Tirar la piedra y esconder la mano

El surrealista gobierno de Navarra, formado por UPN (socio del PP, que está en la oposición) y PSOE (que está empeñado en creerse y hacernos creer que está a la vez en el gobierno y en la oposición) ha vuelto a hacer una de las suyas. Tras varios años de preparación y realización de actos oficiales para celebrar el aniversario de la conquista de 1512, ahora afirman que “la historia de Navarra nunca debe ser utilizada para enfrentar a los navarros”. Que es, precisamente, lo que llevan haciendo desde que parieron la absurda idea de crear una comisión para festejar el quinto centenario de la invasión española.

¿Quién en su sano juicio celebra haber sido conquistado? ¿Se imagina alguien la celebración del aniversario de una violación por parte de la víctima? Pues los navarrrrrrrristas de las muchas erres y poca sustancia, por lo visto sí. ¡Y navarra siempre p’alante!

Tras años de congresillos, comilonas, publicaciones y todo tipo de conchabeos entre colegas de la cuerda, disfrazados, eso sí, de esfuerzo intelectual académico y plural, ahora se descuelgan con esta llamada a desdramatizar el asunto. Después de imponer durante tanto tiempo la falsedad de que Navarra se unió libre y voluntariamente a España mediante un fabuloso pacto, ahora, incapaces de mantener semejante barbaridad frente a las evidencias de una brutal conquista militar a sangre y fuego, se repliegan y nos invitan a no hacer leña del árbol caído.

Así entienden el debate los españolistas: si no pueden hacer trampas ya no les interesa. Mientras hacían tragar a la gente por la fuerza su versión oficial no repararon en la conveniencia de evitar divisiones. Ahora, mientras se baten en retirada, han cambiado de actitud: mejor prestar atención a otros temas.

Ha llegado 2012 y el debate no se está produciendo en los términos que esperaban. Ya nadie se atreve a negar que lo ocurrido en 1512 y los años siguientes fue una conquista. Además, con la que está cayendo, con una España empeñada en mantenernos abrazados a ella en su caída por el precipicio, ya no vale recurrir a las ventajas de la “españolidad del bienestar”. Nos conquistaron y 500 años después, siguen decididos a arruinarnos. No son buenos tiempos para vender la marca España, no es de extrañar que hasta ellos se hayan dado cuenta.

Así que ahora toca tirar la piedra y esconder la mano. Pero no va colar. Porque pese a sus palabras siguen decididos a festejar la conquista y sacar del baúl el rollo rancio y casposo de los cristianos contra los moros, las Navas de Tolosa y las dichosas cadenas del escudo navarro.

Vamos a hablar, y mucho, de 1512, de la conquista, de todas las violencias que cometieron y de los colaboracionistas que ayudaron a los invasores, claro que sí. Pero, sobre todo, porque esta no es una cuestión de nostalgia, vamos a hablar de las consecuencias de aquella invasión, de las que vivimos cada día, y de la necesidad de construir cuanto antes nuestro propio estado. Y esto sí que les duele.

Es un poco tarde para querer pasar de puntillas sobre este aniversario. La discusión está sobre la mesa y, por si alguien no se ha dado cuenta todavía, no es una pugna sobre el pasado, sino una batalla por el futuro.


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