad y la honestidad es un espejismo.

Y es que España no parece tener solución ni compostura alguna. En ningún terreno.

No se ve sustrato alguno para establecer unas estructuras políticas y sociales que ofrezcan una mínima garantía.

Por ejemplo hablemos de cualquier empresa económica. Suelen ser las tales, una aventura cuyo norte no es su estabilidad, ni su aportación a la sociedad, sino el negocio instantáneo –el pelotazo-, la estafa con pie legal, el dinero fácil e insolidario, la estafa al erario público –digamos el ovejuno (b) tipo Bárcenas-, que nunca generan riqueza social…

Hasta el medrileñísimo Nobel Benavente, reconocía en sus “intereses creados” a una sociedad que trafica con los intereses económicos menospreciando cualquier consideración ética. Eso sí, sin abandonar la moralina y la jaculatoria. Y ya por entonces, con una corrupción política galopante. Crispín, uno de sus personajes, aconsejaba a su Sr. Leandro: “Si no hubieras sido honrado, te hubiera dedicado a la política”

En España, para triunfar –con la idea que se tiene de triunfo, o sea, enjuague de kilos…- hay que ser político, pícaro o ladrón. No hay lugar para la gente honrada…

Y es que, ya como algo endémico, la picaresca se cobijó no solo en la sordidez del lumpen… Palpita tanto bajo la sotana del clérigo, bajo la capa del hidalgo, como bajo la guerrera del coronel…

Es decir, lo estamos viendo, que España es como un hediondo patio de Monipodio. Desde tal antro, políticos, financieros y garitos de la patronal, tratan de pastorear a paso de recorte, al rebaño de una ciudadanía más o menos cabreada…

Es entonces, ¡o navarros apáticos!, cuando otros navarros, tratados de románticos, soñadores, abertzales, cuando no etarras, miramos hacia otros horizontes mas limpios que los de la espesa y negra calima de la corte… Simplemente, creemos en nuestras capacidades y en nuestras posibilidades.

Entendemos –no creo que sea tan utópico- que no necesitamos ni telefonazos cortesanos, ni virreyes para saber en cada momento como queremos gobernarnos, cómo organizamos nuestros recursos económicos, qué hacemos con nuestras aguas, qué tipo de tribunales nos interesan o en su caso que clérigos y purpurados queremos o si no los queremos, que aportan demasiada hipocresía…

Yo creo que está bastante claro. Que a ningún ciudadano se le puede impedir su capacidad de decisión… En definitiva, ¿Derechos históricos? De acuerdo. Y en consecuencia restauración foral plena y “aggiornamiento”.

Eso mucho “aggiornamiento”, nada de amejoramientos ni parejas y burdas triquiñuelas, como las que un tal del Burgo “and” compinches, nos embucharon. Aprovecharon que nosotros los navarros, bastante amedrentados por el criminal dictador y su banda asesina, no nos atreviéramos a rechistar… ¿O no, Sr. Del Burgo?

 

Publicado por Nabarralde-k argitaratua