El carlismo catalán, entre un millón de voces

El sábado 10 de julio se celebró en Barcelona una histórica manifestación de más de un millón de catalanes en defensa del Autogobierno, del Derecho a decidir el propio futuro y en contra de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional contra el actual Estatuto de Cataluña.

El texto estatutario, nacido en un último intento para realizar el encaje adecuado de la realidad nacional catalana, desde una perspectiva ya muy modesta, ha recibido un golpe de gracia definitivo por parte de los magistrados del Tribunal Constitucional.

Éstos, no lo olvidemos, son la correa de transmisión jurídica de los dos brazos de la partitocracia sistémica: PP y PSOE. En definitiva han vuelto a remachar la marca esencial que define la Constitución Española: el mantenimiento maquillado del Estado jacobino y centralista que nos legó Franco y que perpetúa la oligarquía que lo condiciona.

Por eso fue redactada la Carta Magna del 78. Que con retoques de cariz cosmético, renueva la «soberanía nacional española» que los liberales instituyeron en Cádiz en 1812, los republicanos reafirmaron en 1931 y la dictadura nos repitió durante cuarenta años.

La afirmación de la soberanía originaria de los pueblos hispánicos es la única garantía de que desde la libertad podremos construir juntos un proyecto de convivencia. La Confederación de las Españas será hija del ejercicio de la Autodeterminación o el actual bloqueo sólo traerá como respuesta el reforzamiento de la tensión disgregadora.

Nosotros los Carlistas, abanderados históricos de los Fueros que nos fueron arrancados, sabemos que la negación de la Tradición pactista, que llevaron a cabo primero el absolutismo y hoy el liberalismo, conduce inevitablemente a la disolución final del vínculo común. Luchamos contra el nacionalismo jacobino que nos agobia y llena de protestas legítimas las calles de Catalunya o Euskalherria.

Por eso, el 10 de julio una veintena de Carlistas, con la adhesión de otros que no nos pudieron acompañar, exhibimos nuestra idea con una frase emblemática del malogrado Carles Feliu de Travy con una pancarta que decía: Igual que entre los hombres, el entendimiento entre los pueblos sólo se puede dar si éstos son libres. Y debajo remachábamos la obviedad: Cataluña siempre ha sido una Nación.

La ocasión sirvió para que otros Carlistas procedentes de Euskalerria y Madrid nos acompañaran en la marcha. Al mismo tiempo difundimos el Ideario entre los presentes y establecimos contactos con diferentes simpatizantes y antiguos militantes de la Causa.

Después de cuatro horas juntos, regresamos con la convicción de que los testimonios verídicos y honestos como el nuestro son más necesarios que nunca.

Uno de los compañeros presentes dijo al terminar «hemos estado donde nos correspondía».

Publicado por Nabarralde-k argitaratua