Carta a un catalán español

El día 27 de septiembre se celebrarán unas elecciones en las que el papel de los catalanes que se sienten españoles, tal como usted, será importante. Tal ve la convocatoria como un desafío independentista contra la convivencia o como un ataque al marco constitucional español. Ciertamente, es así como los medios y políticos españoles nos lo suelen presentar. Pero yo le pediría que haga el esfuerzo de considerar la otra cara de la moneda (y si lo quiere leer en castellano, lo encontrará en https://www.facebook.com/strubellsi).

Tal vez a usted le parece que Cataluña es una región engreída e insolidaria y que no merece ser considerada un sujeto político. Quizá piensa que Cataluña ha sido española «toda la vida» y que ahora se está desvirtuando. El hecho es que los catalanes hace muchos siglos que reclamamos lo que todo territorio carente de soberanía puede legítimamente reclamar: la soberanía, precisamente. Una soberanía que no es ninguna invención, ya que Cataluña ha sido una nación (incluso imperial) que hasta 1714 tenía instituciones de Estado que una invasión borbónica suprimió.

El problema es que, a pesar de vivir en Cataluña, a mucha gente se le ha ocultado cuidadosamente esta realidad. Piense que la gran mayoría de gobiernos españoles de los últimos siglos han trabajado activamente para anular la Cataluña política. Todo esto le puede parecer agua pasada. Pero si verdaderamente lo es, ¿por qué el último rey español ha llegado a decir que «el castellano nunca ha sido impuesto»? ¿No ve el efecto maligno (y políticamente intencionado) que estas realidades persistentes tienen para tantos millones de catalanes de buena voluntad? ¿Y usted ve una voluntad de rectificación? No existe.

Los últimos años han sido de reafirmación de esa línea. No creo que la enorme bandera española de Pedro Sánchez o la declaración de patriotismo de Pablo Iglesias lo desmientan.

Por otra parte, tal vez usted es de los que cree que Cataluña no tiene entidad para sostenerse sola, ni derecho a hacerlo. Quizás es de los que cree que el progreso sólo puede venir de Madrid. Pues sepa que las grandes corrientes progresistas siempre nos han venido del norte y del Mediterráneo. Incluso la gente de Pablo Iglesias, además de mostrar ánimos de continuar con el expolio fiscal de Cataluña y con la oposición al corredor mediterráneo, ¡incluye guardias civiles represores y notorios anticatalanes en sus listas!

Es necesario que usted entienda que los políticos y las entidades catalanistas como ANC y Òmnium Cultural no pretenden una ruptura formal con España porque sí. Lo quieren porque los últimos años nos han demostrado que los gobiernos y juzgados españoles se han opuesto frontalmente a toda medida sustancial que el Parlamento de Cataluña ha aprobado, rompiendo radicalmente con una dinámica teóricamente autonomista acordada hace casi cuarenta años.

Lo más grave, tal vez, es que desde España, apenas se han oído voces para denunciarlo. Casi nadie ha protestado que unas medidas (que le habrían beneficiado directamente a usted) hubieran bloqueado, suprimido o rechazado, dejando los catalanes sin una legislación que hiciera frente a los desahucios, gravara los depósitos bancarios o nos permitiera decidir nuestro futuro, Con el agravante de que el Estado se ha querellado contra quienes lo intentaban.

Los catalanes, y los catalanes españoles también, partimos de una grave desventaja, pues, en nuestra relación con el Estado. Tenemos que luchar en un marco hostil (político y también cultural), con una lengua carente de estatus legal (en Madrid y Europa), con índices escandalosamente inferiores de funcionarios, infraestructuras e inversiones, todo aderezado con unos medios de comunicación estatales volcados contra Cataluña.

Antes del 27-S usted tiene que decidir entre dar su voto a quienes quieren dignificar y normalizar la situación política de Cataluña, o darlo a los que, a pesar de decir que quieren lo mismo, trabajan para suprimir la capacidad de decidir de todos los catalanes, incluido usted. Si usted quiere esto último, vote unionista, y tan amigos. Pero si quiere asegurar un futuro mejor para sus hijos y la manera de ser de nuestro pueblo, su voto el 27-S debe ser soberanista.

EL PUNT – AVUI