Crear riqueza sin destruir el Medio Ambiente

En los últimos 30 años se ha acelerado la contaminación que afecta a la Madre Tierra y como consecuencia a las especies que en ella nos da cobijo. Los humanos nos hemos convertido en una terrible amenaza para el medio ambiente y la sostenibilidad. A diario nos empeñamos en contaminar el aire, el agua, la tierra y los diferentes hábitats, a la vez que reducimos peligrosamente la biodiversidad, los bosques y especies en extinción.

Lo política depredadora del «destruye y contamina mientras puedas» ha invadido todos los rincones del Planeta, poniendo en peligro los sistemas que hacen posible la vida. El homo sapiens ha dado paso al homo consumer, generador de la tragedia planetaria.

Mucho tiene que ver el mal llamado «progreso y desarrollo» que da coartada perfecta al saqueo de recursos y deterioro ambiental sistematizado, cuando deberíamos tomar medidas individuales y colectivas para lograr un cambio cultural y estructural en esta sociedad, donde resulta más lucrativo destruir el Planeta que preservarlo.

En nuestra comunidad, tenemos principalmente tres problemas ambientales de primera magnitud. El Tren de Alta Velocidad, la mina a cielo abierto de Magnesita en Zilbeti y la incineración de residuos peligrosos en la Cementera de Pórtland de Olazti. En los tres casos el Gobierno de Navarra y otros argumentan favorablemente por la repercusión que esos proyectos tienen para los puestos de trabajo. También UGT y CCOO los apoyan incondicionalmente a sabiendas de que contaminan y agreden al medio ambiente, poniendo en peligro a la ciudadanía, a los propios trabajadores y a futuras generaciones.

La Alta Velocidad que nos imponen ha quedado demostrado que no responde a criterios colectivos, sino a intereses políticos y económicos de sectores interesados en la construcción. Tampoco solucionará el grave problema de tráfico de mercancías y el costo resulta inasumible en época de crisis. La ciudadanía cada vez más reclama «el dinero del TAV para gasto social».

La instalación de la mina de MAGNA en Zilbeti dentro del LIC/ZEC Monte Alduide, resulta un despropósito imposible de comprender. Pensemos que solamente en el Monte Lengua Acotada se talarán alrededor de 100.000 hayas y que existen especies protegidas que se verán afectadas. Por otra parte, ¿para qué sirve proteger nuestros espacios naturales si esa protección no se cumple?

El proyecto de  incineración en la Cementera de Olazti y en el futuro -si no la paramos- en la nueva incineradora que recoge el PIGRN, no cumplen los principios de Directiva Marco Europea de reducir, reciclar y reutilizar. Tampoco con el de prevención, dado que las emisiones de la combustión emite inevitablemente a la atmósfera -independientemente de la tecnología adoptada- miles de sustancias contaminantes. De estas sustancias sólo el 10-20%  son conocidas. Entre ellas están las peligrosísimas dioxinas – son disruptores endocrinos y cancerígenos-, furanos y micropartículas; todas ellas contaminadoras del agua, la tierra y se introducen en el cuerpo humano a través de la cadena trófica.

Todos estos disparates ambientales se pueden y deben parar y a así lo ha entendido la ciudadanía, movilizándose ante semejantes agresiones ambientales. Ese es el camino a seguir si es que valoramos la salud y el medio ambiente por encima de la codicia de unos Empresarios, Sindicatos y Gobierno sin conciencia.