Los fariseos se rasgan las vestiduras

¡Mejor una España roja que rota!, decía Calvo Sotelo y cuarenta años mas tarde, cumplida la gran obra aniquiladora de la esperanza y de la justicia, el Caudillo legaba a la posteridad la sentencia de “lo dejo todo atado bien atado”. Y el Rey a cumplir. Y así fue. En el olvido se abandonó a los fusilados y fusiladas, los desaparecidos y desaparecidas en la cunetas, en las fosas, en las simas… los batallones de esclavos, la participación en la matanzas nazis.

Grande España, que no hay otro pueblo que el español, que los catalanes pensaron tomar Madrid y que los vascos son “traidores”. Olvido y transición, recuerdo de los poderes fácticos que siguen en el más alto escalafón con Constitución, Amnistía y Pacto de la Moncloa. Con su Guardia Civil, columna vertebral hispánica, y sus policías, que de un día para otro pasaron del uniforme franquista al demócrata, con su Ejercito que vela que no haya un SAM (Supuesto Anticonstitucional Máximo) y que cuando hizo falta, con un ruido de sables, todo volvió al redil, con la LOAPA y las leyes antiterroristas.

A quienes se levantaron, y a quienes pidieron la ruptura con el pasado, nosotros les respondimos: “No la necesitamos porque Franco no era Hitler o Mussolini”, González dixit. Ese gran presidente que supo aprender bien nuestra lección, que es universal, como le reconoce también el mexicano más rico de todos los humanos. Si hace falta, bajamos a las cloacas con los mafiosos, los pied noir, los fachas de todo el mundo, unidos en la tarea de extirpar las lacras etarras, abertzales, disidentes o cualquiera que cuestione nuestra grandeza.

Que nadie se atreva porque nosotros, los españoles de bien, de las cruzadas, no olvidamos las enseñanzas de nuestros padres y por eso volvemos con nuestros bancos y multinacionales a chupar la sangre de América Latina, porque la herencia se defiende. Y ellos, los herederos  de lo conquistadores, habían aprendido de nosotros cómo extirpar la lacra comunista, ya se llame el cura Romero o ya sea la demócrata. Un comunista, como es sabido, se disfraza de todo.

Cumplida la obra se hace la ley y punto final… de la historia, se constitucionaliza la ley del olvido y si alguien no lo hace será terrorista y a la hoguera que también en eso tenemos mucho que enseñar. Pero ahora, sea tanto allí como aquí, continúan quienes siguen con su plan de no amoldarse a las fuerzas de hecho. Intentamos que se callen pero no escuchan. Dicen que no  están cómodos en esta gran patria que es España, que brilla como una estrella en el mundo de la globalización neoliberal.

¿Cómo no lo pueden entender vascos y vascas, catalanes y catalanas, indios y pueblos de América Latina, españoles traidores de su patria, resentidos por una guerra perdida que siguen teniendo la desfachatez de recordarnos nuestras hazañas, que son grandes obras de grandes potencias, que piden respeto, que piden ser considerados de tú a tú, para construir una pesadilla de democracia en donde todos los proyectos puedan confrontarse en pie de igualdad? ¿Dónde vamos a acabar?

Si hasta un juez que ha hecho una gran labor por esta nuestra España cerrando periódicos, denegando  denuncias de torturas -un policía no maltrata-, cuida la seguridad nacional, excluyendo esos partidos y movimientos de izquierda y abertzales, lo peor que hay; un juez que había entendido que, allí por el norte, nacer en un hospital en lugar de otro no es una necesidad sino una limpieza étnica; que manda al trullo, sin medir palabras a esos izquierdistas abertzales que nos quieren desafiar en el terreno político sin violencia ni ingerencia. ¿Cómo pueden tener tanta desfachatez?

¿Qué esta pasando, si también este gran hombre de nuestro Tribunal Nacional, se esta pasando y quiere abrir fosas donde están bien escondidos los cadáveres de los enemigos de la nuestra España una grande y libre, que tanto esfuerzos nos ha costado meterlos bajo tierra? ¿Qué error hemos cometido? ¿No se da cuenta ese gran hombre de justicia que hasta el sindicato que fue comunista  dice que “le ha abiertos los ojos”? Si ya se los habíamos tapado, en los Pactos de la Moncloa y ahora lo van abrir solo porque este juez se ha vuelto loco.

En lugar de pagarlo tendremos que pasarle factura también a él. Habrá que buscar un remedio. Habrá que poner los reparos de inmediato, antes que esta bola especulativa histórica explote y nos deje desunidos a nosotros y al Rey. Habrá que pedir ayuda a Estados Unidos, que tanto le hemos dado en parar al “peligro rojo” y que nos cogió bajo su regazo, reconociendo nuestra gran obra civilizadora; habrá que pedir consejos a nuestros hermanos italianos que han conseguido borrar esa herencia-pesadilla de la resistencia antifascista con unos gobiernos de orden, raza, y familia,  gracias a un hombre de negocios oscuros, negocios al fin y a cabo, su televisión basura que, mejor que nadie, tacha de comunista todo lo que le jode, y un regionalismo de raza de pura cepa.

Habrá que pedir a Europa que con sus tribunales  nos han ayudado tanto en  garantizar los derechos de algunos hombres, los que mandan por supuesto,   machacando a estos independentistas de izquierda vascos, palabras horrorosas y escalofriantes, que eran y son los únicos que se han atrevido a cuestionar nuestro pasado y nuestro presente. Nuestros escribas nos lo habían enseñado: que la historia la escribimos nosotros, los ganadores, porque sino va a ser un mundo al revés en donde los últimos serán los primeros o lo que es peor, todos serán diferentes e iguales.

Publicado por Nabarralde-k argitaratua