Me voy de la Unión Europea, no os aguanto

Hoy el bávaro Harald Martenstein me espera fuera, abrigado a la vera del bar, con el baso de vino en una mano y el cigarro en la otra. Está malhumorado, cabreado en este día de nieve en el que el horno no está para bollos. Y de inmediato me espeta:

Dentro de poco se va a prohibir en la Unión europea los cigarros mentolados que tanto le gustan a nuestro viejo canciller alemán Helmut Schmidt, ¿acaso más dañinos que los no mentolados? No. Además, la Unión Europea quiere prohibir todos los cigarros con un diámetro menor de 7´5 milímetros. Y que en todos los paquetes se destaque claramente esas insufribles imágenes deformadas de gente enferma. La argumentación se resume en: fumar es irracional.

En mi opinión tras estas medidas se esconde un nuevo concepto de Estado y sus funciones. Se ha vuelto un educador, no sólo debe regular la convivencia, defiende  también una forma de vida auténtica, hasta ahora especialidad de las dictaduras. El que no se prohíba fumar del todo se debe a que el Estado quiere seguir recaudando impuestos. A menudo los educadores son inconsecuentes, lo sé por propia experiencia. A nuestro hijo le damos a veces el chupete a sabiendas que no es bueno para los dientes, pero sí para que nos deje en paz. Con todo el chaval goza de unos bonitos dientes.

Me marcho de la Unión Europea, no la aguanto. Un tipo de gente entrometida, que continuamente me prescribe sin yo poder destituirles. Quisiera en el futuro seguir siendo libre, pasear por el monte de noche aun cuando resulte peligroso, poder calzar calcetines de lana sin motas antideslizantes y adentrarme nadando en el mar si me apetece,  libertad para bailar tres noches seguidas sin preocuparme demasiado de los problemas del corazón. Estoy en contra  de la cuota de juguetes de madera en las guarderías, que ahora intenta imponer la Comunidad Europea

Quiero comer las grasas y azúcares que me apetezca, quiero grita con todas mis fuerza si no hay nadie a mi lado, no quiero que esta maldita Comunidad Europea prohíba mañana  el Rioja en pro del Duero, quiero beber café a las mañanas  y a los mediodías y té por las noches. Y si  me apetece quiero que mi compañera me azote o me cuelgue de los dedos de los pies., son mis dedos y a la Unión Europea le importa  un carajo. Quiero vivir como me da la gana sin molestar a los demás.

¿El coste? ¿Que no queréis pagar por las enfermedades que me granjean mi libertad? ¿Preguntáis también a los pobres si deben solicitar ayuda social por haberse endeudado un tanto irracionalmente? Tranquilos, cuanto antes muera uno más barato resulta. Y es que la libertad es barata, caro son los cienañeros.

Un consejo por si queréis invertir de manera segura y racional vuestro dinero para la vejez: elegid una empresa que  fabrique cajas-envoltorios de paquetes de cigarros o aquellos antiguos bellos estuches de cuero. En Australia hace poco han introducido esos paquetes de tabaco con escenas vomitivas y se ha disparado el consumo. Esa cajetilla tan horrible se pude recubrir o envolver en la antigua de Marlboro.

Y el viejo canciller alemán, Helmut Schmidt,  que no se preocupe, que si es preciso contrabandearé los mentolados, que tanto le gustan, por la muga de Suiza.

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¡Harald, por la libertad cualquier cosa!

Publicado por Nabarralde-k argitaratua