Hoy no es fiesta

Hoy 12 de octubre, festividad de Arixo, Pilar, Zutoia, es miércoles, un día como otro cualquiera. Lo inconcebible todavía es que en Hegoalde no sea una jornada laborable, obligándonos a “celebrar” la fiesta nacional de España, su raza y la Hispanidad, un genocidio contra la humanidad. Los adictos a esta conmemoración que indaguen en naciones y culturas de América del Sur y otros continentes donde llegaron aquellos salvajes invasores españoles, con la ayuda de algunos vascos a los que todavía hoy alguien honra, quienes con la criminal espada y la fanática cruz asesinaron a millares de inocentes nativos. Como en la actualidad hacen los Estados Unidos de América del Norte, Gran Bretaña y demás cómplices aliados en Irak y Afganistán, e Israel en Palestina. El día más denigrante del año.

En Euskal Herria soportamos desde hace demasiado tiempo un infame calendario español contemplado en la normativa básica de obligatoria aplicación por todas las comunidades autónomas (Real Decreto 2001/1983) que nos impone a muchos pero no a todos, a tener que rememorar hechos o episodios que nos resultan absurdos, extraños cuando no odiosos. Hoy, es uno de ellos. Deben excluirse aquellos municipios y barrios que al estar bajo una supuesta advocación santoral perpetúan su tradición festiva.

Ya es extraño que seamos una de las pocas naciones en el mundo que no tienen patrón ni patrona, si es que se necesitan. Por tanto, quizá sea hora de consensuar unos, con profundo arraigo, entre los diferentes territorios. Pero es una reiterada vergüenza que en la confección del calendario laboral, el mismo de España con algún leve matiz regional, cada año se caiga en los mismos errores y atropellos: 6 de enero, la mal llamada Semana Santa, 25 de julio, 12 de octubre, 6 y 8 de diciembre. La citada normativa básica prevé que se puede optar entre el 19 de marzo y el 25 de julio. Estamos sometidos a conmemorar las festividades y tópicos de uno de los estados vecinos.

Hace años que Eusko Jaurlaritza se debía haber preocupado por estos aspectos de representatividad e imagen, ya que las fiestas de un país constituyen también un símbolo de identidad, realizando un adecuado reparto que, sin mermar el número total de días de descanso, ofrezca un aspecto más europeo y menos bananero. Incomprensiblemente, los sucesivos gobiernos no han tenido el menor reparo en proponer y decretar un calendario con las mismas celebraciones y fiestas de una nación que continuamente nos reprime globalmente. Es vergonzoso tener que soportar otra muestra más de imperialismo socio-identitario sin apenas reacción.

El calendario festivo se organiza con las conmemoraciones diversas que ofrece el ciclo anual, basadas en ritos religiosos algunos de rango muy generalizado, en celebraciones sociales de la humanidad, otras de procedencia y tradición histórica de santorales y festividades locales diversas, constituyendo el repertorio que anualmente se remodela y acuerda para cumplir los derechos laborales vigentes.

En Kulturaren Euskal Plana de todo esto por supuesto no se habla nada, porque no interesa ni produce réditos. Una parte de la cultura de un país lo forma el patrimonio inmaterial como integrante de la identidad, que recoge costumbres tradicionales y populares por lo que se deben regular las condiciones para que estas celebraciones propias sean declaradas fiestas de interés nacional.

Pero debe llegar ya el día que reviente y se solucione esta larga y humillante claudicación ante la que el complaciente silencio colectivo no percibe la enorme perdida de autoestima que significa. La autodeterminación, y por supuesto la independencia, implican irreversiblemente la posesión de un calendario propio sintomático de nuestra condición de pueblo singular, en consonancia con Europa pero no por fuerza con España. Hay que desterrar inmediata y fulminante estas vejatorias conmemoraciones. Los sindicatos abertzales mayoritarios  ELA y LAB ¿por qué no se pronuncian con más contundencia? Lo mismo que en las huelgas hay piquetes informativos que obligan a cerrar establecimientos, hoy deberían salir piquetes de dignidad nacional que exigieran la apertura de administraciones, empresas, comercios, etc.

Coherentemente con mi ideología hoy trabajaré con la dedicación habitual como un día cualquiera, quizá incluso más todavía y por desgracia percibiré con estupefacción como muchos que se declaran de pensamiento abertzale, no responderán a las llamadas de teléfono y sus ayuntamientos, oficinas y locales estarán cerrados. Es más, incluso si alguien me encarga hoy cualquier tipo de proyecto le atenderé con inmediatez, interés e ilusión y le haré un buen descuento, para que otro día de festividad propia de Euskal Herria lo pueda celebrar como corresponde. Esta promoción es válida también para el resto de los días de agravio citados.

Ser vasco, todavía comporta muchísimos sacrificios y no podemos congruentemente rechazar a España y abrazarnos a su ideología, sus patrones, sus fiestas. Somos más vascos cuanto menos español seamos.

 

http://www.izaronews.info/euskadi/2011/opinion/7996