Entrevista: Aitor Pescador

«La mayoría silenciosa de los navarros debió de sufrir de una manera terrible a partir de julio de 1512»

 

‘1512. El año de la guerra’ es el título del segundo volumen de la colección editada por Pamiela y DIARIO DE NOTICIAS, colección que arrancó el pasado domingo con gran éxito, agotando prácticamente la primera edición. El libro se distribuye el domingo conjuntamente con el periódico

 

El escritor e historiador navarro Aitor Pescador.

 

PAMPLONA. Aunque el hecho principal fue la conquista, 1512 fue un año muy duro para los navarros. ¿Cómo vivió el Reino el año de la guerra?

 

Desgraciadamente en la mayoría de los casos contamos con escasos datos sobre los navarros de a pie. La mayoría silenciosa debió de sufrir de una manera terrible a partir de julio de 1512. La llegada de tropas castellanas cercenó de raíz todo el proyecto de reformas iniciado por los reyes Juan y Catalina, convirtiendo a Navarra en un escenario bélico. Podemos imaginar cómo sufrieron los pueblos el paso de los ejércitos, los saqueos provocados por las tropas castellanas en aquellas tierras que se resistieron a la conquista (Tudela, Estella o Baja Navarra por ejemplo), pero también la rapiña provocada en toda la cuenca de Pamplona durante el asedio de la ciudad por parte de los asaltantes y los asediados.

 

¿Cuáles fueron los principales acontecimientos y sucesos que se sucedieron tras la invasión de las tropas castellanas?

 

No todo fue tan rápido como se ha querido mostrar desde la historiografía española. No fue un veni, vidi, vici, y eso queda claro en el libro. Muy al contrario, Juan III se replegó para conformar un ejército capaz de enfrentarse al del duque de Alba, mientras varios núcleos, como Estella, Tudela o Miranda de Arga, se resistían en el interior del reino. Finalmente, todo el destino de la campaña se puso en el asedio de Pamplona, pues ambos contendientes tenían muy claro que la capital era la llave del Reino.

 

Destaca como hecho relevante la actitud del duque de Alba tras el control de Pamplona. ¿Cuál fue y por qué resultó tan relevante?

 

El duque de Alba era un militar experto y lo demostró en todo momento. Supo salir de la celada que le habían preparado en la Baja Navarra y alcanzar Pamplona horas antes de la llegada de Juan III. En el libro se explica cómo se carteaba con Fernando y con el duque de Nájera, pues el asedio a Pamplona era muy permeable. En sus cartas demuestra con qué seguridad sabía que Pamplona no caería y los propios cronistas castellanos nos muestran cuáles fueron sus hábiles maniobras durante el asedio.

 

Durante ese año se sucedieron numerosas micro batallas alrededor de Pamplona. ¿Cómo fueron y cuál fue su importancia en el conflicto? ¿Alguna tuvo posibilidad de triunfar o, al menos, de ejercer como germen para un levantamiento mayor?

 

El problema es que la gente piensa que el asedio de Pamplona era el objetivo inicial de Juan III y no fue así. La idea era la de adelantar al duque de Alba y tomarlo por la espalda mientras se retiraba de Donibane Garazi, pero todo salió mal. El asedio fue la consecuencia de este error. Hay que imaginar la situación, con la Cuenca de Pamplona tomada por las tropas de Juan III y su aliado francés, pero viéndose incapacitada para evitar la presencia de tropas castellanas en las cercanías. Hay momentos en los que no se sabe de qué lado está un pueblo o un valle, porque los golpes de mano eran constantes. La pasividad casi de inicio de las tropas francesas da a entender que la toma de Pamplona iba a ser muy difícil, pero ahí estuvo el intento del 27 de noviembre, donde los navarros encabezaron el asalto a la ciudad…

 

¿En qué situación quedó la Baja Navarra tras la conquista?

 

La Baja Navarra quedó en teoría bajo dominio castellano. Pero una cosa era la teoría y otra la práctica. Los propios documentos de la época nos demuestran que los castellanos no tenían muchas ganas de andar por aquellas tierras tan peligrosas para ellos. En todo caso la guerra había hecho mucha mella en todo el territorio, no hay que olvidar, por ejemplo, que el valle de Garriz fue arrasado por las tropas castellanas con el objetivo de amedrentar al resto de las poblaciones cercanas. Una acción que en el siglo XXI hubiese sido tildada de masacre.

 

¿Por qué define como confusa la actitud de los navarros tras la conquista?

 

Es lógico cuando uno se da cuenta de que en aquella época las noticias llegaban a través de mensajeros o de testigos presenciales, con lo que todo tenía muchos matices. El propio Fernando fue el más interesado en generar esta confusión para así avanzar en su proyecto de conquista. El rey Juan no sabía si Fernando había venido a tomar seguridades o si su idea era otra. Lo mismo les pasó a muchos de los nobles navarros, que de inicio no tenían nada claro cuál era el objetivo que buscaba el rey de Aragón, pues en todo momento se les ha venido refiriendo que la idea era pasar por Navarra para atacar Gascuña. Por otra parte algunos de los navarros más importantes jugaron inicialmente papeles muy ambiguos. Por ejemplo, el conde de Santesteban, quien se mostró fiel a Juan y Catalina, y sin embargo se encargó de cortocircuitar las comunicaciones entre Tudela y Lumbier, donde se encontraba el rey. Hubo una desconfianza general. Los del valle de Guesálaz, por ejemplo, acusaron a los de Pamplona de traidores tras entregarse al duque de Alba. A todo esto hay que añadir que Fernando se encargó de ser muy generoso con aquellos que le juraban fidelidad, con lo que muchos navarros tuvieron la duda de si ir a Logroño a hincar la rodilla o jugársela apoyando a su rey legítimo.

 

¿Cuáles fueron las claves de la negociación entre el duque de Alba y Juan III, y en qué radica la importancia de estas negociaciones?

 

Hay muchas cuestiones como esta que se aclaran en el libro, pues la gente o las desconoce o se las han explicado a medias. Lo interesante es que durante julio y agosto Juan III negoció con el duque de Alba una solución diplomática para el conflicto, sin entender todavía que Fernando no tenía intención de devolverle el reino. En realidad el aragonés estaba ganando tiempo a la espera de que le llegasen las bulas de excomunión de los reyes de Navarra. Un elemento curioso de las negociaciones fue la exigencia de los castellanos de que el rey de Navarra disolviese las tropas que estaba acantonando en Lumbier, lo que nos demuestra su clara intención de defender el reino desde un principio.

 

¿Sigue habiendo muchos mitos en torno a la conquista de Navarra?

 

Sobre todo lo que hay son medias verdades, que son más peligrosas que las mentiras. Por eso el objetivo fundamental de este libro es el de acercar al lector interesado un trabajo de fácil lectura y comprensión. A la historiografía española le ha costado mucho tiempo reconocer el hecho de la conquista y en cuanto lo ha hecho ha buscado un lenguaje adecuado para suavizar al máximo posible un acto tan violento como el de una invasión militar. Por ello se puede ver cómo todavía se habla de que no hubo casi resistencia, evidentemente falso, pues la guerra duró hasta 1524, o que Navarra se benefició a nivel económico gracias a la conquista sin dar datos reales de lo afirmado. El lenguaje también es un elemento muy a tener en cuenta, como por ejemplo cuando se afirma que Juan III «huyó» de Pamplona en julio, como dando a entender que era un cobarde. No, el rey de Navarra se retiró a Lumbier a sabiendas de que se acercaba un ejército de 14.000 hombres, que las murallas de Pamplona estaban en un estado lamentable, que carecía prácticamente de tropas dentro de la capital y que muchos de los habitantes de la ciudad podían abrir las puertas a los invasores. Hay una gran diferencia entre huir y retirarse. Otro elemento llamativo es la obsesión de algunos autores contemporáneos por denominar al ejército de invasión como ejército «vascongado» o «vasco-castellano», perogrullada que queda aclarada en este trabajo.

 

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http://www.noticiasdenavarra.com/2012/10/06/ocio-y-cultura/cultura/la-mayoria-silenciosa-de-los-navarros-debio-de-sufrir-de-una-manera-terrible-a-partir-de-julio-de-1512