La Europa de los pueblos

UN ENSUEÑO QUE LLEVAR A CABO
Jean Monnet (1888-1979)

Se suele interpretar «Europa» desde el griego como «la mirada ancha», pero los asiáticos la leen como «la tierra por donde se pone el sol». Rasgada tiempo tras tiempo por los fenómenos geológicos y por la violencia humana, desde los satélites aparece más bien como una gran talla esculpida por innumerables pueblos, cada uno a su manera, moldeándose así ellos mismos como diferentes formas de ser europeos.

Porque el escorzo del continente desde lo alto parece reflejar las líneas de las constelaciones y en especial el amasijo de estrellas de la Vía Láctea como la interpretaban los antiguos astrónomos a la vez que las costas del Mediterráneo sirvieron antiguamente de ayuda a las migraciones de las diversas tribus que venían del este a ocupar el occidente. Todo ello forma la base de muchos mitos clásicos sobre todo el del rapto de Europa a lomo de toro, una historia que no podrá separarse de la simbología europea inmortalizada infinidad de veces pero especialmente en el lienzo de Tiziano en el siglo XVI.

Ha habido varios proyectos a través de los siglos para hacer que el sueño de Europa funcione debidamente con el propósito de conseguir que no estallen los conflictos entre los pueblos del viejo continente. Por citar a uno de los políticos modernos cabría mencionar a Konrad Adenauer que tras la primera guerra mundial soñó que se llegaría a la conciliación de los pueblos de Europa con un plan que ya habían diseñado varios humanistas del Renacimiento. Pero el gran creador del proyecto que hoy entendemos como la Unidad Europea es sin duda alguna Jean Monnet (1888-1979) quien tras la segunda guerra mundial trabajó por medio de la cooperación económica para paliar los enfrentamientos y es célebre su frase: «No se unificarán los estados, tan sólo uniremos hombres».

Los pueblos, como todos los seres vivos en la Naturaleza, tratan siempre de encontrar sus cobijos evitando en lo posible los conflictos. Por eso el escorzo del símbolo europeo no será el del toro de lidia sino el del mito del rapto con el acicate que le mantendrá en alerta para llevar a buen término el acuerdo de sus pueblos; porque el mito del continente durante siglos y en sus diversos «renacimientos» ha sido, es y será siempre el empeño en llegar a una acción común pensando todos al unísono más bien que a través de acciones bélicas.

HECHOS Y DICHOS

Europa es ahora un cuerpo, es un alma también pero no ha llegado todavía a una conciencia. Salvador de Madariaga

MITOLOGÍA

Europa como mito se pierde en las brumas de los tiempos más lejanos