Información vigente

Ultima hora: “Una mujer golpea brutalmente con su ojo la rodilla de su amo, perdón marido…”

Son muchos los artículos que últimamente denuncian la prostitución de los términos, la inversión de los significados. Pero el uso retorcido de las acepciones sería absurdo, innecesario, si no hubiera un contexto ideológico, un objetivo táctico, una perspectiva estratégica, un interés partidario.

Nada es casual, nada es “sin querer”. La masacre gazadí ha mostrado con una nitidez poco habitual la rigidez dogmática de las obediencias sobre los hechos, la subordinación mercenaria y cómplice de miles de periodistas, comunicadores, analistas hacia “la línea editorial” vigente. El que paga manda. La información vigente, la verdad oficial articulada sobre la veracidad deontológicamente contable, sobre la profesionalidad libre, sobre la objetividad subjetiva de los hechos por contar.

Maquillando desde la presunta equidistancia de la imparcialidad partidaria, articulando desde el presunto objetivismo parcial, los medios, los periodistas, los supuestos contadores de la realidad toman partido en la tragedia. En nombre propio, en el nombre del “rey”. Equilibrar responsabilidades para evitar evidenciar lo evidente, colocar a todos en el mismo saco para tratar de mitigar lo obvio. La guerra de Gaza. ¿Guerra? Dos partes, dos violencias, dos extremos. Los dos por igual, los dos idénticos desde nuestra parcial equidistancia, desde nuestra obediencia ideológica, desde nuestra sumisa actividad mercenaria.

Crónica de la mañana:“El pájaro atacó al cazador con un violento y convulso aletear…”

Para los medios sistémicos, el invasor, el ocupante ilegal de territorios, es una víctima que en nombre de la seguridad y la defensa propia acomete contra sus agresores. No importa que masacre población indefensa acorralada. Mujeres, niños y ancianos ¡que no pueden huir! porque es “la guerra”, y en esta ya se sabe, o son “daños colaterales”, snif, snif, o “escudos humanos”: objetivos militares de primer orden. Fría profesionalidad del…¿periodista?

Gaza es El Álamo árabe, el ghetto de Varsovia palestino. No hay refugiados, no se produce éxodo humanitario alguno. Pero este “detalle” no es noticia, mientras que las poblaciones israelíes fronterizas con la Franja que son evacuadas ante la “oleada de misiles Kassam”, son los refugiados que los media necesitan para compensar, para equilibrar, para justificar, para maquillar…la evidencia.

El defensor legítimo de una tierra ancestral, es el atacante terrorista, el agresor. Su victoria electoral, su gobierno, su proyecto son cuestionables, ridiculizables, condenables. El opresor es el oprimido y el oprimido es el opresor. Goebbels nunca lo hubiera hecho mejor.

No existe informativo occidental que se precie que no vincule, al mismo nivel en el parte de guerra informativo la “operación plomo fundido” con referencia sistemática al lanzamiento de cohetes Kassan. Dos violencias, la agresora y la defensiva al mismo nivel. Dos violencias, la de una potencia militar de primer orden versus la de unas milicias básicas de autodefensa, en el mismo plano. No es nada nuevo, nada sorprendente, sencillamente es propaganda anti-insurgente de manual.

Titulares del día: “el cadáver del reo ahorcado altero póstumamente el orden y la legalidad vigente…”

Un claro ejemplo de “olvido y superación” está en el concepto “Territorios Ocupados”. Desde que en 1948 se impuso por la fuerza de las armas el proyecto sionista de Israel, los sionistas no han parado en hacerse con territorios, en ocupar y colonizar. El proceso de colonización y exterminio de los palestinos que comenzó con Al Nakba (El desastre) a finales de los 40 continua vigente. Pero a día de hoy es común que cualquiera análisis de la situación palestina plantee las fronteras del 67 como eje sobre el que debiera dirimirse una posible solución. ¿Territorios Ocupados? ¿Sólo los del 67? ¡Es lo común! A estas alturas todo el mundo ha homologado como israelí el territorio que el sionismo ocupó entre 1948 y 1967, ¡para qué recordarlo!

Es obvio. Hoy como ayer, Israel, al margen de toda resolución internacional hace y deshace a su antojo, Gaza es prueba evidente de ello, como antes fue Líbano, el Golán, el Sinaí… Pero lo más grave no reside en la impunidad totalitaria del sionismo, lo peor es que la cobertura mayor a tales despropósitos se da en Occidente.

De ahí el abismo. La impotencia general ante la impunidad del sionismo es proporcional a los esfuerzos de los medios por desdibujar la evidencia. Pero que no cunda el pánico. Gaza va para “una noticia más”. Languidece informativamente, pierde vigencia tras el impacto inicial. Nos hemos acostumbrado y los medios han demostrado su alta cualificación ante tamaño reto. La sangre no ha llegado al río, un par de manifestaciones y todo sigue como una seda. ¡Ahora a ganar las elecciones!

Pero una certeza es aplastante. Nunca antes, pese a los esfuerzos desdibujadores se había evidenciado de modo tan nítido, la catadura genocida del sionismo y a su vez el impresionante poder mundial del que emana su impunidad. Nada será igual desde Gaza 08, aunque en Occidente sigamos en la nube vigente, vivimos tiempos de inflexión…al tiempo.

Avance informativo: “un bebe recién nacido ha agredido brutalmente a su padre en el paritorio…”