En pasado, presente y a futuro

COMO recordarás Fernando, casi somos vecinos de pueblos, nos encontramos en multitud de ocasiones en el AGN durante las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. Hoy nos vemos mucho menos, pero creo que nos leemos uno al otro, yo al menos sí leo tus artículos.

Recientemente (DIARIO DE NOTICIAS 2 de junio) he visto un artículo tuyo en el que denominas «nuevo status político institucional en el seno de la monarquía hispánica» basándolo en que hubo vida más allá de 1521, cuando tal nominación resulta sobrada de alabanza a lo que fue la colonización dura y amarga de Navarra, ocupada por un Ejército durante siglos, en base a la formación del soñado imperio, creado y mantenido con toda falta de escrúpulos.

Verdad es que a todos los autores de historia nos influye la visión política que mantenemos (pero como Lacarra y otros autores anteriores y posteriores, entiendo que la asepsia del ideal político del escritor es imposible), y así creo que te ha influido a ti también, al hablar de «actual pan-navarrismo soberanista y vasquista… en su interpretación radical… Estado navarro inmaculado… patriotismo inequívoco…». Aunque apartado de la política partidista, me siento aludido en estos términos, que sin ironía pueden ser comunes a cualquiera de los navarros o demás vascos, según he venido declarándome a través de mis libros y obras, siempre movido por el afán investigador en la búsqueda de relatar precisiones reales de los hechos ocurridos.

Mis investigaciones no han tenido ámbito ni eco en la enseñanza de ese medio que depende del «status político institucional en el seno de la monarquía hispánica», y que viene desarrollando una única política de enseñanza, basada en falsedades como la unión de igual a igual, de reino mantenido de por sí, de respeto a nuestros derechos…, Falsedades programadas y nunca puestas a debate, y menos en medios de la enseñanza que pagamos todos, pero donde se prima la educación sobre los postulados por el status ya mencionado, expandido a través de las versiones oficiales.

Conoces mis obras con las que he recorrido históricamente todas las épocas de Navarra. Y me he atenido en todas ellas lo más cercano a la verdad y datos encontrados y contrastados, y hoy debatidos públicamente como nunca. ¿Es mejor, más sincera y más clara la situación anterior que la actual donde se debaten las diferentes lecturas?

Nadie sueña con panegíricos míticos (en ese aspecto no se puede competir con los esquemas montados por el Estado para su beneficio), sino que se trata de hacer el recorrido a la inversa; es decir, si con falsedades, se ha logrado convertir el Estado navarro en provincia, demandar el Estado propio, buscando la separación democrática y voluntaria. Solo unos apuntes más, aclarando aspectos equívocos.

a) En mi caso concreto, no es que pretenda «presentar el proceso de conquista como ilegal, coercitivo y violento»; es que fue así.

b) «Las relaciones entre el reino navarro y la monarquía española en términos de pactismo bilateral… consiguiendo logros nada despreciables», no existieron, y lo de logros obtenidos a través del pactismo, ni se dieron ni hubo otros procesos que los que condujeron a abrir los caminos del paso de Reyno de Navarra a provincia de España.

c) Es una total aberración mantener que se consiguió «logros en el terreno de las realidades institucionales, ciertamente trascendentales».

d) «El nuevo marco político institucional en el que se desenvolvió el ReYno de Navarra a partir de 1512 dio lugar a la introducción de diferentes innovaciones… por un desarrollo mucho más profundo que el registrado hasta entonces por instituciones ya existentes de gran importancia tales como las Cortes …». Yo al menos no puedo aportar ninguna.

e) El surgimiento de la Diputación permanente fue un recurso ante la imposibilidad de obtener los permisos para reunir las Cortes y resolver los continuos problemas que no eran atendidos.

f) Afirmar que «El ordenamiento institucional navarro de principios del siglo XVI era bastante inferior al de los territorios de la Corona de Aragón» hay que asentarlo en base al momento anterior a la conquista, y no a posteriori, cuando las facultades de las Cortes ya habían sido limitadas.

g) Inconcebible también defender que «Tampoco hay que olvidar que el periodo abierto tras 1512 se caracterizó por una gran actividad creativa también en el aspecto doctrinal».

h) «Las instituciones navarras, cada vez con más poder reclamatorio por las mayores competencias conseguidas por las Cortes o por la Diputación…, protagonizaron una relectura vivificante de las disposiciones del Fuero general en una continua lectura dúctil». Afirmación errónea y equívoca cuando menos.

En fin, podría continuar así deshaciendo los argumentos que, partiendo de la existencia de soberanías limitadas, elementos de diferenciación, se fabula: «se alzó una propuesta particularista que subrayaba que, tras 1512, Navarra era un reino diferenciado de Castilla, insistiendo en el carácter de principalidad o entre iguales de la unión del reino navarro con el castellano después de aquella fecha, fundamentándose en un concepto de soberanía limitada de la autoridad, regía a causa de la obligación de esta de contar con el consenso de las Cortes navarras». La frase es más para una novela que para un capítulo de historia veraz.

Espero que tantas diferencias y tan profundas puedan ser reducidas a base de las nuevas investigaciones que van haciéndose, huyendo de las interpretaciones proporcionadas por las versiones oficiales o para-oficiales.

A propósito, en el libro que hace 18 años me publicó DIARIO DE NOTICIAS (100 años de Gamazada), se puede apreciar cómo es combinable el rechazo al falso pactismo con los merecidos elogios al síndico de las Cortes Ángel Sagaseta de Ilurdoz.

 

* Autor de ‘Fernando el falsario. Imposturas sobre la conquista de Navarra’

 

http://www.noticiasdenavarra.com/2012/06/06/opinion/colaboracion/en-pasado-presente-y-a-futuro