El «25 o» el Athletic en su «Reino de Navarra»

De todos es sabido que el único equipo vasco con denominación en lingua navarrorum es el Osasuna, pero pocos saben, o quieren saber, que el único equipo navarro que juega exclusivamente con jugadores navarros es el Athletic de Bilbao.

Sin piques, ya sabemos que el fútbol es «un deporte», solo deporte, nada de «política». Al margen de lo que el fútbol es a la identidad y la política, y esta lo es respecto al fútbol «ese deporte aséptico donde los haya», es obvio que es espejo claro de ciertas contradicciones respecto a la «normalidad vigente española». ¿Por qué nunca ha jugado la selección española en la CAV o en la CFN? ¿Y la final de la Copa del Rey español? Hay ejemplos para dar y regalar, y demuestran que existe «algo más» . Por eso cuando Osasuna juega en el Reino de Navarra contra el Athletic, todas las referencias históricas bullen, van más allá de la mera confrontación deportiva, de la forofada incondicional. El derby vasco es un derby navarro, como cuando venían la Real, el Alavés o el Logroñés, y cuando juegan en la capital de Euskal Herria, lo hacen simbólicamente en el Reino de Navarra

Los beaumonteses del siglo XXI jibarizaron hace pocos años la grandeza histórica de lo que fue la entidad política soberana estatal de los vascos, el Reino de Navarra, denominando así al estadio de Osasuna. Pero este reduccionismo insultante, fiel reflejo de la pobre catadura intelectual y de la mala leche que les canta a ciertos cazurros ribereños, es explícitamentemente un recordatorio permanente de la existencia histórica de un estado, monárquico en aquellos tiempos, que nunca fue parte, ni tuvo denominación alguna vinculada a Castilla o España, hasta que fue invadido y ocupado.

El euskara no es oficial en la Navarra residual, pero Osasuna, en euskara, sí es oficialmente el primer club de la Navarra Foral. La CFN es más española que navarra, es una autonomía más del Reino de España, pero el estadio de Osasuna el Reino de Navarra es el bastión, tanto futbolístico como referencialmente histórico de la Navarra soberana, del Reino de Navarra que fue el Estado de los vascos. ¿Y el Athletic?

El Athletic es un símbolo para muchos bizkainos de Navarra y para otros muchos vascos, por su política única en Europa respecto al origen de sus jugadores, y su naturaleza como club social, que como Osasuna no es una empresa privada o Sociedad Anónima. Pero además, en el escudo del Athletic se representa la Iglesia de San Antón de Bilbao y el puente adyacente. Ambos fueron construidos con los restos de la torre de defensa que existió en el lugar, en defensa de los lindes del Reino de Navarra, al que por entonces (hasta 1200) pertenecía Bizkaia.

La «tontería» historiográfica genera una pequeña contradicción que desmiente la historiografía oficial que la mayoría de bizkaitarras y demás navarros occidentales y marítimos hemos aprendido a machamartillo desde hace siglos: Bizkaia nunca perteneció al Reino de Navarra y perteneció a Castilla por voluntad propia, o sea que todos somos españoles ya sea por lo civil como por lo militar.

Este histórico interés por desdibujar, redefinir y tergiversar la historia de los vascos con objeto de que sigan divididos territorialmente es ancestral. Desde que comenzó a perpetrarse la desmembración del Estado vasco en 1200, los vascos, todos los navarros, hemos estado divididos por un mismo eje entre soberanistas y colaboracionistas. Gamboinos y agramonteses contra oñacinos y beaumonteses, Aberri contra Comunión, Independentistas contra autonomistas y foralistas.

Borrar toda referencia histórica sobre la soberanía arrebatada y la territorialidad, es una obsesión clave para «normalizar» el España como proyecto Nacional, para que España pueda asentarse definitivamente sobre los territorios ocupados que aún intenta dominar y someter.

Los croatas, los flamencos, los escoceses… son muchos los ejemplos de naciones sin estado, o estados de reciente reconocimiento, que tienen y han tenido un orgulloso recurso con su memoria histórica, con la reivindicación de una estatalidad histórica, para argumentar en pleno siglo XXI, junto al deseo democrático popular, la necesidad de la recuperación estatal. Nadie niega la historia escocesa, su derecho a refrendar una consulta en 2010; nadie llama a Wallace terrorista, y pocos discuten sobre el fondo histórico del medievo croata o flamenco, aunque estos últimos no tengan un «gran recuerdo» de la ocupación española. Puede haber matices, variables discutibles, pero de raíz es obvio que hay un común denominador interpretativo: tuvieron una entidad jurídico política de su tiempo y nadie la niega ni discute.

Y si no la hubieran e hubiéramos tenido nada pasaría, ya que por encima de la historia, está la voluntad de los que actualmente vivimos y formamos la Croacia, Escocia o Euskal Herria del siglo XXI.

Pero en nuestro país es sistemático el negacionismo unionista, la tergiversación partidista e interesada de la historia de cierto autonomistas, el desconocimiento exacerbado de muchos actores y agentes políticos, sociales y sindicales claves, de los parámetros históricos que en devenir han generado nuestra actual sociedad. «Euskal Herria es un mito», «los navarros verán», o «por un alarde igualitario», son tres ejemplos claros de que por odio, interés o desconocimiento, nuestros referentes sociles públicos vive de espaldas a lo que fue nuestra Historia.

El próximo día 25 de Octubre, mientras los autonomistas protestan contra las Leyes españolas porque son «una alambrada» que hay que denunciar hasta en Europa, y a la vez apoyan los presupuestos del «jefe del campo de concentración», y mientras a la misma hora Falange regresa como predispone el ordenamiento jurídico vigente a reclamar más Lasas y Zabalas y otros 200 bombardeos de Gernika, entre pote y pote, esos sí, protegidos por las escuadras de seguridad negras que garantizan la Ley y el Orden…eso también, vigente, hay una convocatoria alternativa diferente, didáctica, contundente: el homenaje a los defensores navarros occidentales de Malmasin de 1200, organizado por NAFARROAKO BIZKAITARRAK

Suena a historicismo extemporaneo, pero es más actual que nunca. Los vascos y vascas, todos los navarros, tenemos una cita más para recuperar nuestra Historia hurtada, la verdadera. Conocerla, profundizar en ella, para asumir la navarridad política de todos los vascos, el «Euskadi Nafarroa da» que siempre debió ser. Dar testimonio de que efectivamente Euskal Herria es nuestra nación y Navarra fue el estado de los vascos, y de que queremos recuperarlo y tenemos derecho a ello, como los flamencos o los escoceses respectivamente. Por corazón y por responsabilidad. Por la necesidad imperiosa de un pueblo tan pequeño como el nuestro, de sobrevivir a estos tiempos de uniformización globalizante naciocida. Por justicia democrática, ya que a este pueblo se le niega la existencia y la palabra y es más evidente que nunca que la mayoría de los vascos queremos otro marco jurídico para poder ser libres y soberanos, en resumen, vascos.

Por eso os animo a participar en la II marcha a Malmasín que parte del Arenal de Bilbao este sabado 25 a las 10.30 de la mañana, y desde Basauri a la misma hora, con objeto de que conozcais in situ pasajes históricos clave que dibujan la navarridad de Bizkaia, como el origen de la simbólica Iglesia de San Antón y el puente, la linea de defensas navarras (Malmasin, Ganguren…) que protegían la ruta Bermeo (entonces capital de Bizkaia) con Gasteiz, y reivindicar a su vez, la urgente necesidad de recuperar nuestro estado europeo y el derecho a ello sin la coacción de nadie.

Y respecto al balompié, ese «deporte apolítico», mejor cabeza de ratón, que cola de León: ¡por una liga nacional propia y una selección nacional de Euskal Herria!