Día del Medio Ambiente. Bosques: la naturaleza a su servicio

EL 5 de junio se celebra cada año desde 1973 el Día Mundial del Ambiente, establecido por la Organización de Naciones Unidas para sensibilizar a la opinión mundial sobre temas ambientales, intensificando la atención y la acción política. Es un evento anual que busca ser el día más extensamente celebrado a nivel mundial mediante una acción medioambiental positiva. Este año toma el lema Bosques: la naturaleza a su servicio, eslogan muy apropiado dado que la deforestación global continúa a un ritmo alarmante y cada año se destruyen 13 millones de hectáreas de bosque, un equivalente al tamaño de Portugal. El objetivo de este día es motivar a la sociedad para que se convierta en agente activo en la sostenibilidad del Planeta Tierra, promoviendo el cambio de actitudes hacia el medio ambiente de forma solidaria y fomentando la cooperación en la búsqueda de un futuro que siga haciendo posible la vida tal la conocemos.

A juzgar por el estado del medio ambiente mundial, la ONU no ha conseguido los objetivos propuestos en el nacimiento de este día. Es verdad que no solo en esta fecha sino también durante el año, millones de personas concienciadas salen a la calle y trabajan a diario por la sostenibilidad de nuestra morada, la Tierra, pero todavía esa conciencia no ha calado como debiera en la sociedad y menos aún en la clase política y empresarial.

La recesión económica actual, la peor en ochenta años, podía hacernos creer que reduciría la actividad mundial y con ella las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero la cruda y preocupante realizad nos ha sacado de nuestro error. Esas emisiones, según estimación de la Agencia Internacional de Energía (AIE), aumentaron en 2010 a niveles récord, una situación que elimina las esperanzas de controlar el calentamiento global de la Tierra en los dos grados pactados por la comunidad internacional.

La pasividad de gobiernos y administraciones expresa que no están cumpliendo con sus deberes y compromisos adquiridos de frenar el continuo aumento de emisiones CO2. Así, la compraventa de emisiones de dióxido de carbono, que articula el protocolo de Kioto, bajó el pasado año por primera vez desde su creación en 2005, lo que refleja que las empresas y países siguen contaminando al margen de los parámetros acordados en Kioto y sin pagar por ello. La caída del mercado de emisiones demuestra que no funciona la herramienta empleada para regular y financiar la reducción de gases contaminantes, por lo que se debería revisar ya.

El calentamiento es ya una realidad y sus efectos en el futuro irán aumentando progresivamente. Esto pondrá en peligro la vida en la Tierra porque afectará a los diferentes ecosistemas y a sectores tan sensibles como la agricultura, el agua, la sanidad, provocando catástrofes naturales, sequías, hambrunas, paro, miseria y emigraciones masivas. Además de la subida de la temperatura, nos encontramos con la continua degradación y reducción de la biodiversidad, donde los diferentes ecosistemas son destruidos debido a nuestra forma de vida y a la creciente ocupación espacial debido a la explosión demográfica. Somos ya 7.000 millones de habitantes en un planeta que no crece y seguimos aumentado sin que apenas se escuches voces con planteamientos razonables que digan ¡basta ya!

El accidente nuclear de Fukusima, que no sabemos hasta dónde va a afectar a toda la comunidad internacional, no ha hecho que los Gobiernos -excepto Alemania- tomen nota de la crisis nuclear, ni medidas para plantear un cierre progresivo y urgente de las centrales nucleares, demostrando así la servidumbre política a este tipo de energía peligrosísima.

Algo que llama poderosamente la atención es que el futuro que nos anuncian, ciertamente aterrador, parece no inquietar a los jóvenes que lo van a padecer. Si analizamos las peticiones que han consensuado en el movimiento del 15-M, no aparece prioritariamente el medio ambiente, cuando la evidencia demuestra que, sin un Planeta sostenible, sobran el resto de reivindicaciones por importantes que sean, como lo es el paro, la vivienda, la democracia real y participativa. También llama la atención que las diferentes administraciones, en vez de enfrentarse decididamente al cambio climático y a la insostenibilidad del planeta, se dedican a hacer propaganda institucional de color verde, pero con poco valor ambiental real.

Así, en nuestra comunidad, el Ayuntamiento de Iruñea ha presentado el Proyecto Engage/Compromiso pidiendo a la ciudadanía compromiso contra el cambio climático, cosa que ella no lleva adelante. Empresas que se han adherido a ese proyecto son algunas de las que con su actividad emiten millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. También aparecen los sindicatos mayoritarios en un acto de hipocresía ambiental, particulares que no saben dar un paso sin emplear el coche y que jamás se han significado por el medio ambiente. Proyectos sin contenido como Plan Energético, Plan de Ciclabilidad, etcétera, pretenden dar imagen, lo mismo que las actividades lúdicas que en este día organiza el Ayuntamiento en la calle, pero sigue sin aprobarse el Plan Director de Gestión, Normativas técnicas y Ordenanzas de zonas verdes y arbolado. Los proyectos de Barcina megalómanos, insostenibles y destructores prueban cuanto decimos… Los más recientes, la prevista destrucción ambiental de Arantzadi o el aparcamiento subterráneo en la plaza Santa Ana.

También el Gobierno de Navarra nos demuestra a diario que no es precisamente el medio ambiente su mayor preocupación. Proyectos, entre otros, como Moderna, el III Plan Energético de Navarra con horizonte en 2020, el Plan de Residuos, el Plan sobre el Cambio Climático… van en dirección contraria a las exigencias de sostenibilidad. En la misma dirección se encuadran actuaciones como la central térmica de Hidrocantábrico en Castejón, el TAV, las agresiones en el LIC/ZEC Monte Alduide, la incineración en la cementera de Olazti, etcétera. Todo esto jaleado por los sindicatos mayoritarios y con la complicidad de quienes les han venido apoyando. El medio ambiente, lo mismo que el territorio, no deberían ser como hasta ahora, objetos de negocio. La vida es demasiado importante y choca frontalmente con esos objetivos inconfesables que nos lleva directamente al abismo.

Negros nubarrones nos amenazan a diario diciéndonos que no vamos por el camino correcto y que se acorta el tiempo para rectificar. Deberíamos crear entre todos un nuevo paradigma que supere al actual de crecimiento y desarrollo ininterrumpido del sistema económico vigente y que pone en peligro los sistemas que sustentan la vida en la Tierra. Nos lo exigen nuestros descendientes y la ética personal como seres humanos que somos y que estamos de paso en este planeta.

 

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua