Iñaki Sagredo descubre nuevos datos sobre el castillo de Amaiur en el Archivo de Simancas

Pamiela colgará en breve esta documentación en su página web y a principios de 2011 reeditará el libro sobre el castillo

Amaiur

Los documentos revelan que lo construido en el s. XVII se solapó con restos del s.XVI.

La investigación nunca se agota en un libro. «Eso sería egoísta», cuenta Iñaki Sagredo, autor de la serie de Castillos que defendieron el Reino, editada por Pamiela. En su opinión, el libro sirve «para abrir el interés hacia un tema», pero «el fin último de un investigador es recuperar todos los datos posibles que existen en torno al tema que estudia», en este caso las fortalezas de Navarra. Precisamente, en ese empeño por seguir profundizando, Sagredo ha encontrado documentaciones inéditas en torno al castillo de Amaiur, un enclave que sigue escondiendo abundante información acerca de sus evoluciones a través de los siglos.

En concreto, la principal conclusión que ha obtenido el autor en esta nueva fase de investigación es que, según la documentación que ha consultado en el Archivo de Simancas, el castillo que trató de reconstruirse en el siglo XVII se erigió empleando estructuras que aún quedaban de la fortaleza arrasada en la histórica batalla de 1522, en la que los partidarios del rey de Navarra lucharon, en clara inferioridad, contra las tropas castellanas para defender su independencia, tal y como recuerda el monolito que hoy les rinde homenaje en Amaiur.

Este hallazgo ha supuesto largas jornadas de trabajo en Simancas, archivo que visitan historiadores de todo el mundo, ya que atesora valiosísimos documentos. El problema es que no está sistematizado, de ahí que Sagredo haya tenido que echar horas y horas desatando y atando montones de cartas de todas las capitanías para encontrar, aquí y allá, datos de las fortificaciones del Pirineo navarro desde 1630 hasta 1645. Pero el esfuerzo ha tenido recompensa y, tras varias semanas, «podemos decir que los hallazgos han sido sorprendentes y en cierta medida corroboran algunos apuntes que incluimos en El Castillo de Amaiur a través de la historia de Navarra (Pamiela)», aunque sí es cierto, «y no pasa nada por reconocerlo», que en el siglo XVII se construyó más de lo que pensábamos, ya que en la documentación se mencionan muros y terraplenes en la parte externa (zona no excavada), también donde la puerta principal exterior (se mencionan dos) y el refuerzo del viejo cubo triangular, añadiendo, por lo visto, un solape en punta para crear un baluarte.

En esta nueva investigación, Sagredo ha dado con la fecha en que comenzaron las obras del fuerte, en abril de 1637, «puesto que en ese mes aparecen ya los primeros trabajos a las órdenes del ingeniero Pedro Fratín», aunque luego tuvo que continuar su padre, Francisco de Fratín, enviado a Amaiur en marzo, y siguiendo una forma de proceder diferente a lo que pintó en 1636 el cosmógrafo Teixeira».

Según cuenta el investigador, en las primeras semanas de aquel año, y con 4.000 ducados de presupuesto, trabajaron en la construcción de parapetos y terraplenes, que cubrían con fajina o ramas, por lo que hicieron tres caminos para los bueyes que llevaban el material. Como señala la documentación hallada, el cerco exterior se hacía sin demora: «Desde la puerta principal que ha de hacerse, según está señalado en la traza de Texeira, que es frontero de la del castillo (entrada del viejo cubo), donde la vuelta hacia medio día y rodeando hacia la pieza que se compró hasta dar en el castillo todo lo que mira a Francia, además de haberse levantado 46 pies y puesto todo en superficie plana».

Comienzan los problemas

Llueve y falta dinero

Las obras continuaban, pero, tal y como ha podido averiguar Sagredo, empezaron los problemas. La lluvia frenaba el trabajo continuamente y, por ejemplo, el 26 de mayo de aquel año fue especialmente dramático, ya que las aguas produjeron grandes desperfectos. Además, los rumores de ataque inminente de los franceses, que estaban en Ezpeleta, y, sobre todo, la muerte del ingeniero Francisco Fratín paralizaba el trabajo. Se pedía dinero, soldados para defender las obras y, ante todo, un nuevo ingeniero para continuarlas, ya que, entre tanto, se siguieron los trabajos con los planos que ya existían y con miedo a cometer errores.

«Las cartas de petición de dinero eran continuas por parte de Baltasar de Rada», gobernador de la frontera de Amaiur, explica el experto, que también enumera una serie de elementos que ha descubierto durante su inmersión en los papeles de Simancas. Así por ejemplo, los datos indican que se obraron en piedra las defensas exteriores, «haciendo una muralla que se describe con exactitud». «Se levantó o comenzó un nuevo espolón-baluarte pidiendo dinero para ello en piedras bien escuadradas para los ángulos de la muralla», cuenta el autor, que insiste en que, en este punto, «hay datos de los muros del castillo y reflejan el solape con las construcciones antiguas que están a día de hoy a la vista y que dejan ver los restos de los cubos angulares del siglo XVI, protagonistas de la batalla de 1522 y que tanto despistan a los investigadores».

Dimensiones

1.300 metros de recinto

Pero la documentación encontrada por Sagredo da para más. Y en ella se habla también de la entrada principal en el exterior con una contramuralla que la protegía; o del aljibe original del castillo, del que los textos destacan su hermosura. Pero en el siglo XVII aún precisaban de varios elementos para finalizar el trabajo: terminar las entradas, murallas, muros del parapeto y la realización de cuatro pozos para abastecer a una guarnición de 400 hombres, viviendas, tahonas y otras cosas. Según apuntan las cartas consultadas, el recinto tenía entonces la extensión de 1.560 varas castellanas en circunferencia -1.300 metros-, «mucho más de lo que nos imaginamos», lo que hace pensar que «aún queda bastante por excavar» y que «pueden existir restos en cotas mucho más bajas, por debajo del camino actual».

Sin embargo, pese a todos estos trabajos, la escasez de dinero y la urgencia de trabajar en Pamplona propició el abandono del castillo en 1641, apenas cuatro años después de su comienzo, apunta Sagredo, para quien esto confirma que «fue una construcción de urgencia y, sobre todo, que «aprovecharon viejas estructuras como contrafuertes y rellenos».

¿y ahora?

Reeditar el libro y poner a disposición los datos

Con el material que Iñaki Sagredo ha recabado en los últimos tiempos, Pamiela reeditará en unos meses el libro El castillo de Amaiur a través de la historia de Navarra, incluyendo estas nuevas aportaciones. Asimismo, en pocas semanas, la editorial tiene previsto colgar en su página web la documentación hallada de forma gratuita o a un coste mínimo, de manera que la información esté al alcance de todo el mundo, también de otros investigadores.

Y es que, el trabajo de Iñaki Sagredo no quiere ir de ningún modo contra otros estudios que se estén realizando ahora en torno a este tema. Es más «no se trata de solaparse ni de estar por encima de nadie», sólo de aportar una serie de datos que «nos pueden enriquecer a todos», también a los arqueólogos que ahora mismo trabajan sobre el terreno y que podrían encontrarse muy pronto con varios de los elementos que Sagredo ha encontrado en los documentos.

 

Publicado por Diario de Noticias-k argitaratua