Estropadak y Regata Storica

Anteayer, primer domingo de septiembre, se celebraron, como viene siendo desde hace muchísimos años en Donostia y Venezia sobre las aguas que formalizan dos de los paisajes naturales y urbanos más hermosos del mundo, unos acontecimientos histórico-deportivos muy similares, de grandísima belleza y enorme interés popular: estropadak o regata de traineras, y la Regata Storica, respectivamente.

Ambas conmemoraciones, actualmente convertidas en fiestas-espectáculo de extraordinaria preciosidad plástica, atraen a un numerosísimo público, que supera los ámbitos de dichas ciudades, teniendo una trascendencia muy amplia debido a los medios de difusión y a la edición de unos magníficos carteles de gran calidad artística, sobre todo en el caso veneciano muy cotizados, basándose en la rica documentación histórica e iconográfica alusiva al tradicional festejo.

Los dos efemérides son expresión de la identidad socioeconómica, etnográfica y urbanística propias de las singularidades diferenciadoras de Euskal Herria y de lo que fue la Serenissima Republica di Venezia. Asimismo, cierran el ciclo anual de actos que se inician con la Danborrada, Caldereros, Ihauteriak en Donostia, y Carnevale en el melancólico invierno, la Sensa en la brillante primavera y el Redentore en el bullicioso verano en Venezia.

Los festivales de cine, la Mostra y el Zinemaldia, una gastronomía abundante en pescado, y una cierta relación entre los colores azul y blanco, vertical en la camiseta de la Real Sociedad, y horizontal en la maglia de los gondoleros, son otras similitudes entre estas dos bellísimas ciudades, puertas atlánticas y adriáticas, que bien pudieran hermanarse para estrechar los conocimientos y relaciones mutuas.

El elemento fundamental que origina y asemeja ambas exhibiciones es la embarcación. La trainera, embarcación de madera creada inicialmente para la pesca de anchoas y sardinas hasta que la aparición del vapor aplicado a la navegación, el mismo recurso que en 1885 arrinconó a la góndola como transporte en beneficio del vaporetto, dejó en desuso estas embarcaciones hacia 1910. El objetivo de llegar primero al banco de pesca y el retorno lo más rápido posible al puerto para una ventajosa venta del pescado en la subasta, propició que la velocidad generada por la competividad entre tripulaciones, impusiera el diseño adecuado de las mismas.

La posibilidad de organizar espectáculos deportivos autóctonos y que fuesen atractivos para los veraneantes de la época, hizo que en 1879 el Ayuntamiento de Donostia invitara a participar el primer domingo de septiembre, aprovechando las mareas vivas, a tripulaciones que ya antes habían competido en desafíos con enorme espectacularidad y rivalidad. Las traineras actuales, concebidas para competir desde 1920, tienen sus medidas reguladas, 12 metros de eslora y 1,80 de manga, constituidas por 26 costillas y fabricadas al igual que las góndolas artesanalmente por poquísimos maestros carpinteros de gran experiencia. El atractivo de la competición, basada en la rivalidad entre arraunlaris de diferentes pueblos, con su esfuerzo humano, colorido diferenciador, animación y el acompañamiento de todo tipo de embarcaciones que cierran el final de la regata el segundo domingo en la Concha, es de enorme belleza y tan sobradamente conocido que no requieren mayor descripción.

La góndola, refinadísima obra de carpintería naval construida con lógica sabiduría y funcionalidad, de 10,85 metros de longitud y 1,42 m. de anchura, asimétrica, constituida por 280 piezas de madera con una serie de relaciones métrico-constructivas admirable, hecha para ser dirigida por un solo bogador como medio de transporte privado sobre el agua, a utilizar en la laguna, el Canal Grande y los ríos, fue estandarizada hacia 1890. En el siglo XVII, época de mayor esplendor, llegó a haber unas 4.000, con una capacidad de transporte de hasta seis personas, todas de color negro desde 1562; actualmente quedan unas 400 que se utilizan para servicios turísticos y algunas para los traghetti, servicio regular de cruce de los canales.

La Regata Storica desarrollada en una ciudad repleta de historia, cultura y tradiciones, es un rito en el que Venezia se encuentra a sí misma, conmemora su imagen y su lugar en la civilización humana. La primera regata de la que se tienen noticias es de 1274, una competición popular que respondía a la imperiosidad de adiestrar hombres a las necesidades de navegación de una ciudad-república que vivía del mar. Como espectáculo fue organizado para celebrar la llegada de visitantes ilustres al Palazzo Ducale por las jerarquías locales y aparece en numerosísimos cuadros, ilustraciones y referencias de todo tipo desde el siglo XV. Desde 1920 se estableció en el primer domingo de septiembre.

A lo largo del Canal Grande, se escenifica con una liturgia muy ceremoniosa y fastuosa la celebración del cortejo histórico, integrado por embarcaciones de desfile construidas según modelos antiguos del siglo XVIII: la Bissona, de 18 remos, las Bissone, de ocho, y Ballotine, de cuatro, con bogadores vestidos de época e interpretando sones musicales y rodeadas de todo tipo de barcas. Es un inicio bellísimo, como todas las fiestas populares italianas, en general, y las venezianas, particularmente. Posteriormente se desarrollan las regatas competitivas, de acuerdo al tipo de barca y sus remeros en este orden: pupparini, regata de los jóvenes; mascarete, de mujeres, con una gran tradición desde 1493; caorline, tipo de barca dedicada a la pesca y transporte de productos hortifrutícolas, con seis bogadores de pie; y regata de gondolini, la más competitiva de ellas, se realiza en gondolino, embarcación hecha exclusivamente para este acontecimiento desde 1825 con el fin de darle más espectacularidad, de 10,50 metros y 1,10 de anchura en el centro para dos remeros de pie.

Las cuatro regatas agrupan a los mejores bogadores de cada uno de los barrios (sestieri) de Venezia, que en creencia popular están representados en los seis dientes del característico ferry de la proa de las góndolas.

Parten tras el hilo de salida (spagheto) hasta un palo hincado en medio del canal (paleto) en torno al cual giran, como la ciaboga, y regresan una parte del trayecto, concretamente hasta el palacio Ca’Foscari. Los vencedores recibirán, además del premio, una bandera roja. Posteriormente el tercer domingo se celebrará la regata de Burano, considerada como el desquite de la de Venezia.

Coincidiendo con tan emotivas conmemoraciones merecería la ocasión y solicito a nuestras autoridades culturales, la posibilidad de intercambiar las transmisiones entre la RAI y ETB, con el fin de difundir estos aspectos de la singularidad y riqueza cultural autóctona del pueblo vasco, poco conocidas y que no se han sabido propagar fuera de Euskal Herria. Abundando en esta voluntad parecería interesante que en otros años se gestionase la presencia de algunas referencias de la Regata Storica, con aportaciones artísticas, musicales, gastronómicos… en el segundo domingo de septiembre como invitados de honor a la Bandera de La Concha de Donostiako Estropadak.

 

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2011/09/06/opinion/tribuna-abierta/estropadak-y-regata-storica