Ada Colau, una victoria de doble filo

El elemento más positivo del resultado que han dejado estas elecciones municipales es el incremento de la representación del independentismo en Cataluña. Un 8% más con relación a las elecciones del 2011, lo que significa que en los ayuntamientos catalanes habrá ahora muchos más concejales independentistas que los que había habido nunca. La parte negativa es la pérdida de la ciudad de Barcelona por 17.000 votos. Con Ada Colau como alcaldesa, nunca se habría podido celebrar el acto que el 4 de octubre pasado llevaron a cabo más de novecientos ayuntamientos en la plaza de Sant Jaume de Barcelona para transmitir su apoyo al presidente Mas y defender las libertades nacionales de Cataluña. Nunca, por lo tanto, Miquel Buch, alcalde de Premià de Mar y presidente de la Asociación Catalana de Municipios, habría podido pronunciar estas emotivas palabras: «Nos lo pondrán difícil, presidente, pero sepas que nos tienes a tu lado y que cuando te des la vuelta nos verás detrás».

Ahora, pues, todo será mucho más complicado en este sentido, si bien no hay ningún proceso de liberación que sea fácil. Pero tampoco Ada Colau lo tendrá fácil, ya que si Trias tuvo que hacer un montón de equilibrios con quince concejales, ella, con sólo once, todavía deberá hacer muchos más. La suya, por consiguiente, es una victoria de doble filo. Una victoria que pondrá fin a su indefinición sobre la independencia de Cataluña, ya que el Proceso presentará retos y creará situaciones que no admitirán la más mínima ambigüedad y que le obligarán a pronunciarse abiertamente a favor o en contra de la libertad del su país.

En cuanto al conjunto de Cataluña, el independentismo, como hemos dicho, ha demostrado una fuerza extraordinaria, si bien la suma de CiU, ERC y CUP, con un 45%, queda por debajo del 51% de la mayoría necesaria en una consulta. Es un dato que en los próximos cuatro meses sonará mucho en boca de las mismas voces españolistas que tanto habían insistido en que estas elecciones no deben ser leídas en clave de primarias del 27-S. Lo que no dirán es que son muchísimas las personas que se han abstenido o que no han votado ni CiU ni ERC, ni la CUP y que, sin embargo, votarían SI en un referéndum de independencia. Por eso lo prohíben, porque le tienen pánico. Ahora, pues, necesario que la ANC se cure de la afonía que parece que sufre y que, junto a Òmnium Cultural, haga oír su voz limpia y clara para que el 27 de septiembre todo el mundo pueda ver que este pueblo no admite para sí mismo ningún otro estatus que no sea el de Estado independiente.

RACÓ CATALÀ

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