España: no lee, no escucha y no tiene respuestas

El Estado español, parece no ser merecedor de tal calificativo, ante la falta total de una estrategia política, que le permita resolver los problemas que le son propios, entre los que podemos destacar, el conflicto vasco. En tal sentido, el cepillo, las prohibiciones, las ilegalizaciones, la utilización de la justicia con fines políticos, la dispersión de los presos, la escusa permanente de la violencia de ETA, han sido las únicas respuestas a un “problema”, el cual se trata de disimular o minimizar. Seguramente en la intimidad de quienes forman parte de la clase política del Estado español, el conflicto político vasco ocupa un lugar destacado en la agenda de todos los días, y sin embargo estos no intentan dar un paso positivo en dirección hacia la búsqueda de una solución definitiva para el mismo.

En los últimos tiempos, se han ido produciendo en Euskal Herria una serie de hechos políticos, cuyo fin es dar vuelta la hoja y comenzar a transitar un nuevo camino que esté signado por las vías políticas, democráticas y de pleno respeto a los derechos de todas y todos. En este sentido, la ilegalizada Batasuna, ha realizado un importante proceso interno, mediante un sistema de asambleas, las cuales, recogieron el fruto del debate, al pronunciarse ampliamente por un cambio rotundo del eje de los reclamos soberanistas, aceptando las vías políticas, pacíficas y democráticas antes enunciadas

Esto constituyó el puntapié inicial para la acumulación de fuerzas soberanistas, al ponerse en marcha en febrero del corriente, una acción política de la mano de Batasuna y Eusko Alkartasuna, con el fin de propiciar un debate en el seno de la sociedad vasca sobre sus derechos soberanos como nación, y teniendo como objetivo último avanzar hacia la consecución de un Estado independiente vasco. Ante esta realidad, se activaron las alarmas desde el Estado, con un reiterado argumento: “que nada hay que discutir y menos mientras perdure la violencia de ETA”. Cabe destacar, la conclusión del trabajo realizado  por los agentes mediadores internacionales sobre el conflicto vasco, los cuales han visto con buenos ojos este nuevo impulso político del nacionalismo vasco. En este sentido, podemos apreciar que el cambio de ciclo político ha sido reconocido en posteriores declaraciones de ETA, donde se valora como positivo el camino iniciado por la izquierda vasca. Pero lamentablemente la única respuesta de los partidos del Estado español (PSOE y PP), ha sido asegurarse que Batasuna no participe en las elecciones de 2011 y alertar en reiteradas oportunidades a Eusko Alkartasuna sobre la posibilidad de seguir el mismo camino que su compañero de viaje.

Una tensa calma se pudo apreciar durante la estación estival en Euskal Herria, donde los partidos soberanistas vascos esperaban con manifiesta inquietud, que ETA diera una respuesta concreta a los consejos de los mediadores y veedores internacionales, mientras que desde el Estado español, no se producía ninguna variante en su política hacia los vascos, aumentando las detenciones de personas, propiciando la reubicación de los presos e iniciando nuevos juicios, como por ejemplo, el de Udalbiltza.

Pero la quietud antes mencionada, desapareció súbitamente de la escena política, cuando Batasuna y Eusko Alkartasuna propusieron la posibilidad de verificar un alto el fuego de ETA en una hipotética tregua, y fue en esos mismos días, cuando ETA anunció una moratoria en sus operaciones militares, quedando muy claro, que la finalidad de esta decisión, era dar paso a las vías políticas y democráticas y a la sociedad vasca para que esta lidere un proceso que tenga como objetivo dar una solución definitiva al contencioso político.

Haciendo un seguimiento de las repercusiones en la prensa, tanto de las opiniones de los partidos españolistas y de algunos políticos del ámbito nacionalista vasco, podemos apreciar que estos comenzaron a marear la perdiz, con argumentos de poco calado, como por ejemplo: “que el texto es insuficiente, que debería decir y no dice, que es una nueva mentira, que no esta claro que quiere decir ETA”, en definitiva, todos estas declaraciones se traducen en una triste realidad: “no sabemos que hacer sin la escusa de la violencia de ETA”.

En medio de esta caprichosa negación de los pasos que hay que dar, instalada por quienes niegan los derechos al pueblo vasco sobre el alcance del anuncio de ETA, una manifestación fue convocada por la plataforma ADIERAZI EH, cuyo lema era: “Libertad de expresión, todos los derechos para todos y todas”. En tal sentido, esta convocatoria recibió ante dos peticiones de autorización, los consecuentes vetos a cada una de ellas por parte de la justicia española, con la utilización política del brazo ejecutor conformada por los jueces que integran la Audiencia Nacional, quienes  negaron a los vascos un  derecho tan básico como el de manifestarse en la vía pública, todo ello, con el visto bueno del gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca.

Esta acción judicial ha sido contraproducente para España, porque no hace más que potenciar de cara al futuro, las actividades del nacionalismo soberanista vasco, en su lucha pacífica y democrática, quedando el lamentable saldo y como única respuesta a un cambio de ciclo político, la prohibición antes mencionada.

Esta es la única política que lleva hasta ahora adelante una España que parece no sabe leer,  no sabe escuchar y no tiene respuestas.

 

Prof. César Arrondo (IRI)

Instituto de Relaciones internacionales

UNLP/Argentina

 

Publicado por Nabarralde-k argitaratua