La toma de Pamplona, la usurpación de la soberanía y el Parlamento Navarro

Tales días como estos, en el año 1512, el Reino de Navarra era invadido militarmente por los ejércitos extranjeros de Castilla y de Aragón, y la capital del Reino cercada y cruelmente amenazada para su sometimiento.

Ante la magnitud de las fuerzas ocupantes y la vesania de sus intenciones, el pueblo no tuvo otra alternativa razonable que la rendición, sin lograr tan siquiera que le fueran reconocidas las mínimas garantías, pues así lo imponía por la fuerza el conquistador.

Y por eso el 25 de julio muchos navarros pondremos nuestra bandera con crespón negro en el balcón.

Al pueblo castellano aquella misma maquiavélica dinastía le hacía algo parecido solo unos años después por defender sus derechos y su soberanía, viendo rodar las cabezas de los comuneros en Villalar por orden de su emperador, pero las Cortes y el Gobierno de Castilla León siguen asistiendo cada año, el 23 de abril, a conmemorar la tragedia y reivindicar el honor de sus capitanes Bravo, Padilla y Maldonado.

En Catalunya, cada 13 de septiembre (la Diada) siguen reuniéndose gobernantes y oposición, todos a una, en homenaje a Rafael de Casanovas, defensor de Barcelona frente a los que no tardaron en lanzar los decretos de Nueva Planta, que privó a los catalanes de sus constituciones propias, de sus fueros, sometiéndolos al derecho castellano.

Igual que en Valencia se sigue recordando popularmente con dolor la batalla de Almansa frente al centralismo Borbónico: «Quan el mal ve d’Almansa, a tots alcança» (Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza), o «De ponent, ni vent ni gent» (De poniente, ni viento ni gente).

Pero en Navarra, la que según dice su presidenta «es la sede de la soberanía de los navarros»(aunque no hayamos podido votar ni nuestro amejoramiento), ni tan siquiera el poder Ejecutivo parece que promocione ni asista a ningún acto popular reprobando aquellos hechos, ni homenajeando a quienes dieron sus vidas y su patrimonio por defender los derechos legítimos de Navarra, su cultura y su soberanía.

Más bien al contrario, es solo a Ignacio de Loiola, capitán de los conquistadores castellanos, a quien, de aquella gran cantidad de actores, se le dedica un monumento en nuestra capital.

 

http://www.noticiasdenavarra.com/2012/07/26/opinion/cartas-al-director/la-toma-de-pamplona-la-usurpacion-de-la-soberania-y-el-parlamento-navarro