La victoria independentista de estas elecciones

El independentismo tiene motivos para estar altamente satisfecho del resultado de estas elecciones municipales. Ha ganado en votos, ha ganado en porcentaje y ha ganado en concejales. Diga lo que diga el españolismo, esa es la verdad incontestable. Lo que el españolismo no dirá, por tanto, es que ahora hay más concejales independentistas que antes en el Ayuntamiento de Barcelona. Tampoco dirá que ahora hay más concejales independentistas que nunca -6.077-, con un incremento de 300.000 votos, en el conjunto de Cataluña. Y lo que, por supuesto, el españolismo silenciará es que los partidos independentistas han pasado de un 58,5%, en el año 2011, a un 67%, en este 2015, y que la suma de votos les otorga la mayoría absoluta con un 51%, dejando al nacionalismo español (PSC-PSOE-PP-C’s) con un 36%.

Las cifras, como vemos, son tan contundentes que el españolismo no tiene otro recurso que la mentira para intentar disimular la derrota espectacular que ha sufrido. He aquí una pequeña muestra:

 

– ‘Sociedad Civil Catalana’ (asociación ultranacionalista española): «En Cataluña el independentismo está lejos de la mayoría social que pretendía obtener, ya que la suma de los votos de CiU, ERC y la CUP queda lejos del 50% de los votos».

– Alicia Sánchez-Camacho (PP): «Se ha impuesto la cordura catalana con el no a la independencia»,

– Carina Mejías (Ciudadanos): «La sociedad ha dicho basta al independentismo».

 

La rabia hace decir muchas mentiras, bien lo sabemos, pero un poco de sentido del ridículo, sí deberían tener, quienes afirman hablar en nombre de otro. Puestos a decir las de la altura de un campanario y a hacernos reír, intentan hacer correr el rumor de que el independentismo se hunde porque los votos que ha obtenido son inferiores a los que obtuvo el SI-SI en la consulta del 9-N; como si una consulta por la independencia y unas elecciones municipales fueran una misma cosa. La cuestión, sin embargo, tiene su gracia, ya que los perdedores que dicen esta sandez son los mismos que antes del 24 de mayo afirmaban que unas elecciones municipales no son plebiscitarias, dado que la gente vota en clave social, no nacional; y son los mismos, también, que configuran el bloque político de un supremacismo que impide que los catalanes podamos decidir nuestro futuro político depositando una papeleta en una urna.

Pero todo el mundo sabe que el supremacista es alérgico a las urnas. Sobre todo si le anuncian un veredicto desfavorable. Por eso no responderá nunca estas a preguntas. Primera: si, como dicen, se ha impuesto el no a la independencia, si el independentismo se deshace, si el independentismo está lejos de la mayoría social, si la sociedad ha dicho basta al independentismo, ¿de qué tienen miedo? Segunda: si el nacionalismo español es mayoría en Cataluña y, por tanto, arrasaría en un referéndum, ¿cómo es que no lo celebran para que el independentismo sea derrotado, humillado y hundido delante de todo el mundo? Y tercera: Si estamos moribundos, ¿a qué esperan para darnos el golpe de gracia? ¿A qué esperan para rematarnos?

No lo harán, no nos rematarán porque no pueden. Y no pueden, porque tenemos mayoría absoluta, estamos más vivos que nunca, disfrutamos de muy buena salud y les hemos vencido. Sí, este 24 de mayo les hemos vencido. Y el 27 de septiembre lo volveremos a hacer.

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